El corresponsal de LA NACION en Rosario recibió el premio anual de la Academia Nacional de Periodismo; “la democracia está condicionada y la violencia narco es un negocio”, alertó
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La Academia Nacional de Periodismo entregó ayer la Pluma de Honor a Germán de los Santos, corresponsal de LA NACION en Rosario, en un acto realizado en la Sala Cortázar de la Biblioteca Nacional. “Todos los periodistas corremos riesgos”, expresó el presidente de la Academia, Joaquín Morales Solá, a la vez que destacó “el ejemplo a seguir, por su valentía y profesionalismo” en el desempeño de la actividad del cronista premiado por su trayectoria e investigaciones sobre el avance del narcotráfico en la región.
“Hoy en Rosario, donde vivo y trabajo, todos estamos amenazados. Periodistas, jueces, fiscales, maestros, médicos, curas, pastores, empresarios. Parece exagerado, pero no lo es. Todos amenazados por un poder que parece superior en fuerza y en acciones al Estado. Esto nunca había ocurrido en la Argentina en el período democrático. No estamos preparados en el país para enfrentar el crimen organizado”, dijo De los Santos en su discurso de agradecimiento.
El coautor del libro Los Monos. Historia de la familia narco que transformó a Rosario en un infierno consideró que en el país “no se toma dimensión de lo que ocurre porque se cree que es un problema exclusivo” de la ciudad santafesina, por lo que pensarla “como una isla es un error conceptual”. De los Santos destacó que el crimen organizado y la violencia tienen un poder determinante hasta en lo electoral, lo cual es, a su entender, una problemática visible en la región. “Sucedió en las últimas elecciones en Chile, ocurre en la crisis de Ecuador, inciden en Perú, en Paraguay, Brasil y Uruguay. La democracia está condicionada y la violencia es un negocio”, remarcó. Y aportó ejemplos de ataques de bandas criminales en Santa Fe a medios de comunicación, como los atentados contra la televisión litoral de Rosario.
El periodista considera que el problema expone “la debilidad institucional que atraviesa la Argentina, con organizaciones criminales rústicas frente a un estado aún más precario”. Por ello, insistió en que el periodismo “debe estar ahí para hacer una labor muy simple y maravillosa: contar lo que sucede y meterse en las profundidades de ese terreno oscuro donde debemos darle luz”.
De los Santos piensa que, en este nuevo mundo para la comunicación, atravesado por las ventajas de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial “que amenaza con comerse todo, había que estar en el barrio Los Pumitas para contar esa historia que nos desgarraba”, apuntó en referencia a las condiciones de vida en el núcleo donde habitaba Máximo Gerez, de 12 años, asesinado mientras se dirigía hacia un quiosco junto a sus primos. “Eso no se puede hacer de otra manera que estando en el terreno”, aseguró.
En el acto se proyectaron imágenes de un video que destacó la trayectoria del periodista y se dedicó un reconocimiento a Graciela Fernández Meijide por su trayectoria como activista por la defensa de los derechos humanos. “No había pasado un año y medio del secuestro de su hijo Pablo cuando un día tomando un café, Graciela me dijo: ‘Sé que no voy a volver a ver a mi hijo nunca más, así que voy a cerrar todas las persianas de mi vida y me voy a dedicar exclusivamente a la de fensa de los derechos humanos’; esa promesa la cumplió”, destacó Morales Solá.
La ex diputada, senadora y ministra de 92 años se emocionó frente al reconocimiento. En alusión a su historia personal y a las muertes en la dictadura, celebró la condena a los responsables de los delitos de lesa humanidad. “Se logró que la CONADEP emitiera el Nunca Más, tan duro de leer, y hubo jueces, civiles, que aún con el Código de Justicia Militar, fueron juzgados. No puedo decir que eso reparó la muerte de Pablo, pero sí pude entender que los derechos humanos se cumplen cuando uno es capaz de exigir que la justicia sea igual para el victimario que para la víctima”. Y continuó: “Yo no perdoné y nadie me pidió perdón, pero sí exigí que las leyes que se aplicaran a cualquier delincuente se aplicaran a los militares que asesinaron a nuestro hijo”.
El acto contó con la presencia de académicos, autoridades de medios de comunicación y periodistas de LA NACION: Fernán Saguier, Director del diario; José del Río, Director de Contenidos; Gail Scriven, Prosecretaria General; Inés Capdevilla, Secretaria de Redacción; Luis Cortina, Prosecretario de Redacción; los columnistas Carlos M. Reymundo Roberts, Claudio Jacquelin y Héctor Guyot, editor del suplemento Ideas.
Estuvieron presentes, además, Jorge Fontevecchia, CEO de Perfil Network y vicepresidente primero de la Academia; Claudio Jacquelin, vicepresidente de FOPEA; Jorge Rosales, Director de Asuntos Corporativos de AA2000; y los periodistas Norma Morandini, vicepresidenta 2º de la Academia; Silvia Naishtat, Secretaria de la ANP; Eduardo van der Kooy, Hinde Pomeraniec; Jose Ignacio López; Ricardo Kirschbaum; Gustavo Sierra; Silvia Mercado; Daniel Santoro y Osvaldo Granados. También, Beatriz Sarlo; Jorge Telerman, Director General y Artístico del Teatro Colón; Andrés D´Alessandro y Luis Tarsitano, de Adepa. También asistieron por FOPEA, la secretaria Denise Rabin y la tesorera Jessica Ferradas.
Meijide cerró su intervención compartiendo detalles de su amistad con el presidente de la Academia. “Siendo yo miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, trataba, como todos, de que algo se filtrara a través de la prensa. Era muy difícil, todo el mundo tenía miedo, y yo hablaba con Joaquín casi una vez por semana; publicar solicitadas nos costaba mucho y Joaquín siempre conseguía alguna rebajita. Eso nos permitió llegar incluso a una solicitada que el propio diario glosó con el título ‘De Borges a Menotti’, habíamos conseguido que ambos se comprometieran pidiendo por el paradero de los desaparecidos”, dijo y fue aplaudida de pie por la sala.
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