Futurismos: la idea de luz en el papel, en la muestra del argentino Matías Ercole, en Roma
ROMA.- Futurismos. Ése es el nombre de la primera muestra individual en Europa del artista visual argentino, Matías Ercole, que en las semanas de lockdown por coronavirus que marcaron el inicio de este 2021 en una Roma desolada como nunca se la vio, dio vida a un conjunto de nueve dibujos esgrafiados, realizados en tinta y cera sobre papel en tela, donde el tema central es la idea de luz.
“Una idea de luz vista desde lugares disímiles, no sólo como un fenómeno técnico, eléctrico, o físico, meteorológico, como los relámpagos de una tormenta, sino también como algo místico y poético”, explicó Ercole, al recorrer junto a LA NACION la exhibición que se inauguró hace unos días en la Casa Argentina, el espacio cultural que tiene la embajada argentina en esta capital, en el segundo piso de un antiguo palacio de la legendaria Vía Véneto. La muestra respeta todas las normas anticoronavirus, por lo que es indispensable reservar, hay que utilizar barbijo y alcohol en gel, y están prohibidas las copas de vino que siempre son parte de un vernissage.
Porteño de 33 años, Ercole, que vive en Roma desde agosto pasado y por ende palpó el drama de la pandemia en la ciudad eterna, contó que esta experiencia, sin bien por supuesto influyó, tampoco significó una ruptura en su forma de crear. La serie de Futurismos, de hecho, para él representan una continuidad con las de Revisión, su muestra en la galería Munar en 2019. “La luz sigue siendo protagonista: lo que pasó en Roma es que vi un cuadro de Giacomo Balla (exponente del movimientos futurista, 1871-1958) que también hizo estudios de luz y comencé a investigar, también yendo a iglesias, algo que siempre me gustó, para ver qué me pasa a mí”, contó Ercole. Y confesó que en la Iglesia de Santa María de la Victoria quedó flechado con el Éxtasis de Santa Teresa, impresionante escultura barroca de Bernini, en la que la luz, también, es protagonista.
Fue así que retomó la formalidad que supo imponer la pintura futurista, para observar una realidad que no es fija. Y esgrafiando con “herramientas que me invento, agujas, cuchillas o lo que sea, dando lugar a un proceso lumínico porque se descubre el blanco del papel”, según precisó, elaboró obras abstractas que aparecen como el punto de reunión de una realidad descompuesta en fragmentos. Donde los puntos de vista y las posibilidades de imaginar espacios futuros nos ponen frente al misterio, sabiendo que, la idea detrás de este, solo puede conocerse en partes.
“Dentro de un plano de una superficie aparecen múltiples puntos de vista, como cuando se rompe un espejo. En la vanguardia futurista, que se acopló al fascismo, había una idea de progreso concreta, en cierto sentido muy deplorable porque además era muy machista, antifeminista y que hacía alarde de la máquina, de la tecnología... Acá es distinto, porque hay naturaleza, misticismo, misterio... Y no sé si ahora el avance está en la máquina, ni sé si el avance está en Europa”, comentó. “En esta muestra hay cuadros con distintas facetas, paisajes, imágenes intraducibles, mi pensamiento enroscado, pero llego a una potencia que se intuye... Confío en la potencia de la imagen”, agregó.
¿Cómo influyó la pandemia? “Inevitablemente se cruzaron situaciones, la cuarentena cambia la rutina, el encierro hace que haya un proceso más introspectivo y de manera tangencial también te impone preguntas sobre el futuro: ¿qué viene después? Y Futurismos también es un juego de palabras en el que por supuesto aparece la idea de futuro y de esa luz al final del túnel”, dijo Ercole, que está esperando que amaine el virus para poder ir a hacer una residencia a Portugal y cumplir con el primer premio Drawing Room-Diarco, uno de los más importantes concursos europeos de dibujo, que obutvo en 2019.
¿Extrañó a la Argentina a la hora de crear? “El esfuerzo mayor fue lograr entender dónde podía conseguir los materiales, acá en Roma no tengo proveedores y necesitaba el papel para encolar en el lienzo, la cera transparente y la tinta china... No extrañé, aunque admito que estar fuera de mi entorno generó un interés distinto. No podía ser lo mismo”.
Pablo Gianera, que escribió el texto que acompaña Futurismos, recordó lo que imaginaban Balla y sus amigos en el Manifesto técnico de la pintura futurista: “Los ojos acostumbrados a las más radiantes visiones de luz. Las sombras que pintemos serán más luminosas que las luces de nuestros predecesores, y nuestros cuadros serán como el fulgor del mediodía frente a la noche tenebrosa”. Y destacó que el trabajo de Ercole corrige la formulación: “El movimiento comprende tanto la hora sin luz como la hora sin sombra. El artista no fija lo que se mueve; pone en movimiento lo que está fijo”.
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