Fusión
Hay detalles que delatan: la señalética, las barandas, las puertas. Si no fuera por ellos, esta imagen casi partida en dos bien podría ser un ensamble entre una pared de un museo y la entrada a un vagón de subte. Llama la atención que una obra de arte exhibida en un espacio público pueda no tener ningún tipo de resguardo ni seguridad. Por eso el contraste entre un espacio muchas veces vandalizado como es el subte y la impecabilidad del cuadro como si estuviera en una exclusiva sala de exhibición. Tal vez también sorprenda la indiferencia de los pasajeros, absolutamente entendible porque esta fusión ya forma parte de sus vidas. Desde 2013, más de 260 trenes temáticos han circulado por Moscú. La iniciativa se concentra en la historia de Rusia, los grandes clásicos y las distintas regiones de ese país. Envidiable esta convivencia cotidiana con el arte. Envidiable que no se les ocurra arruinarla.
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