CIUDAD DE MEXICO.- Le decían "pata de palo". Los compañeros del colegio la cargaban porque tenía una pierna más corta que la otra, como consecuencia de la poliomielitis que había sufrido a los seis años. ¿Qué hizo ella? Se inventó una amiga imaginaria. Era apenas una adolescente cuando el camión en el que viajaba chocó contra un tranvía y se rompió la columna vertebral, el cuello, las costillas, la pelvis. Sin poder moverse de la cama, transformó su dolor en arte.
Cuando murió, en 1954, se había sometido a 35 operaciones, tenía una pierna amputada y había abortado tres veces los hijos que soñaba tener con el artista Diego Rivera, el gran amor de su vida. El mismo que la engañó hasta con su propia hermana.
Ésa es la historia de Frida Kahlo, la mujer elegida por Google para lanzar Caras de Frida, primera retrospectiva virtual de un artista del siglo XX. Una producción que abarca 800 piezas, que demandó casi dos años de trabajo y la colaboración de 33 instituciones de siete países, y que apela a la tecnología más avanzada para que el mundo pueda acceder a su legado, en forma gratuita, a través de un sitio web (g.co/carasdefrida) y de una aplicación para celulares.
"Frida es un icono del feminismo. Queremos acercarle a la gente no sólo su obra, sino su vida", explicó a LA NACION María Teresa Arnal, directora de Google México. "Ella estaba inmovilizada, pero no tenía límites -agregó-. Fue siempre fiel a sí misma y eso es súper inspiracional; todas necesitamos un modelo a seguir, una guía que nos diga que sí se puede hacer lo que queremos hacer."
"Pies, para qué los quiero si tengo alas pa' volar." Una de las frases más famosas de Frida está escrita sobre los muros de la Casa Azul, en el barrio de Coyoacán, visitada cada día por 2000 personas. Ese refugio donde la artista nació y murió, y que hoy protege sus cenizas, está ahora accesible desde cualquier punto del planeta en recorridos en 360º y realidad virtual, al igual que otros sitios donde se exhibe su obra.
Pero aún es posible acercarse mucho más. Cámaras de ultra alta resolución permiten ver detalles de las pinturas que suelen pasar desapercibidos, como el contenido de la carta que la artista sostiene en su mano en el Autorretrato dedicado a León Trotsky (1937), uno de sus amantes.
Esa posibilidad nació en el escritorio de Amit Sood, un joven criado en la India, que se propuso democratizar la oportunidad de acceder a las principales instituciones culturales del mundo a través de la tecnología, sin fines comerciales. Lo logró gracias al llamado "proyecto del 20%", una oportunidad que ofrece Google a sus empleados de invertir el 20% de su tiempo laboral en trabajos no relacionados con sus principales responsabilidades.
Su Google Art Project, lanzado en 2011, se transformó en un museo de museos que permite acercarse a una obra de arte hasta ver cada pincelada o las pequeñas grietas generadas por el paso del tiempo, entrar en los principales museos y teatros del mundo y recorrerlos vacíos, a cualquier hora, o crear una colección virtual propia sin costo alguno y compartirla en redes sociales. Hoy se llama Google Arts & Culture y abarca 1700 instituciones de todo el planeta; entre ellas varias argentinas, como la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat y el Teatro Colón.
En Caras de Frida, proyecto destinado a mostrar las múltiples facetas de la artista mexicana, nuestro país está representado por Buenos Aires Street Art, organización que aportó registros de intervenciones urbanas que recrean su figura. Y si todo sale como está previsto dentro de unos meses se sumará el Malba, el único museo latinoamericano fuera de México con una obra de Frida en su colección.
Autorretrato con chango y loro (1942), pieza icónica del Museo Latinoamericano de Buenos Aires, fue comprada por Eduardo Costantini en un remate realizado en Sotheby's en mayo de 1995. La pintura pertenecía a la empresa IBM al igual que Baile en Tehuantepec (1928), de Diego Rivera, convertida hace dos años en la obra más cara de arte latinoamericano cuando el mismo coleccionista pagó por ella 17,5 millones de dólares. Ambas volvieron a convivir bajo el mismo techo meses atrás, en la muestra México moderno. Vanguardia y revolución.
"Diego mi amor, no se te olvide que en cuanto acabes el fresco nos juntaremos ya para siempre sin pleitos ni nada, solamente para querernos mucho", le escribe Kahlo a Rivera en una carta revelada por Caras de Frida. La apasionada y tormentosa relación entre ambos, sin embargo, no es central en este proyecto, donde se procura mostrar aspectos menos conocidos de la artista. Por ejemplo, su vínculo con su madre, los lugares donde vivió o los secretos ocultos en sus obras, explicados por curadores en inglés, francés, español y portugués.
Cuerpos abiertos, sangre, calaveras, mujeres muertas y, sobre todo, la mirada penetrante de su propio rostro. Todo eso puede encontrarse en sus obras descarnadas, muchas de las cuales fueron pintadas desde la cama, frente a un espejo. Pero también símbolos de la fertilidad -flores, frutas, animales- que seducían a una mujer que devoró la vida.
"Nosotros ofrecemos la tecnología y la plataforma. Los expertos eligen cómo contarlo", dijo a LA NACION Luisella Mazza, directora del proyecto. Y adelantó que ya hay "varias conversaciones" con museos de distintos países para elegir quién será el próximo protagonista de una producción similar. Aunque en el equipo de Google reconocen que no será fácil encontrar a alguien que, como Frida, se haya convertido en "un icono del feminismo, la libertad y el orgullo por el patrimonio cultural".
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