Frente al tormento emocional de la adolescencia, Heartstopper le pone luz y color a los temas difíciles
La novela gráfica de la escritora y dibujante Alice Oseman es un boom entre los más jóvenes; también guionista de la serie, que estrenó su segunda temporada en Netflix, la británica habla de los desafíos de sostener un fenómeno de culto
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Frente al drama y el constante tormento emocional con el que otras series reflejan la adolescencia, Heartstopper elige la luz y el color. Frente al romance intrascendente de muchas producciones juveniles, Heartstopper opta por la reivindicación y por el tratamiento de la salud mental. La serie de Netflix podría parecer otra historia de instituto más, pero ha elegido ser diferente. Es toda una celebración de la diversidad. No solo cuenta la historia de la relación romántica entre un chico gay y otro bisexual que acaba de descubrir su orientación sexual. En el círculo de sus amigos hay una pareja de lesbianas y otra de una chica trans y un chico cisgénero con sus tiras y aflojas románticos. Las cosas no son fáciles para ninguno de ellos. A los dramas de la adolescencia se suma la complejidad de un mundo que no siempre les acoge de la mejor forma. Pero Heartstopper elige que sus personajes vivan en un mundo de color y optimista; eso sí, sin ocultar que conviven con la oscuridad. La segunda temporada, recientemente estrenada en Netflix, deja patente esto último.
La historia de amor en la pantalla de Charlie y Nick es la traslación del cómic escrito y dibujado por Alice Oseman (Chatham, Reino Unido, 28 años). “Las historias sobre personajes e historias LGBT que exploran el trauma y tienen un tono más maduro y adulto son muy importantes y me gusta verlas, pero, al mismo tiempo, necesitamos historias alegres y que sean accesibles a los espectadores más jóvenes. Al final, lo que hace falta es que haya una variedad de series queer”, dice la británica a El País.
En una entrevista por videollamada el pasado 2 de agosto, la escritora, también guionista de la serie, explica las complejidades de afrontar una segunda temporada de un título que se convirtió en un fenómeno de culto con su primera entrega. “Escribir la segunda parte de lo que sea, una secuela, un nuevo álbum de música, lo que sea, es más difícil. Hay mucha presión de los fans. Lo más complicado ha sido crear las tramas que no están en los cómics. La historia en su núcleo se mantiene muy pegada a los libros, pero eso me deja mucho espacio donde se necesita que ocurran otras cosas, sobre todo en lo que se refiere a los personajes secundarios. Tuve que crear muchas tramas y expandir las que ya existían y hacer que todo encajase con lo que ya hay en los cómics”.
Heartstopper va más allá de la historia central de amor, y las relaciones que surgen a su alrededor. Eso queda más claro en una segunda temporada que, viaje a París mediante y con la progresiva salida del armario de Nick como telón de fondo, se adentra en los problemas de salud mental de sus personajes, además de sus inseguridades y sus dudas. Por ejemplo, Nick está cada vez más preocupado por los desórdenes alimentarios y las secuelas del acoso que sufrió su novio en el pasado. La salud mental era uno de los asuntos fundamentales que quería tratar Alice Oseman en sus historias además de celebrar la alegría del amor de cualquier tipo. “Esta es una historia sobre la salud mental, y eso se empieza a ver especialmente en la segunda temporada. Ya hubo pistas en la primera pero ahora lo encaramos directamente. Nick y Charlie tienen que aprender y entenderse mejor para saber cómo afrontar la salud mental del otro. Ese viaje lo empezamos en la segunda temporada y será un elemento fundamental de la tercera también”, avanza la escritora, que ve como un reto combinar la luminosidad de su serie con asuntos más oscuros.
Nacido en 2016 como un cómic en internet, el éxito de Heartstopper ha sobrepasado a su autora. La edición web fue creciendo en popularidad, tras lo que saltó a la versión en papel y de ahí, a la pantalla con Netflix. “Al principio, era literalmente algo que hacía por diversión. Ahora es mi trabajo a tiempo completo, lo único en lo que he trabajado en los últimos años y probablemente lo único que haré los próximos dos años. Ha cambiado mi vida totalmente”, dice Oseman. Cuando se le pregunta por los posibles motivos del éxito de su historia, señala varias razones, pero una por encima de todas: “La gente quiere historias alegres”.
“Eso lo demuestran otras series, como Los Bridgerton o Sex Education. La gente quiere este tipo de contenido, especialmente en tiempos como los actuales. También creo que Heartstopper, aunque se hace con los adolescentes en mente, también atrae a gente de otras edades. Creo de verdad que hemos hecho una buena adaptación de los libros, algo que no siempre ocurre. Las adaptaciones son muy complicadas porque hay muchas expectativas y es difícil captar en la pantalla lo que está en los libros, pero lo hemos logrado”.
Para ello, era clave contar con un buen reparto. Conseguirlo no fue sencillo, según explica Oseman. “Yo tenía una idea muy clara de esos personajes y cómo debían ser. Teníamos que tener en cuenta diferentes factores: que se parecieran a los dibujos, que tuvieran una edad parecida, los actores que fueran Nick y Charlie debían tener química entre ellos…”. En un proceso de casting que la escritora describe como “intenso y casi una pesadilla”, dieron con quien ella considera la persona perfecta para cada papel. “Solo teníamos a un actor para cada personaje, no había opciones alternativas, porque fue complicadísimo dar con cada uno”. De ese proceso salieron Joe Locke y Kit Connor como Charlie y Nick. “Lo que más me sorprendió de ellos fue su inteligencia emocional, y que no tienen miedo de llevar las escenas emocionales al límite y bucear en los sentimientos de Charlie y Nick. Es un romance adolescente, y podría ser fácilmente cursi y tonto en manos de los actores equivocados, pero en Kit y Joe puedes notar lo serio que se lo toman y cuánto quieren a los personajes”.
Ahora que Heartstopper es un fenómeno global, la atención que recibe su cómic se ha multiplicado, y también el fenómeno fan que rodea a su creación, lo que ha llevado a Oseman a tomar cierta distancia de las reacciones en internet. “Afortunadamente, los fans de Heartstopper son geniales, pero siempre hay algunos personajes desagradables. Tienes que aprender a dar un paso atrás, lo que para mí ha sido complicado porque tenía una conexión muy próxima con los fans. Cuando era algo pequeño, podía hablar con los lectores muchas veces, contestarles a sus comentarios y leer todos los mensajes. Ahora eso es imposible y sería muy malo para mi salud mental si lo hiciera”.
Oseman habla tranquila y con una sonrisa constante, una actitud que encaja bien con su creación. Ella ya sabe cómo acabará Heartstopper, cuya versión televisiva está renovada por una tercera temporada y cuyos cómics tendrán un nuevo volumen, el quinto, publicado en diciembre y otro más en perspectiva, el sexto. “He pensado en el final, sí, y sé cómo terminará la historia de Nick y Charlie, pero para los otros personajes todavía no lo sé, ya veremos”.
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