François Pinault, héroe moderno
El dueño de Christie´ s es el hombre más poderoso en el mundo del arte contemporáneo y exhibe su colección personal en Venecia, en el Palacio Grassi
Una tela blanca atravesada por un gran tajo vertical, realizada por el rosarino Lucio Fontana, es lo primero que se ve al entrar en la oficina de París desde la cual François Pinault maneja los hilos del arte contemporáneo.
El dueño de Christie´ s y del grupo PPR -que abarca la FNAC y marcas como Gucci, Yves Saint Laurent, Balenciaga y Puma- tiene una colección personal de más de 2500 obras, de artistas como Mark Rothko, Damien Hirst, Jeff Koons, Andy Warhol, Jackson Pollock, Roy Lichtenstein, Pablo Picasso, Joan Miró, Willem de Kooning, Piet Mondrian y Antoni Tàpies.
¿Por qué, entre todas ellas, este francés de 71 años eligió la de Fontana para ocupar esa pared codiciada? El crítico Herbert Muschamp esbozó una teoría en The New York Times : "En este ambiente estrictamente regulado, donde ni siquiera las preguntas de un periodista se dejan libradas al azar, sería descortés desestimar la idea de que esta obra es un autorretrato de facto de su dueño. Es la imagen esquiva de una I ["yo" en inglés], o de un número 1. Eminencia blanca, más ausencia que presencia, la figura en el retrato está decidida a dejar su marca. La agresión velada incluso puede dejar cicatrices".
De hecho, no fue con ternura que Pinault construyó su fortuna de cero. A los 16 años dejó el colegio para trabajar en el aserradero de su padre. Confiado en su intuición, no dudó en saltear los intermediarios y negociar directamente con los productores de madera escandinavos para fundir a sus competidores. En los 80 ya era líder del sector.
El primer paso importante en el negocio del arte lo dio en 1990, cuando pagó 6,5 millones de euros por un Mondrian en Christie s, meses después de que la casa de subastas hiciera historia al vender el Retrato del doctor Gachet , de Van Gogh, por la inédita suma de 82,5 millones de dólares.
Ocho años más tarde, este hombre de bajo perfil, pero inquieto y tenaz como pocos, tomaba el control total de Christie s. Desde entonces, la "búsqueda espiritual" que según él guía sus elecciones artísticas lo acercó al minimalismo, la exuberancia pop y la producción de artistas emergentes. "Me interesa el arte que me desafía, que perturba la calma y el consuelo del estilo de vida burgués", comentó al respecto.
Su colección era un misterio hasta el año pasado, cuando mostró unas 200 obras en el Palacio Grassi de Venecia. La muestra ¿Hacia dónde vamos? , que reunió obras de artistas cruciales de los últimos 50 años, abrió sus puertas en medio de una gran expectativa internacional. Meses antes, Pinault había decidido enterrar su ilusión de tener un museo propio en una isla sobre el Sena (obligado, según él, por las demoras que provocó la burocracia francesa). "Me rindo -anunció en Le Monde en 2005-. La eternidad es para el arte, no para los proyectos destinados a servirlo."
Lejos de desanimarse, fue por más: firmó un contrato para controlar el 80% del Palacio Grassi por 99 años y encargó la remodelación de su interior al arquitecto nipón Tadao Ando. Este año, mientras Venecia celebraba su bienal, montó allí otra importante muestra - Sequence 1 , con obra de varios artistas emergentes- y otra de video y fotografía en Lille, en el norte de Francia. Además, planea inaugurar en 2009 otro espacio de exhibición de arte contemporáneo en Punta della Dogana, el edificio de la antigua aduana, ubicado a la entrada del Gran Canal.
Como si esto fuera poco, en el último año Pinault duplicó su fortuna, que pasó de 7000 a 14.500 millones, y avanzó del puesto 74 al 34 en el mundo, según Forbes . El creciente poder de Pinault, amigo del ex presidente Jacques Chirac y de su sucesor, Nicholas Sarkozy, le valió el apodo de Ciudadano Kane galo.
De todos modos, una de sus más recientes "adquisiciones" no tiene precio: se trata de su nieta Valentina, la beba que tuvieron en septiembre último Salma Hayek y François-Henri Pinault, hijo mayor y mano derecha del coleccionista.
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