Fran Lebowitz en Netflix: los libros de la escritora que ya no escribe libros
Un nuevo desembarco de la autora en las pantallas, donde ahora protagoniza un documental sobre Nueva York filmado por su amigo Scorsese, reaviva las ganas de volver a sus ensayos y crónicas
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Neoyorquina por adopción, columnista en la warholiana Interview, considerada la Dorothy Parker de la segunda mitad del siglo XX, defensora de los derechos de los fumadores e incondicional de la ropa masculina, Fran Lebowitz (Morristown, 1950) volvió a ser protagonista de un documental filmado por otro neoyorquino célebre, su amigo Martin Scorsese. El primero había sido Public Speaking, de 2010; ahora, en los siete episodios de Supongamos que Nueva York es una ciudad, la locuacidad, el humor y la velocidad mental de Lebowitz fascinan a los espectadores y al propio director, que celebra con risotadas las ocurrencias de su amiga. En El lobo de Wall Street, film de Scorsese de 2013, interpretó el papel de una jueza, igual que en la serie La ley y el orden. Hace años Lebowitz reemplazó la escritura y publicación de libros por la participación en programas de televisión y conferencias, en una suerte de stand-up que incluye preguntas del público. “Comprendí que no escribir no solo era divertido, sino que también podía ser rentable”, declaró. Hasta una pareja de argentinos se filtra en la serie, cuando evoca su dictamen negativo sobre un espectáculo musical sobre Eva Perón, nada menos que Evita, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice.
"Guarda más de diez mil ejemplares en su hogar y extraña las librerías de usados de Nueva York. Desde la infancia, besa los ejemplares que se le caen al suelo”"
En el último episodio de la serie, el más interesante para los bibliófilos, Lebowitz declara su amor por los libros y las librerías. “No importa quién seas, solo tienes tu vida, pero en los libros encuentras millones de vidas y cosas -dice al inicio-. Para mí leer es una forma de ser inmensamente rica; si sabes leer, eres inmensamente rico”. Cuenta que, cuando aprendió a leer, el mundo se volvió “infinitamente más grande”. Para Lebowitz, un libro debe ser una puerta y no un espejo que refleje la vida de los lectores. Años atrás, le había confesado a una risueña Toni Morrison que extrañaba la época en que la gente era “más abierta” con los libros. Incapaz de tirar un ejemplar a la basura, compara los libros con vidas humanas; en su departamento, apila los que recibe y no quiere conservar e insta a sus amigos a llevarse los que quieran (solo los de esas pilas). Guarda más de diez mil ejemplares en su hogar y extraña las librerías de usados de Nueva York. Comenta, además, que instituciones públicas como bibliotecas y escuelas de su ciudad han empezado a rechazar las donaciones de libros por cuestiones de espacio. Desde la infancia, besa los ejemplares que se le caen al suelo.
Lebowitz es autora de dos libros de ensayos y crónicas que fueron publicados en España por Tusquets en la década de 1980: Vida metropolitana (1978) y Breve manual de urbanidad (1981). En Estados Unidos, ambos títulos (Metropolitan Life y Social Studies) fueron reunidos en un tercero, The Fran Lebowitz Reader, que incluye un texto introductorio de la autora. “La democracia es un concepto interesante, e incluso laudable, que, comparado con el del comunismo, que es demasiado soso, o con el del fascismo, que es demasiado inquietante, se presenta sin duda como la forma de gobierno más apetecible -se lee en Vida metropolitana-. Esto no quiere decir que no tenga también sus inconvenientes: el principal radica en esa deplorable tendencia a hacer creer a la gente que todos los hombres han sido creados iguales. Y, aunque a la gran mayoría le basta con echar una mirada a su alrededor para comprobar que difícilmente se da el caso, aún son muchos los que siguen convencidos de ello”.
En Breve manual de urbanidad hace un elogio de la vida en las grandes ciudades. “Ahora bien, la naturaleza, no puedo por menos que reconocerlo, tiene sus entusiastas, pero en términos generales no me busquen entre ellos -escribe-. Para decirlo con franqueza, no me cuento entre aquellos que quieren volver a la tierra; me cuento entre aquellos que quieren volver al hotel. Tal estado de espíritu se debe, por lo menos en parte, al hecho de que la naturaleza y yo tenemos muy poco en común. No vamos a los mismos restaurantes, no nos hacen reír los mismos chistes, ni, lo que es más importante, vemos a las mismas personas”.
En 1994, publicó Mr. Chas and Lisa Sue Meet the Pandas, un libro para niños que narra la historia de dos chicos que encuentran a dos pandas gigantes que viven escondidos en un edifico de Nueva York, y que ella misma recomienda sutilmente en uno de los episodios de la serie documental de Netflix. Los pandas de su relato, que tiene ilustraciones del arquitecto Michael Graves (amigo de Lebowitz), quieren mudarse a París disfrazados de perros, porque en la Ciudad Luz los perros son bienvenidos en museos y restaurantes. Cuenta la leyenda que la propia Lebowitz cultiva que hace años posterga la escritura de una novela sobre millonarios que quieren ser artistas y artistas que quieren ser millonarios, tema estadounidense si lo hay.
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