Fin para el misterio de J.D. Salinger
El celebrado escritor norteamericano, que vivía recluido en su casa desde 1965, falleció a los 91 años
Anteayer, a los 91 años, murió Jerome David Salinger en su casa de Cornish, New Hampshire, donde se había recluido en los años 60 para alejarse de todo contacto con la vida pública. Fue uno de los escritores norteamericanos más importantes del siglo XX. Su novela breve El guardián entre el centeno ( The Catcher in the Rye ) es un clásico que deslumbró generación tras generación desde que fue editada en 1951, y que por varias décadas fue de lectura obligatoria en las escuelas de su país.
La noticia de la muerte de Salinger se conoció a través de un comunicado de Matt, el hijo del autor, difundido por su representante literario, Phyllis Wesberg.
J.D. Salinger fue un mito viviente que no se rindió a las fanfarrias del éxito. De hecho, la única entrevista que concedió, por vía telefónica, fue en 1974 a The New York Times para explicar, justamente, que no quería que se entrometieran en su vida. Solía decir que el segundo dote de un escritor era mantener su privacidad.
Demandó constantemente a quienes editaban sus libros sin autorización ("Prefiero pasar dos horas en el sillón de un dentista que un minuto en el despacho de un editor", dijo); hacía destruir las copias ilegales de sus obras; la única foto que se le tomó en la madurez lo muestra en el intento de agredir al fotógrafo; hizo que quitaran su retrato de sus libros; impidió que llevaran ilustraciones en tapa, y se negó a leer las críticas a sus trabajos.
El último caso judicial en el que participó fue hace menos de un año, para impedir la publicación en los Estados Unidos de una "continuación" de El guardián..., escrita por el sueco Fredrick Colting con el nombre de 60 years later: Coming Through the Rye ( 60 años después: recuperándose del centeno ). Años antes había demandado a Ian Hamilton, autor de En busca de J.D. Salinger , a quien le impidió reproducir las cartas que le había enviado y sólo pudo citarlas.
Salinger fue el primer escritor que habló de los jóvenes como blanco de la nueva sociedad de consumo que se desarrollaba en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, donde participó como infante en Normandía, experiencia que generó uno de sus relatos más celebrados, "Un día perfecto para el pez banana".
Escribió, además, Nueve cuentos (1953), Franny y Zooey (1961), Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (ambas de 1963). El último libro que se publicó fue Hapsworth 16, 1924 , relato que había aparecido en un número especial del New Yorker en 1965, revista en la cual publicó sus primeros relatos.
El encierro
J.D. Salinger nació el día de Año Nuevo de 1919 en Manhattan, hijo de una madre irlandesa y un padre judío de origen polaco. Comenzó a escribir desde adolescente. En 1940, su primer cuento, "Los jóvenes", sobre un grupo de adolescentes sin rumbo, fue publicado en la revista Story.
En 1955 se casó con una joven estudiante, Claire Douglas, con quien tuvo dos hijos, Margaret y Matt. Se divorciaron en 1967, y en 1972 Salinger inició una relación con Joyce Maynard, con quien había intercambiado correspondencia. En los 80 se casó con Collen O´Neill, con quien vivía en Cornish.
George Steiner escribió alguna vez que entre escritores, críticos y fanáticos se había generado una "industria Salinger", facilitada por el ostracismo al que se sometió el autor y que llevó a todos a buscar datos de la intimidad, cartas enviadas a amigos, escritores y familiares, para saber cómo pensaba y, sobre todo, descubrir si seguía o no escribiendo. Se dice que hace tiempo hay al menos dos novelas inéditas, cuentos y cartas guardados celosamente en una caja fuerte. Pero, como todo en Salinger, no hay certeza de si es verdad o parte del mito.
Hace diez años, su hija Margaret publicó El guardián de los sueños , una biografía de su padre considerada también un "ajuste de cuentas" personal. En él afirma que su padre se preocupaba sólo por defender su privacidad y su obra.
Salinger era muy famoso cuando a mediados de los años 60 decidió dejar Nueva York para instalarse en la tranquila Cornish. Dejó de publicar y se entregó a una vida encerrado con los suyos, interesado en el budismo zen y en la comida sana. Desde entonces, el mito no hizo más que crecer.