Fin a un conflicto con Chile: Boric y el “eslabón perdido” de Deira, en el Bellas Artes
El presidente chileno visitó en el museo nacional argentino las obras que llegaron al país el viernes, tras casi dos décadas de negociaciones para lograr su repatriación
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El suspenso se mantuvo hasta el final, tras un operativo de seguridad que incluyó perros detectores de explosivos, como no podía ser de otra manera en la historia de una repatriación que demoró medio siglo. Casi dos horas después de lo previsto el presidente de Chile, Gabriel Boric, llegó al Museo Nacional de Bellas Artes para ver las obras de Ernesto Deira que habían llegado desde su país el viernes… en un avión también retrasado. Recién hoy, después del mediodía, los descendientes del artista argentino respiraron aliviados.
Entre fotos, agradecimientos y abrazos terminó un conflicto iniciado en 2003, cuando se descubrió que una serie de pinturas de Deira permanecía en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), que depende de la Universidad de Chile (UCh), y no había sido destruida por la dictadura de Pinochet como se creía. Realizada en 1971 para una muestra en la galería Carmen Waugh, y enviada ese mismo año para una muestra en Santiago, Identificaciones incluye imágenes de cuerpos mutilados y referencias explícitas al asesinato de Ernesto “Che” Guevara, a quien los militares bolivianos le cortaron las manos en La Higuera para facilitar el reconocimiento de su cadáver en La Paz.
Al enterarse sobre la existencia de las obras los hijos del artista, fallecido en París en 1986, iniciaron un reclamo que se topó con trabas burocráticas y complejas negociaciones que involucraron abogados, ministros y diplomáticos. En la visita al museo estuvieron presentes, entre otros, los ministros de Cultura y Defensa, Tristán Bauer y Jorge Taiana, y el director general de Coordinación Internacional de Interpol, Marcelo El Haibe.
“Hay un dicho budista que es más válido que nunca: ‘La queja anula el beneficio’. Yo no me voy a quejar de nada”, dijo a LA NACION Martín Deira, hijo del artista, quien confesó sentir “un profundo agradecimiento” a quienes guardaron las obras y las declararon patrimonio del MAC, pese a no tener papeles que acreditaran que hubieran sido compradas o donadas. “No siento rencor, al contrario –agregó-. Entiendo que hubo una serie de malentendidos, y que es difícil sacar de un museo siete obras de semejante calibre”.
El valor de esta serie es inestimable, asegura Clara Martínez, la galerista que representa la obra de su padre. No solo porque no se puede dividir, con lo cual habría que comprar todas las piezas juntas, sino porque según ella se trata de una producción “fundamental” en la carrera de este artista que integró el grupo Nueva Figuración en la década de 1960. “Es como si fuera un eslabón perdido –opina-. Deira también fue muy importante en los años 70, pero no es un periodo muy bien apreciado o reconocido”.
En esto último coincide María José Herrera, curadora que tuvo a su cargo en 2008 una muestra que incluyó estas obras en Chile. “Estilísticamente no es un eslabón perdido –aclara-, pero sí en lo que se refiere a la cantidad de obras que se conservan de la primera mitad de la década del 70, porque muchas quedaron en París”. Para Julián, uno de los nietos del artista, se trata un legado comparable a “un disco inédito”.
El suspenso ante este “estreno” continuará para el público argentino, que recién podrá ver la serie completa en una muestra que se inaugurará en junio. Hasta entonces solo quedará accesible una de ellas, ubicada en hall de entrada de la planta baja. Las otras seis fueron colgadas en una sala del tercer piso donde Boric terminó su larga recorrida, que incluyó varias salas de la colección permanente del museo y dos muestras que abrirán el jueves: CAyC Chile | Argentina | 1973-1985-2022. La exposición olvidada y una lectura a cuatro artistas chilenos, y Sara Facio: Fotografías 1960/2010.
La primera rescata dos muestras históricas impulsadas por el Centro de Arte y Comunicación de Buenos Aires durante las décadas de 1970 y 1980: Hacia un perfil del arte latinoamericano, exhibición con 143 heliografías de 68 artistas de distintas nacionalidades, que no pudo presentarse en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile debido al golpe de Estado de 1973 y permaneció guardada durante décadas en los depósitos de la institución, y Cuatro artistas chilenos en el CAYC, exhibida en Buenos Aires en 1985, con obras de referentes de la escena contemporánea chilena: Gonzalo Díaz, Eugenio Dittborn, Alfredo Jaar y Carlos Leppe. La de Facio, en tanto, reúne más de 40 obras de la artista argentina, a modo de homenaje por su tarea como gestora cultural e iniciadora de la colección fotográfica del MNBA, en 1995.
Al entrar en la sala dedicada a las heliografías -que incluye producciones de grandes referentes argentinos como Clorindo Testa, Nicolás García Uriburu, Jacques Bedel, Luis Benedit y Marie Orensanz-, Boric concedió una breve declaración a los periodistas presentes. “Las relaciones internacionales van mucho más allá del comercio y el dinero; nosotros queremos incluir también los derechos humanos y la cultura –dijo el flamante presidente, que ya había visitado el museo argentino a los 22 años-. Tengo la convicción de que un buen liderazgo no es el de quien está más ocupado resolviendo contingencias, sino el de quien pueda pensar desde distintas perspectivas. Acercarse a la verdad desde la dimensión del arte le hace muy bien a quienes tenemos responsabilidad desde el Estado”.
En la sala siguiente se detuvo ante portadas de revistas argentinas que registraron la asunción presidencial de Raúl Alfonsín, y que forman parte de una instalación de Jaar sobre el retorno de la democracia en la región. Una señal de esperanza también reflejada en una obra de Luis Felipe “Yuyo” Noé -también integrante junto del grupo Nueva Figuración-, en una de las salas contiguas dedicadas a la colección permanente, que sirvió de fondo para una foto del artista con Boric.
Los retratos de Pablo Neruda y otros Premios Nobel llamaron su atención en la muestra de Facio, al igual que el de Jorge Luis Borges. Sobre este último, Boric recordó que su abierta oposición al peronismo desencadenó en 1946 su renuncia a la biblioteca municipal Miguel Cané, luego de que circulara la versión de que el gobierno quería nombrarlo como “inspector de aves, conejos y huevos”. Bauer se limitó a sonreír y ambos siguieron camino; no parecía momento para abordar más conflictos.
Para agendar:
CAyC Chile | Argentina | 1973-1985-2022. La exposición olvidada y una lectura a cuatro artistas chilenos, y Sara Facio: Fotografías 1960/2010, desde el jueves 7 de abril en el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473). De martes a viernes, de 11 a 20, y sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada gratis y reserva de visita desde la página web.
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