Filba Mar del Plata: yendo del muelle de pescadores a la casa de Victoria Ocampo
Una fiesta de tres días de literatura frente al mar, con talleres, charlas y lecturas; ¿la felicidad?, el gran tema del día: de eso sí se habla
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MAR DEL PLATA.- Minutos más, minutos menos, la invitación es por media hora para mirar en detalle esa foto que cada uno llevó, arrancarle una historia -el alma si se puede- y convertirla en texto a pura birome y papel. Cuento, poesía o una simple prosa, todo vale. Una joven se aísla en una habitación lindera, solitaria y ciega de luz natural como la que reúne en el segundo piso de la centenaria mansión Ortíz Basualdo al resto de los participantes del primero de varios talleres de escritura que propone este 11° Festival Filba Nacional, de nuevo por estas costas después de varios años por otros destinos y estos últimos de obligada pausa por la pandemia.
Celebrada esta esperada presencialidad, se suma a esta edición la virtualidad tan familiarizada durante los tiempos de restricciones y protocolos sanitarios para tender lazos y extender posibilidades más allá de las distancias geográficas, tanto a asistentes como a disertantes convocados para este programa de actividades que comenzó ayer y se extenderá hasta última hora del sábado.
La apertura no pudo ser más marplatense: sobre la planta alta del muelle que atraviesa el corazón de la bahía Bristol, con el murmullo cercano de las olas que acariciaban la losa. Reconocidos escritores abrían fuego literario con relatos e historias tan sentidos como desopilantes, que los vinculaban ni más ni menos que con el mar.
Guillermo Martínez y Tamara Tenenbaum encabezan la lista de escritores convocados para el festival y también lideraron esta primera lectura abierta de la que participaron además Carolina Bugnone, Matías Capelli, Mauro de Angelis y Matías Moscardi. Vivencias personales, citas de colegas y una tormenta de metáforas que llevaban la frescura y la inmensidad, la energía y la amenaza, el placer y el miedo profundo que genera ese océano que los rodeaba como nunca.
Sobre el mismo escenario, ventanales de por medio con los pescadores que se retiraban con cañas rendidas y baldes vacíos tras una atardecer mísero, fue Osvaldo Baigorria el responsable de la conferencia inaugural de este Filba con su “Carta abierta a una amistad improbable”. Propuso un repaso de sus vínculos, correspondencias cruzadas y un título de “camaradería” para sumar precisión a la palabra que mejor definiría esas relaciones personales que brotaron por su camino entre libros y que, en este caso, quiso destacar de la experiencia compartida durante años difíciles con el poeta y ensayista argentino Néstor Perlongher.
En realidad el festival había comenzado un rato antes con más talleres que se nutrieron de sedes emblemáticas aportadas por la Secretaría de Cultura del municipio de General Pueyrredón, que comparte la organización de esta edición. El Museo Juan Carlos Castagnino, allí en lo más alto de donde la Avenida Colón va en busca de su mirador a la bahía Varese y Cabo Corrientes, es una de ellas. Emilio Teno y Mariano Taborda dieron el primer paso con “El Narrador”. Esta mañana el rumbo lo marcó allí mismo Mercedes Halfon con su propuesta “Foto Epígrafe”. “Todos guardamos una foto familiar de la que podemos contar algo”, lanzó el desafío y tras la lectura de algunos textos los dejó a solas con esa imagen que trajeron para convertirla en palabras. “Hay un relato ahí escondido, cada uno lo ve a su manera”, contó la tallerista a LA NACION, convencida de que en esos retratos de familia “siempre hay un germen de literatura”.
Hay además talleres vía Zoom, como el de narrativa que esta mañana se dictó con el título “Naranjas sagradas” y una agenda más que rica que en el mágico ambiente que genera la Villa Victoria, histórica residencia de Victoria Ocampo. Refugio para sus horas de escritura, fue también espacio para destacarse como anfitriona durante las temporadas en las que recibía célebres colegas, con quienes compartía tiempos de lectura en amplios parques y discusiones interminables sobre estilos y destinos de la literatura.
Esta tarde Mariano Blatt, Jorge Chiesa, Larisa Cumin y Martín Zariello harán un recorrido bautizado “Nostalgia” y luego será turno del tándem Martínez-Tenenbaum para una charla que, también desde ese entorno cargado de historia y poesía, se lancen con sus miradas a partir de del tópico “De la felicidad no se habla”. Les seguirá una prometedora “Cata de libros” y un cierre de actividad con Matías Capelli, Rodrigo Montenegro, Gloria Peirano con un intercambio sobre “El mar como paisaje”, todos desde sus experiencias de habitar ciudades con costa marítima y volcarlas en sus escrituras.
Mañana sábado, desde las 10 y hasta mediodía, también en Villa Victoria se podrá participar del taller de Baigorria sobre “El material literario, clínica de obra” y un seminario de ficción de Rodolfo Walsh a cargo de Emilio Taborda y Emilio Teno. Casi en simultáneo habrá por La Perla un recorrido guiado titulado “Los caminos de Alfonsina” y en el Torreón del Monje un encuentro mano a mano de lectores con Guillermo Martínez, desayuno de por medio y siempre con el valor agregado del mar a la vista.
La tarde será otra vez con la Villa Victoria como motor y disparador de historias. Del lado B de Mar del Plata, de la mano de Ana Porrúa, Mariano Blatt y Osvaldo Baigorria, y de escondites y lugares secretos de infancia, que esa casona de madera hay y muchos y deberá inspirar a Halfon, Tenenbaum, Fabián Iriarte y Osvaldo Picardo, los convocados para comandar esta actividad que asegura un viaje sin escalas a las aventuras personales de niñez.
Por la tarde habrá más cata de libros, las experiencias de Bitácoras con vivencias de esta edición todavía en curso, y el cierre con una charla magistral de Martínez que tituló “Algunas tesis (y antítesis) sobre la escritura de ficción)”.
Esta presencialidad se potenció y mucho con los recursos virtuales, con actividades que se pudieron seguir vía internet y en particular con redes sociales, desde las cuentas de la organización. Filba hizo transmisiones en vivo por Instagram, por ejemplo con lectura de intercambio epistolar entre Victoria Ocampo y Virginia Woolf. También le apuntó a los teléfonos celulares para tener al alcance, desde la aplicación Whatsapp, un cuento relatado por su autor en esta sección denominada “Voy con audio”. Y recitales, y cine, y más poesía en vivo. Una verdadera fiesta de la literatura junto al mar.
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