Fernando Aramburu: “Escribo para inquietar a los lectores”
El autor de “Patria” presentó su nueva novela: una especie de diario íntimo, narrado en primera persona, de un profesor de Filosofía que planea suicidarse en un plazo de un año
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“Sé que Toni es un personaje que no va a agradar a todo el mundo. Yo tampoco. Así que eso no me preocupa”, dijo sin vueltas Fernando Aramburu ayer en la presentación de su nueva novela, Los vencejos (Tusquets), que acaba de llegar a las librerías argentinas. De 700 páginas, el libro plantea en el inicio una cuestión inquietante, que mantiene al lector en vilo hasta el final: el protagonista anuncia que, un año más tarde, ni un día más ni un día menos, terminará con su vida.
Después del éxito internacional de Patria, publicada hace cinco años y llevada a la pantalla por HBO el año pasado, el autor español escribió Los vencejos en Hannover, la ciudad alemana donde está instalado hace décadas. Viajó a España para promocionar la novela con una entrevista presencial en la sede madrileña de Fundación Telefónica, realizada por la periodista Inés Martín Rodrigo, que definió la historia como “monumental y sincera, al igual que su autor y su protagonista”.
Toni es un profesor de Filosofía, de cincuenta y pico, divorciado, que un día decide poner fin a su vida y se fija un plazo de un año. Así, la trama transcurre entre el verano de 2018 y el verano de 2019, con los acontecimientos sociopolíticos de la realidad española de fondo. “Soy un expedicionario que llega a su país, echa un vistazo y se retira”, dijo Aramburu cuando la periodista le preguntó cómo le resulta vivir y escribir sobre su país desde una sociedad tan distinta a la española. “Escribo solo y confinado y eso sería igual si lo hiciera en España. Es cierto que ver las cosas con distancia te da otra perspectiva. Pero no sé si es mejor o peor”, reconoció.
Sobre la honestidad brutal sin filtros que se permite escribir el protagonista, que es al mismo tiempo el narrador, en una especie de diario íntimo que va dando forma a la novela, Aramburu dijo: “Sabe que lo que escribe no lo leerá nadie. Por eso es absolutamente sincero. A diferencia de la vida, la ficción permite ver a una persona por dentro, con todos sus detalles mínimos. Luego, cuando va a trabajar, se vuelve a poner la máscara social”.
Ahí fue cuando la entrevistadora le dijo que las cosas que piensa Toni, sobre su entorno personal y laboral pero también sobre su país, lo convierte en alguien que “va a incomodar a los adalides de lo políticamente correcto”. Aramburu, entonces, arremetió con una frase que lo describe de cuerpo entero: “Sé que no va a gustar a todo el mundo. Yo tampoco”.
¿Por qué eligió el suicidio como columna vertebral de la historia? fue otra de las preguntas de la periodista. El escritor volvió a sorprender con su respuesta: “Hay una razón más relevante que está por encima del suicidio y de si Toni llega a cometerlo o no, algo de lo que no puedo hablar porque el editor me lo ha prohibido. Es que el personaje sabe el día y la hora exacta de su muerte. Eso, claro, influye en su vida cotidiana y lo lleva a adoptar una estrategia vital nueva. Eso es lo que recorre la novela. Creo que el lector, al avanzar en la lectura, se convierte en cómplice. Un amigo me ha dicho que se sintió incómodo. Pero, ¿para qué escribe uno? ¿Para adormecer al lector? No. Yo escribo para inquietarlos”.
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