Feria del Libro: terminó una edición que salió a empatar un año récord y convirtió unos cuantos penales
Con apenas un 5% menos de asistencia que en su edición anterior, en 19 días congregó a 1.245.000 visitantes en la Rural; para las editoriales, en promedio, las ventas alcanzaron en unidades los niveles de 2022; los grandes grupos y los sellos de literatura infantil, juvenil y romántica, los más exitosos
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Antes del cierre de la 47ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que podrá visitarse en su último día este lunes, de 14 a 22, los organizadores del encuentro cultural comunicaron que 1.245.000 personas habían recorrido los pasillos durante los diecinueve días de duración del evento, que abrió sus puertas al público el 27 de abril. Esa cifra coloca esta edición apenas un 5% por debajo de la 2022 -que fue un año récord- y un 8% por arriba de la de 2019, una edición que no fue muy exitosa en términos de concurrencia y ventas. Este domingo de otoño casi primaveral se formaron laberínticas filas de lectores ansiosos de ingresar a la Rural.
La Fundación El Libro detalló que durante la Feria se hicieron 2137 actividades culturales (970 en las doce salas) y que más de doscientos autores internacionales (en su mayoría, españoles y latinoamericanos) visitaron el gran evento cultural con sede en Plaza Italia. En varios stands, en especial los ubicados en el Pabellón Verde, las cajeras no dieron abasto.
Del 5 al 7 de este mes, más de mil “embajadores” de las bibliotecas populares de todo el país compraron libros al 50 % del valor comercial gracias al Programa Libro % de la Conabip, y durante las Jornadas Profesionales (del 25 al 27 de abril) más de doce mil representantes de la industria del libro participaron de encuentros y debates. La FEL informó que se habían despachado 30.842 kilos en 2450 cajas a librerías de la Argentina, y 12.000 kilos en 400 envíos a librerías de todo el mundo. ¿Los principales destinos de estos últimos ejemplares? Los vecinos Chile, Bolivia, Perú y Uruguay.
La performance de la ciudad invitada de honor, Santiago de Chile, fue muy elogiada debido a la delegación de escritores y editores que viajaron a Buenos Aires para participar de una rica programación cultural, que traspasó las fronteras de la Rural. En 2024, Lisboa deberá esforzarse para competir con su par sudamericana.
En los 329 stands se distribuyeron 1483 sellos editoriales (varios en stands colectivos y de distribuidoras), doce países y tres colectividades, veintiún provincias y cinco ciudades. Hubo además stands de instituciones como el Banco Nación (auspiciante de la Feria) y FamilySearch, que subió a su “stand barco” a cientos de asistentes interesados en conocer más sobre sus antepasados. Los del Congreso Nacional y la Legislatura porteña conmemoraron los cuarenta años de recuperación de la democracia en la Argentina, al igual que el stand de Norma, donde se creó “un punto selfie” para festejar la democracia. El ciclo “40 años vertiginosos. El valor de la democracia y qué hacemos con ella” contó con la presencia de tres de los cinco jueces que condenaron a las juntas militares en 1985.
El centenario de la publicación del poemario Fervor de Buenos Aires, de Jorge Luis Borges, se convirtió en otro leitmotiv de la Feria, con invitados nacionales e internacionales, y una muestra de revistas, objetos y copias de manuscritos. Como cada año desde hace más de una década, la “movida juvenil” -que promueve Cris Alemany- se acrecienta, repercute en las ventas de las editoriales y cambia de rostros a medida que los jóvenes lectores y escritores “transicionan” a la adultez. Hernán Ronsino, por su novela Una música, ganó el Premio de la Crítica, y la española Elena Alonso Frayle, por el aún inédito “Geografía e historia”, el primer premio del concurso de cuentos de la FEL (el segundo lo obtuvo el paraguayo Sebastián Ocampos, por “Poliedro”). Fueron elegidos editores del año Luciana Kirschenbaum y Manuel Rud, de Limonero, y Gabriela Pintos, de Saber Libros (librería ubicada en San Francisco, Córdoba), fue coronada como librera del año.
Los actos más convocantes fueron, además del de apertura, el espectáculo Santiago de Chile canta a Buenos Aires en la Noche de la Feria (gratis a partir de las 20), las actividades por el Día de Armenia, el Día de Ucrania y el Día de Santiago del Estero (en cuyo stand había música a toda hora). Multitudes asistieron a las presentaciones de Joana Marcús, Arturo Pérez-Reverte con Jorge Fernández Díaz, Agustín Laje, Darío Sztajnszrajber, Felipe Pigna, Javier Milei (cuyos simpatizantes este domingo abuchearon e insultaron al expresidente de Uruguay, José Mujica, al grito de “¡la casta tiene miedo!”, y agredieron a visitantes en el stand LGBTQ+, Orgullo y Prejuicio), Ariana Godoy, José Luis Espert, Javier Santaolalla, Hugo Soriani y el Encuentro Internacional de Bookfluencers. Este año se sumó una sala para presentaciones, bautizada con el nombre del escritor Horacio González. Visitaron el evento dos grandes (en edad y maestría) de la poesía en lengua española: la uruguaya Ida Vitale y el chileno Raúl Zurita.
Entre los autores que batieron récords firmando ejemplares de sus libros, estuvieron la encantadora Irene Vallejo, Joana Marcús, Clau Ramírez, un chispeante Jaime Bayly (cuya presentación dejó decenas de personas afuera de la sala), Benjamín Vicuña, Daniel López Rosetti, Javier Santaolalla, Naomi Novik, María Martínez, Eduardo Sacheri, Claudia Piñeiro, Daniel Habif, Dolores Reyes (best seller por partida doble con sus dos novelas), Viviana Rivero, que dedicó con calidez cada ejemplar; Benjamin Lacombe, Pérez-Reverte, Sztajnszrajber, Milei, Pamela Stupía, Chanti, Carlos Pagni y Victoria Resco.
En declaraciones públicas, pocas veces los editores admiten que las ventas no resultaron como se esperaban, más aún en un año de alta inflación e incertidumbre económica como el actual (la Feria comenzó cuando se disparó el dólar, a finales de abril). Según informaron a LA NACION, las ventas de libros se hicieron desear, pero llegaron. Desde dos de los grandes grupos editoriales estimaron que habían “empatado” o se ubicaban apenas por encima de 2022 en ventas de ejemplares. Como la selección argentina de fútbol en Qatar, muchos expositores tuvieron que esperar los penales para festejar.
“La Feria estuvo muy concurrida, pero la percepción es que no fue la misma cantidad de gente del año pasado, posconfinamiento por Covid -dice Valeria Fernández Naya, directora de Marketing y Comunicación de Penguin Random House (PRH)-. Las ventas están en línea con el año pasado, más de la mitad de los libros que vendemos en Feria no son novedades de estos meses. Mantener nuestro gran catálogo vivo es un foco para nosotros y eso se refleja en los resultados”. Las novedades más vendidas por PRH fueron El tiempo de las moscas, de Claudia Piñeiro; Miseria, de Dolores Reyes; Cómo (no) escribí nuestra historia, de Elísabet Benavent; El poder de las palabras, de Mariano Sigman, y Tres meses, de Joana Marcús.
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— Joana Marcús🍂 (@joanamarcusx) May 14, 2023
El Grupo Planeta estimó que este lunes superarían un 3% las ventas de unidades de 2022. Entre los libros más vendidos figuran Apia de Roma, de Viviana Rivero; Blanca, la niña que quería volar, de Benjamín Vicuña; Las siete vidas de Mason Daft, de Pamela Stupia, y El nudo, de Carlos Pagni.
✨✨HOY✨✨
— Celes 🦋 (@MagicalStories_) May 14, 2023
Firma de @FDoficial en el filmodromo a las 14 hs.
Firma 2 ejemplares por persona. Puede ser cualquier libro.
No hay cupos solo hay respetar la fila.
Recomendaciones:
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“El balance nos da muy positivo en general; tuvimos presentaciones de libros y firmas convocantes, visitas de autores internacionales y contamos con un stand más grande que el año anterior, y muy elogiado -dice a este diario Alejandro Papaleo, encargado comercial de Ediciones Urano-. Vendimos un 5 % menos que el año pasado, y eso tuvo que ver con que que hay dos sellos editoriales que ya no distribuimos”. Entre los libros de ficción más vendidos figuran Mis días en la librería Morisaki, de Satoshi Yagisawa; la imbatible Los siete maridos de Evelyn Hugo, de Taylor Jenkins Reid, y Una luz en la llama, de Jennifer Armentrout.
Existen expositores orgullosos de comunicar porcentajes de ventas mayores que los de los grandes grupos. “La Feria ya cumplió nuestras expectativas de ventas y de difusión, que es la otra parte importante de este evento -afirma Benjamín Angeloni, gerente comercial de Riverside Agency-. En nuestro stand estrenamos un espacio más grande para mostrarle al público las diversas de editoriales nacionales e importadas que distribuimos. Estamos muy contentos porque superamos las ventas del año pasado y estimamos cerrar con un incremento del 15% en unidades vendidas”. Los libros más vendidos fueron Fortuna del flamante Pulitzer Hernán Díaz; Nuestra parte de noche, de Mariana Enriquez, y Los genios, de Jaime Bayly. En el stand de Edhasa, Libros del Zorzal y La Brujita de Papel, la venta fue sostenida y los libros más solicitados fueron Palabra semilla, de Magela de Marco y Caru Grossi; Raúl Alfonsín, de Pablo Gerchunoff, la serie Asterix y Galería de celebridades argentinas, de una irónica y politológica Pola Oloixarac.
“Terminamos esta Feria habiendo vendido un 30 % más que el año pasado, lo que es un éxito, dado el contexto -dice Trini Vergara, de Trini Vergara Ediciones-. Se prueba que la Feria es una verdadera necesidad de la gente y de nuestra ciudad. Pase lo que pase, se viene a la Feria y se compran libros. Para los editores, además de la venta, sigue siendo ese momento valiosísimo de diálogo directo con nuestros lectores. Me gusta mucho estar en el stand, recomendar y chequear nuestro trabajo”. Los más vendidos fueron Itaca, de Claire Norht, y Testigos ocultos, de Victor Pavic Lundberg.
Carolina Di Bella, gerenta editorial Galerna, coincide con su colega. “Para los editores, cada Feria del Libro es una oportunidad para encontrarnos de manera directa con nuestros lectores, conocerlos y dialogar -dice-. Desde esta mirada, el balance de cada edición de la Feria es siempre positivo. También lo es porque visibiliza la vigencia del hábito de lectura en niños, jóvenes y adultos. Desde Galerna, una empresa argentina que participa de la industria editorial como cadena de librerías, distribuidora y editorial, este año notamos el impacto de la realidad económica en el comportamiento de nuestros lectores quienes se acercaron deseosos de nuevas lecturas aunque restringidos en sus presupuestos de compra, hecho que se manifiesta en un resultado acorde a las variables de la crisis que atraviesa nuestro contexto actual, inflacionario y electoral, y alejado ya del escenario festivo del retorno que vivimos en 2022″. Aun así, los lanzamientos Amorosamente, de Pata Liberati; La divina lengua, de Mariano Magnifico (furor en TikTok); Condenada, de Sofía Caram, y No pienses tanto las decisiones, de Alejandro Rozitchner lideraron las ventas del stand.
Para Ariel Granica, expresidente de la FEL, la Feria superó toda expectativa. “Se ha revertido la tendencia prepandemia y se recuperó un vigor tan excepcional como el del año anterior -sostiene el responsable del sello Granica-. Las ventas han acompañado satisfactoriamente. En un contexto económico tenso, los lectores volvieron a entregarse a los libros. Cabe notar que en la Feria se está vendiendo mejor que lo que está ocurriendo actualmente en el mercado. El viernes cumplimos el presupuesto que nos habíamos fijado”. Se vendieron bien los clásicos de ALMA para jóvenes lectores: Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll; Frankenstein, de Mary Shelley, y Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, y la serie Pequeños Grandes Artistas, de Mariana Sanz, la apuesta del sello en 2023. “Los lectores, los libros y la Feria son una fuerza imparables”, concluye Granica.
Si bien las editoriales independientes alcanzaron la meta de “empatar” (o de no perder por goleada) con la edición de 2022 en materia de ventas, indicaron que pasado mañana, cuando la Feria haya concluido, deberán enfrentarse a un grave y persistente problema de la industria editorial: la escasez de papel y el aumento imparable del precio de este insumo. Durante el evento ferial, aumentó un 8%; los editores ya descartan que el Gobierno nacional pueda hacer algo al respecto. El papel ilustración que se usa para libros de niños y jóvenes en la Argentina es casi una especie en extinción.
El editor de Caleta Olivia, Pablo Gabo Moreno, cuenta que reimprimir el libro más vendido de su sello, Las cosas que digo son ciertas (poesía reunida de Blanca Varela), le costaría esta semana un millón de pesos. “Y además no hay papel”, remarca. Para conservar la clientela, las imprentas comenzaron a ofrecer rebajas por sus servicios a los editores de sellos chicos y medianos. Otro fantasma que recorrió la Feria estas semanas se proyecta hacia el futuro: varios editores opinan que si los candidatos de Juntos por el Cambio o Javier Milei triunfan en las elecciones nacionales, el sector editorial se verá perjudicado. “Durante el Gobierno de Mauricio Macri el Estado no compró ni un solo libro”, resume uno de ellos. Tal vez esto mismo explica por qué las críticas del sector apuntan a las papeleras y no a la fallida política económica del Gobierno.
“Estamos contentos de participar en esta edición ya que cumplimos veinte años -dice el editor de El Cuenco de Plata, Julio Patricio Rovelli López-. Nuestro libro más vendido fue El hombre de las tres letras de Pascal Quignard, que viene de ganar el Premio Formentor y visitará la Argentina en octubre. Las ventas fueron regulares. Para las editoriales independientes con lo vendido difícilmente lleguemos a pagar la reimpresión de los libros, teniendo en cuenta la inflación de tintes alfonsinistas. Y por otro lado están los costos irrisorios de la Rural: creo que lo más democrático es que las instituciones, empresas y demás organizaciones que participan de la Feria subvencionen en su totalidad el alquiler de los stands de aquellos que producimos la sustancia vital de este evento: los libros, sin los cuales no habría Feria posible”. Para Rovelli López, se llevan a cabo en la Rural una serie de emprendimientos extraliterarios “totalmente desconectados” del mundo del libro.
“Notamos menos afluencia de público y un descenso cercano al 20 % en las ventas con respecto al año pasado -indica el editor y escritor Diego Skliar, de Tinta Limón-. Desde el stand colectivo Todo Libro es Político logramos instalar, como cada año, una discusión acerca de los modos de vida y la producción. Este año con la consigna ‘Alquilar o leer’, dando cuenta de la crisis habitacional y la dificultad de contar con tiempos de ocio y formación en la precarización de la vida”. Los libros más vendidos de este sello fueron Ir más allá de la piel, de Silvia Federici, y El imperialismo del dólar, de Maurizio Lazzarato, que el viernes 5 dio una charla magistral en el Encuentro Nacional de las Bibliotecas Populares.
Desde Corregidor, el jefe de Prensa Norberto Gugliotella, señala que este año se vendieron más libros que en 2019, pero menos que en 2022. Los clásicos del sello -Clarice Lispector, Macedonio Fernández y Susana Thénon- impulsaron las ventas juntos con las novedades literarias: Lo que hicieron ahí, de María Rosa Lojo, y Enlutada, de Paula Tomassoni. “Otros años la gente se iba con varias bolsas de libros; ahora, solamente una o dos”, grafica Gugliotella.
Martín Gremmelspacher, responsable de Bonum, registra una caída del 20 % en ventas respecto de 2022. “Es más o menos lo recuperado de 2019 a la edición del año pasado -dice-. Claramente, hubo menos gente; nunca se trabó la Feria como en otras épocas. Hubo menos gente y los bolsillos de los consumidores están castigados. Eso hizo que se vendiera menos”. Los libros de Bonum se vendieron bien en las jornadas profesionales (”este año fueron excelentes”, acota), entre ellos los libros de educación, en especial, ¡Hola directivos!, de Laura Lewin.
Uno de los sellos locales más exitosos fue VR Editoras. “En principio llegamos a cubrir la inversión que representa tener un stand como el de este año, con la cabina selfie point de Heartstopper con tecnología de inteligencia artificil y un semipiso para acciones de prensa propias -dice Samanta D’Ambrosio, gerenta comercial-. Hoy estamos en un 13 % en unidades vendidas por encima de las de 2022 y proyectamos terminar con un 18 % arriba”. El ranking de libros más vendidos lo lideró Alice Oseman con su novedad de mayo Radio silencio, seguido por su libro anterior, Solitario, y la comedia romántica del sello Vera Una luna sin miel, de Christina Lauren.
Entre los stands colectivos con buenas ventas, se destacaron Un Cuarto Impropio (con una curaduría enfocada en feminismo y libros de escritoras), Todo Libro es Político, El Mundo Alucinante y Carbono, donde los best sellers fueron Cometierra, de Dolores Reyes; Momentos estelares de la humanidad, de Stefan Zweig, y Autobiografía de mi madre, de Jamaica Kincaid, publicados respectivamente por Siglio, Godot y La Parte Maldita.
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