Feria del libro infantil de Bolonia: la vidriera más luminosa al mundo
Una editora francesa, un editor polaco y tres ilustradores de Italia, Holanda y Argentina nos reunimos el 5 de enero en Bolonia para elegir a los participantes de la próxima Muestra de Ilustración que se inaugurará mañana en Italia, en el marco de la 56 edición de la Bologna Children´s Book Fair, la feria del libro infantil más importante del mundo.
En una gran sala nos esperaba "una gran bestia que podría habernos devorado de inmediato", según definió Alessandro Sana, ilustrador italiano, el momento en el que nos enfrentamos a la responsabilidad de reordenar el caos de trabajos y escoger lo mejor de la ilustración internacional. Integré el jurado junto con la ilustradora holandesa Harriët Van Reek, el editor polaco Maciej Bilyniak y la editora francesa Bèatrice Vincent.
La vista general de las mesas que albergaban las ilustraciones se transformaba en un océano de colores que los cinco jurados navegaríamos durante tres intensos días de doce horas de trabajo cada uno, para poder llegar a seleccionar a los 76 participantes de la muestra internacional.
La trastienda del jurado
Esta feria de libros ilustrados fundada hace 56 años fue creciendo en importancia y en convocatoria a partir de la Muestra de Ilustración. Pero con el tiempo se ha convertido en la feria de libros ilustrados más importante, donde se negocian las ventas de derechos de publicación de libros ilustrados para niños y jóvenes del mundo entero. Editores, estudiantes, escritores, diseñadores, traductores, impresores y profesionales de la ilustración buscan su oportunidad para estar presentes en esta luminosa vidriera editorial. Se recibieron los trabajos de 2900 participantes provenientes de más de 40 países. Cada uno de ellos envió a concursar cinco imágenes hiladas entre sí, con un discurso narrativo-visual con temáticas que van desde la guerra hasta mitos y leyendas (categoría Fiction), vinculadas a la historia o a la naturaleza (Non Fiction). Así, una vez más llegaron a concursar decenas de "Caperucita y el lobo" (casi se podía haber armado un catálogo con esta temática y las repetitivas series de historias con animalitos). Llegaron 14500 imágenes procedentes de los cinco continentes, muy bien representados, y que daban cuenta de que el talento no es patrimonio solo de los países más desarrollados. Ya festejan los profesionales seleccionados de: Argentina (1), Uruguay (3), Brasil (2), Venezuela (1), Finlandia (2), Japón (10), Italia (7), Corea (3), España (6), Eslovenia (2), Ucrania (2), Irlanda (5), Francia (5), Canadá (2), Portugal (2), Reino Unido (3), Noruega (9), Taiwan (9), México (2), Polonia (2), Lituania (2), Suiza (2), Irán (2), Turquía (2), Estados Unidos (2), China (2), Rusia (2) y Alemania (2).
En el caso de la Argentina, cabe destacar la única presencia de Luis Alberto Goldberg, con una obra minimalista de trazos coloridos y espontáneos, denotando una gran sensibilidad, habilidad técnica y narrativa, señas fundamentales a la hora de tener que escoger su trabajo. Yael Frankel y Eleonora Arroyo se destacan entre los argentinos que se presentaron, y aunque no estarán este año en el catálogo, ambas son profesionales de indiscutido nivel, pero que no alcazaron la cantidad de votos suficientes. Goldberg de inmediato tuvo el apoyo de la mayoría del jurado, organizado a través de un sistema de post it de colores, propuesto por Elena Passoli, directora de la Feria, y la coordinadora, Deanna Belluti. Cada miembro pegaba su papel colorido, en el trabajo del concursante que llamaba su atención. Una excelente mecánica para arribar a la votación final, y facilitar el conteo y registro de los votos (el que más post it de color tenía quedaba dentro de la selección). Sin embargo, tuvimos varios casos que produjeron un interesante e intenso debate, pese a haber obtenido 1 o 2 post it (votos), dando como resultado un equilibrio en la discusión siempre basado en el respeto por las opiniones de cada colega.
Argentina da la nota
Dentro del caos que producía ese maremagnun de imágenes, Argentina generaba una cuota adicional, que se sumaba a esa extraña sensación de desasosiego. La falta clara de institucionalidad al momento de participación como país se hacía evidente. El trabajo de talentosas y talentosos ilustradores se vio disperso, evidenciando las carencias que transitamos hoy a nivel de representatividad institucional cultural, y desperdiciando la potencia del conjunto de nuestros profesionales, dispersos en diferentes sectores de la sala. Una pena realmente que no exista al día de hoy la forma de aglutinar un envío de conjunto. ¿Será que las instituciones están cada vez más alejadas de las bases? ¿O será que las bases no se acercan a las puertas de las instituciones? Como contraejemplo, hay casos ejemplares como el de Uruguay (donde el envío se realiza desde el Ministerio de Educación y Cultura con gestión paralela de los profesionales), o Portugal, donde diversas editoriales se organizan junto a sus autores para realizar los envíos, acuerdo que garantiza y potencia una fuerza y unidad importantísima al momento en que el jurado recorre los sectores organizados por países. Hay casos como los de Japón, Italia, Francia y Reino Unido, que se organizan para los envíos, desde las universidades o escuelas de ilustración.
En paralelo, mientras me encontraba trabajando como jurado, la participación del sector editorial de Argentina corría el serio riesgo de no contar con un stand este año. Una vez más y con la lengua afuera, justo el último día (el que se consensúa en el precontrato que la Feria establece con cada país) y a ultimísimo momento, "se llegaba a sumar la cantidad de editoriales suficientes para la participación, y equilibrar los costes de la logística del mismo". Pese a los esfuerzos y gran compromiso de la gente responsable de la convocatoria, perteneciente a la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio en el Exterior, que difunden la propuesta dentro del sector editorial local, solo unas pocas y pequeñas editoriales respondieron a la convocatoria de esta Feria. Llama la atención cada año la ausencia de las medianas y grandes casas editoriales y, por consiguiente, los grandes nombres de autoras y autores de nuestra Literatura Juvenil e Infantil ilustrada, quedando fuera de este prestigioso evento internacional. Casi todos ellos forman parte del catálogo de las distintas editoriales que son parte de los grandes grupos de edición, que no se interesan en lo más mínimo por proponer políticas editoriales que establezcan bases que potencien a nuestros autores por fuera de los intereses locales. Eso trae aparejado que las nuevas generaciones de autores argentinos propuestos por los más pequeños nunca hubieran tenido ni ascendencia literaria ni plástica.
Por otra parte, sumaría muchísimo a la hora de gestionar este stand y los de otras ferias internacionales que la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio en el Exterior tenga en cuenta, también, a aquellos proyectos emergentes que pese a tener una pequeña producción anual de libros y no estar conformadas como PYMES puedan tener participación aunque sea siendo monotributistas.
El jueves 4, cuando termina la Feria del libro infantil de Bolonia, la Muestra de Ilustración empieza a itinerar por el mundo. Y hay muchas chances de que pase por la Argentina y el Uruguay, de modo que cruzo hasta los dedos de los pies (los míos e invito a todas y todos mis colegas a cruzarlos) para que pronto podamos navegar ese océano de sentidos y colores plasmados sobre papel.
*El autor es co-fundador de la editorial de libros ilustrados Pequeño Editor
Diego Bianki