Feria de Editores: mucho público y repunte en las ventas, gracias a una “ingeniería” de promociones
Hoy, en su segunda jornada, el encuentro de sellos independientes convocó a 5700 visitantes y el jueves, a 3400; continúa hasta el domingo, con entrada gratuita e interesantes descuentos
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Si hay recesión, que no se note. En la entrada del C Complejo Art Media (Corrientes 6271) una fila de lectores, en su mayoría jóvenes, esperaba la apertura de la Feria de Editores (FED), en su segunda jornada. Algunos ya tenían prevista la visita a las mesas de editoriales para pasar a retirar novedades “marcadas” previamente, como Diario del abandono (Bosque Energético), de Leopoldo Brizuela; Poemas selectos (El Cuenco del Plata), del irlandés Paul Muldoon con traducción de Pablo Ingberg; Nuestro abismo encantado (Metalúcida), del premiado escritor tunecino Yamen Manai, con traducción del francés de Sandra Buenaventura; El entusiasmo, nueva novela de Pablo Farrés (Nudista), y la novela juvenil de Matías Moscardi publicada en AZ, Marina Maravilla y el fabuloso dojo literario de Katsumoyo Hagakure, “una mezcla de Alicia en el país de las maravillas y El viaje de Chihiro”, según el editor Antonio Santa Ana. El jueves pasaron por la FED 3400 asistentes (en 2023, 3200) y en la segunda jornada, 5700 (4700 el año pasado). La entrada es libre y gratuita.
La gran mayoría de los editores había recuperado la inversión ($195.000) gracias a las compras de “librerías aliadas” y bibliotecas de todo el país, al 50% del valor comercial en stands adheridos, jueves y viernes de 11 a 14, y, sobre todo, a una “ingeniería” de descuentos y promociones para los lectores. “No me llevo un libro que cueste más de $ 20.000″, dijo a LA NACION un joven que había comprado ejemplares en los stands de Madreselva, Editores Argentinos y Ninguna Orilla. Algunos editores dijeron que las ventas estaban “un poco” por debajo de 2023; otros, que empatarían con el año pasado y otros, que habían vendido en los dos primeros días la misma cantidad que en los cuatro días de 2023. El año pasado se vendieron más de 90.000 ejemplares en la FED.
“Este año, el éxito es que no sea un fracaso”, dijo Alejandro Katz a LA NACION; en Katz Editores, las novedades son muy oportunas para ser leídas en el contexto local: La lucha por una política decente, del filósofo estadounidense Michael Walzer, y Los desposeídos. La estrategia de supervivencia de las clases populares, del geógrafo francés Christophe Guilluy. La editora de Empatía, Marcela Carbajo, dijo que “saldrían hechos” si empataban con las ventas del año pasado; la novedad en el stand de literatura africana es Un duelo inusual, de la sudafricana Yewande Omotoso ($ 18.000). Muchos editores admitieron que habían llegado a la FED con expectativas tan bajas que fueron los primeros sorprendidos por la insaciable pasión lectora.
Gran parte de las 330 editoriales que participan este año de la FED vende los libros con el 10% de descuento; sobre ese precio, los asistentes pueden mejorar la promoción si compran dos o más libros. En el stand de Las Furias, por ejemplo, se ofrecen “combos temáticos” de dos libros por $ 27.000 y $ 30.000 (la novedad es la correspondencia entre Ivonne Bordelois y Alejandra Pizarnik, que cuesta $ 21.000). En Cuarto Menguante y Paisanita, con ensayos sobre cine y ficción nacional, respectivamente, el porcentaje de descuento aumenta por cantidad. Barenhaus tiene una promoción de cuatro libros a $ 25.000 y en Qeja, el “libro del día” está a mitad de precio (el de este viernes fue Perezosa y tonta, con relatos de Luciano Lutereau, a solo $ 8000). En la mesa de Siglo XXI se pueden encontrar títulos a $ 8900 (Natalia Ginzburg, audazmente tímida, biografía de Maja Pflug) y en Ediciones IPS, los precios van de los $ 10.000 a los $ 20.000, “accesibles para trabajadores y jóvenes interesados las ideas socialistas, un búmeran para quienes las atacan”, sostuvo Nicolás Bendersky.
Un atractivo de la FED es que muchos editores son escritores y se puede conversar con ellos e incluso llevarse un libro autografiado, así pasa con Natalia Litvinova en Llantén; Ariel Bermani en Conejos y Limbo (una cooperativa de veinticinco escritores que ya lanzó diecisiete títulos); Norberto Gugliotella en Corregidor, Damián Tabarovsky en Mardulce, Mauro Libertella en Vinilo y Pablo Forcinito en Metalúcida, entre otros.
El Ministerio de Cultura porteño otorga una inesperado beneficio a los poseedores del Pase Cultural (estudiantes secundarios, docentes y adultos mayores) que concurran a la feria: un “PaseFED” por $ 7500 que se debe solicitar en la entrada para la compra de libros en los stand adheridos. También en la entrada se consigue el libro gratuito Violencia, gentileza de los organizadores de la feria (que muchos visitantes relacionaron con las impactantes denuncias en contra del expresidente Alberto Fernández).
No obstante, este año la ciudad de Buenos Aires no auspició, como había hecho hasta 2023, el programa de fellowship de editores extranjeros interesados en el mercado editorial de la Argentina para la compra de derechos. Los organizadores lo atribuyeron al desconocimiento por parte de los funcionarios de la nueva gestión. Como era de prever, la Secretaría de Cultura de la Nación brilló por su ausencia y la Cámara Argentina de Librerías Independientes le dedicó un cartel al ministro Federico Sturzenegger, adalid de la desregulación: “Si leés hay una ley para vos. Ley 25542 Defensa de la Actividad Librera”.
Pasearon por las calles de la FED escritores como María Inés Krimer, Gabriela Franco, Eduardo Mileo, Flor Monfort, Martín Felipe Castagnet, Cynthia Rimsky, Edgardo Scott, Pedro Rey, Federico Falco, Osvaldo Baigorria, Claudia Piñeiro, Silvia Hopenhayn, la canadiense Marie-Pier Lafontaine y la española Luna Miguel, que en la mesa “Narraciones del deseo” junto con Fernando Chulak y Raquel Tejerina (autores de Tres meses; un año y La Stalker, respectivamente, de Beatriz Viterbo), dijo que para escribir Leer mata (Odelia) se había inspirado “descaradamente” en Trance, la autobiografía lectora de Alan Pauls. “Confío más en una lectura erótica que en una escritura erótica”, dijo la autora. En el segundo piso del espacio cultural se puede ver la muestra fotográfica Biblioteca personal, de Alejandra López, con retratos de autores como Abelardo Castillo, Marcelo Cohen, Samanta Schweblin y Carlos Busqued, del que Blatt & Ríos publicó el best seller póstumo Borderline Carlito ($ 16.900).
En la FED se consiguen libros de filosofía y literatura medieval en Winograd, de terror en Muerde Muertos (con dos novedades: Baviano, de Luis Alexis Leiva, y La infección, de Patricio Chaija), de poesía en Caleta Olivia (donde se consiguen el nuevo libro de Gustavo Álvarez Núñez y la poesía reunida de Juan Desiderio) y en Salta el Pez (con el “libro acontecimiento” El amor es animal, poesía reunida de Susana Villalba), de pensamiento contemporáneo en La Cebra y Cactus (la belga Vinciane Despret, con su etología filosófica, sigue primera en ventas), de literatura infantil en Pequeño Editor, Unaluna, Limonero y Musaraña (la novedad es Yaci, de Mariana Ruiz Johnson), de novela gráfica en Hotel de las Ideas, Loco Rabia y Maten al Mensajero y de literatura argentina y extranjera en Adriana Hidalgo, 17 Grises, Baltasara, Chai, Criatura (de Uruguay) y Sigilo, que invitó a la senegalesa Seynabou Sonko a presentar su novela Djinns este domingo a las 19.30 junto con Mónica Zwaig y Cecilia Fanti, premiada por la labor librera que lleva adelante con Céspedes. Tomar un café cuesta entre $ 2800 y $ 3000.
Hoy, a las 19.30, la editorial Entropía festejó en el ágape de las editoriales independientes sus primeros veinte años de vida. Autores de la casa -Romina Paula, Iosi Havilio, Santiago Loza, Diego Muzzio, Virginia Cosin, Leandro Ávalos Blacha, Santiago Craig, Mercedes Halfon, Carlos Ríos, Laura Wittner y Roque Larraquy- leyeron un fragmento de otro autor publicado por Entropía y comentaron su elección. La novedad del joven sello es nada menos que un libro de relatos de Fernanda García Lao, Teoría del tacto ($ 19.000), que comienza así: “Ver es cálculo. El sonido, sugestión. Las palabras están crudas. Si las pruebo, ¿me enveneno?”. A dejarse tentar por conjuros y pócimas de palabras en la Feria de Editores.
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