Falleció Mario Héctor Manuilo, director de la galería porteña Van Eyck
Dueño de una colección de pinturas de maestros argentinos, latinoamericanos y europeos, presidió además la Asociación Argentina de Galerías de Arte
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En un sábado de luto para el arte argentino, luego de que se conociera la noticia de la muerte del artista Antonio Seguí se informó que también había fallecido en la ciudad de Buenos Aires el abogado, coleccionista y marchand Mario Héctor Manuilo, director de la conocida galería Van Eyck. Tenía 84 años.
Había nacido el 25 de noviembre de 1937 y en los últimos años su salud se había deteriorado. Poseía una colección de arte que acrecentó con obras de creadores argentinos, latinoamericanos y europeos, y una pasión por el arte que lo acompañó hasta sus últimos días.
Van Eyck abrió sus puertas en noviembre de 1988 en la calle Suipacha; su sede actual está ubicada en la avenida Santa Fe 834. Orientada a la geometría abstracta y sensible, el arte cinético, y el arte concreto y madí, en su galería conviven obras del entrañable Horacio Butler con otras de maestros como Horacio García Rossi, Víctor Magariños D. (uno de los artistas favoritos de Manuilo), Leopoldo Torres Agüero, Gustavo López Armentia, Jorge Diciervo, Domingo Pronsato, Santiago Cogorno, Juan Doffo, los uruguayos María Freire e Ignacio Iturria y la austriaca radicada en el país y en Perú Gertrudis Chale, entre muchos otros. Todas las obras integraban su colección.
“Qué gran pena -dice a LA NACION la artista María Silvia Corcuera, amiga de Manuilo y que fue representada por Van Eyck en la década de 1990-. Nunca conocí a un marchand que supiera y viera tan bien las obras. Tenía una mirada única frente a ellas. Aparentemente tosco, cariñoso a su manera, seguía a sus artistas con gran orgullo aunque ya no estuviéramos en su galería. Era justo y honesto, un caballero que apreciaba a los artistas”. Para Corcuera, Manuilo (así como otros galeristas de su generación) es irremplazable. “Esa es la gran desgracia -agrega-. Hoy los marchands no tienen esa mirada”.
La galerista Laura Haber conoció al doctor Manuilo en su juventud. “Era uno de los que más sabía de arte en la Argentina, capaz de reconocer un cuadro falso a una cuadra de distancia -grafica-. Y también era muy realista cuando decía que el mercado del arte en el país estaba ‘pinchado’ desde hace años. Sufría porque los artistas argentinos no lograban, por falta de políticas de Estado, el reconocimiento que tienen, por ejemplo, los artistas brasileños”.
¿Por qué la galería se llamaba Van Eyck? “Por la luz, la luz de las pinturas de Jan van Eyck”, dijo Haber. En una conferencia brindada en 2015 por solicitud de la Fundación ArteBA, Manuilo declaró que la historia había comenzado a mediados de la década de 1980 con una visita a la Galería Nacional de Londres, donde vio la obra de Van Eyck El matrimonio Arnolfini. “Esa contemplación produjo en mí un impacto poderoso”, reveló. Al principio la galería tuvo un carácter ecléctico, con exponentes de la generación intermedia, y luego se volcó a la geometría abstracta y sensible. “Pasaron por la galería artistas como Raúl Lozza, Alfredo Hlito, Juan Melé y Carmelo Arden Quin; tuvimos varias exposiciones de Julio Le Parc, Rossi y Magariños D., un artista excepcional”.
“Fue un gran trabajador del arte; ha sido un hombre consecuente, a cargo de una galería criteriosa, con obras de gran factura; un personaje casi de leyenda en el arte local”, dice Norberto Frigerio, director de Relaciones Institucionales de este diario. Galeristas y artistas consultados por LA NACION coincidieron en que Manuilo adoraba el arte, era un gran coleccionista y tenía una sensibilidad irónica. Algunos temían sus comentarios sarcásticos.
Con su galería, participó de ArteBA desde el inicio, en 1991. También viajó con obras de artistas locales a ferias internacionales como Artmiami, la Feria Iberoamericana de Arte de Caracas, Arteamericas, la feria Pinta, Los Angeles Art Show y, en 2012, ArtBO, la Feria Internacional de Arte de Bogotá.
Entre 1998 y 2000, el doctor Manuilo presidió la Asociación Argentina de Galerías de Arte (AAGA) y en ese periodo se adquirió la sede social y se creó el cuerpo de peritos de la institución con el objetivo de detectar obras apócrifas y adulteradas. El sector artístico argentino despide a un gestor cultural que buscaba siempre la excelencia.
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