Falleció Jean-François Revel, gran pensador del siglo XX
El intelectual francés fue un defensor de las ideas liberales
El filósofo, ensayista y periodista francés Jean-François Revel, uno de los intelectuales más influyentes y lúcidos del siglo XX, murió anteanoche, a los 82 años, en un hospital de las afueras de París, a raíz de una afección cardíaca.
Miembro de la Academia Francesa desde 1997, liberal y ateo confeso, Revel mantuvo en su trayectoria intelectual posiciones controvertidas, pero siempre coherentes, que despertaron polémica y lograron "perturbar el confort ideológico de la mayoría de las elites del mundo", como él mismo definió alguna vez sus intenciones.
Tras combatir con energía a la izquierda francesa a partir de la década del 70, en los últimos años Revel -escritor prolífico y periodista activo- se dedicó a fustigar los movimientos contra la globalización, a contradecir y cuestionar el sentimiento antinorteamericano en Europa y a defender el neoliberalismo como "el único sistema económico que más o menos funciona", como expresó hace un año en una entrevista con LA NACION.
Experiencia cosmopolita
Nacido el 19 de enero de 1924 en Marsella, Revel cursó sus estudios secundarios en Lyon e ingresó en la prestigiosa Escuela Normal Superior de París, donde estudió filosofía.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en la que colaboró en la resistencia contra la ocupación nazi, comenzó un periplo de once años fuera de su país en el que se desempeñó como docente en tres destinos diferentes. Fue profesor de filosofía en una escuela media de Argelia, entonces colonia francesa; pasó dos años enseñando en el Instituto Francés de México, y siguió como profesor en Florencia, Italia, por cuatro años más.
Al regresar a Francia, en 1956, prosiguió su carrera docente en la Universidad de la Sorbona y comenzó la doble tarea que le daría fama mundial: los ensayos políticos y el periodismo. Revel fue redactor jefe de las páginas literarias de L´Observateur, consejero literario de las editoriales Julliard y Robert Laffont y editorialista del semanario L´Express, que dirigió entre 1978 y 1981, cuando renunció en solidaridad con el despedido jefe de redacción para pasar a colaborar con la competencia, el semanario Le Point.
Su carrera como ensayista, en tanto, incluye más de treinta títulos, en general vinculados con la filosofía política y el análisis de procesos políticos contemporáneos, siempre caracterizados por un abordaje provocador.
Algunos de sus libros, que se han vuelto clásicos, incluyen "¿Por qué los filósofos?", de 1957, donde anuncia que la filosofía ha muerto; "La tentación totalitaria"; "Ni Marx ni Jesús"; "El Estado megalómano"; "El rechazo del Estado", y "El monje y el filósofo", escrito en 1997 en colaboración con su hijo, Mathieu Ricard, monje budista.
En 2002 escribió "La obsesión antiamericana: dinámica, causas e incongruencias", en el que intentó explicar el sentimiento de rechazo hacia los Estados Unidos, particularmente en Europa, como la versión actualizada de "un resentimiento hostil contra los pueblos más poderosos" que siempre existió.
"No se quiere reconocer que la preeminencia de los Estados Unidos es resultado de los errores cometidos por los europeos. En el siglo XX, los europeos se entregaron a dos guerras civiles que degeneraron en guerras mundiales y tuvieron efectos devastadores [...] Si las democracias se establecieron fue gracias a los Estados Unidos", dijo Revel en otra entrevista con LA NACION, en 2004.
En relación con la Argentina, Revel atribuyó nuestras crisis políticas a que el país "no respetó sus instituciones", a lo que sumó "una memoria defectuosa". "La Argentina no tuvo suficientemente en cuenta su propia experiencia", afirmó.
Críticas a la izquierda
Polémico, Revel siempre fue crítico de la Unión Europea y su capacidad real de convertirse en contrapeso de los Estados Unidos en el escenario mundial.
"La Unión Europea no tiene los medios necesarios para ser lo que fueron y son los Estados Unidos. Es débil. No hay un gobierno europeo, sino Estados que no quieren ceder competencias", afirmó a LA NACION.
También polemizó con la izquierda de su país, al subrayar que "ha realizado un esfuerzo sobrehumano para no sacar fruto del naufragio de sus propias ilusiones y ha desarrollado una gran fijación antiliberal".
Condecorado con la máxima distinción francesa, la Legión de Honor, estaba casado con la periodista y escritora Claude Sarraute, con quien vivía en un departamento de la isla Saint Louis, en París, con vista al Sena.