Falleció el doctor César Bergadá
Presidió la Academia de Medicina
Falleció en esta ciudad, a los 75 años, el doctor César Bergadá, médico de enorme prestigio como endocrinólogo pediátrico, disciplina que desarrolló en el país y en el continente, y de sólidos principios y virtudes morales.
Bergadá, un seguro punto de referencia en cuanto a competencia profesional y honestidad, presidió entre 2002 y 2004 la Academia Nacional de Medicina.
Investigador superior del Conicet, fue también el primer decano de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, entre 1996 y 2002, e impulsó su hospital universitario en Pilar.
Había nacido el 8 de junio de 1929 en Buenos Aires. Se graduó de médico en la UBA en 1952. Ese mismo año ingresó en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y dos años después se incorporó al servicio de endocrinología de ese hospital, con la dirección del doctor Martín Cullen.
Entre 1959 y 1961 trabajó en el hospital John Hopkins, de Baltimore, con una beca del Conicet. A su regreso ingresó en la carrera de investigador científico de ese consejo, y formó un grupo de profesionales y técnicos con alto nivel de exigencia. En 1973 se constituyó el Centro de Investigaciones Endocrinológicas (Cedie), del que fue director durante 25 años.
Como jefe de la División Endocrinología del Hospital de Niños y secretario de la Fundación de Endocrinología Infantil (FEI), Bergadá propició la formación de médicos del interior en esta materia y creó filiales de esa fundación en hospitales de niños de Córdoba, Tucumán, Mendoza y Rosario.
Fue presidente de la Sociedad Latinoamericana de Investigación Pediátrica en 1965 y 1966, de la Sociedad Argentina de Investigación Clínica en 1970 y 1971 y de la Sociedad de Endocrinología y Metabolismo en 1974 y 1975, e integró otras entidades científicas.
Múltiples temas atrajeron su mirada, como el hipotiroidismo, la baja estatura, el retardo del crecimiento, la prevención de enfermedades discapacitantes. Ya en el hospital Hopkins, publicó trabajos con hipótesis originales sobre las anomalías de diferenciación sexual. Con conocimiento de causa, Bergadá advirtió sobre el efecto de confusión que podía causar el enfoque de algunos planes de educación sexual. No era un científico frío, tenía cariño por los niños y estimaba que no podían ser sujeto de experimentos de dudoso resultado.
Requerido por sus conocimientos, su experiencia y su sabiduría, al morir presidía el comité científico de Qualitas e integraba la comisión asesora de la Fundación Oftalmológica Argentina.
Casado con Estela Palacios, tenía cinco hijos y 17 nietos. Era un hombre que veía en el trabajo bien hecho, a conciencia, un camino de santificación personal, de mejoramiento de la sociedad. Era apacible, bueno, noble, y quienes lo conocieron vieron su vida como un ejemplo.
El sepelio se efectuó ayer en el cementerio Parque Memorial.
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