Falleció el artista Víctor Grippo
Su obra recorrió todo el mundo
A los 66 años murió Víctor Grippo, artista conceptual de talento único, que concebía el universo como un conjunto cifrado de claves de difícil acceso.
Había nacido en Junín, provincia de Buenos Aires, y estudió Ciencias Químicas y Diseño en la Universidad Nacional de La Plata. No terminó ninguna de las dos carreras, pero sí se interesó tempranamente por la pintura y la escultura.
Su primera muestra se realizó en 1966. La última, con vasta difusión internacional, fue "Cantos paralelos", organizada en 1999 por la curadora Maricarmen Ramírez en el Museo de Austin, Texas. Para entonces, Grippo ya estaba en el olimpo de los grandes.
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Las obras de Víctor Grippo integran colecciones de importancia, como la de Jorge y Marion Helft y la de Eduardo Grüneisen, y formaron parte de recordadas muestras itinerantes.
Nadie olvida el gigantesco fresco armado por Waldo Rassmussen, ex curador del MoMA de Nueva York, montado para celebrar el Quinto Centenario del Descubrimiento de América y que reunía obras antológicas de artistas latinoamericanos del siglo XX. Aquella muestra, de carácter itinerante, comenzó su viaje en Sevilla y siguió a París, Colonia y Nueva York.
El último invierno expuso en la galería de Ruth Benzacar instalaciones minimalistas dotadas de esa magia única que sella la obra de quien puede hacer todo con nada.
Ya estaba enfermo y el cáncer había agudizado ese estado de reserva permanente, que resultaba difícil de atribuir a su natural timidez, a una personalidad con tendencias depresivas o a su extrema sensibilidad.
En aquella oportunidad, Grippo volvió a manifestar su interés por los objetos más sencillos, las humildes herramientas de trabajo utilizadas para tareas cotidianas. Esas figuras sin rostro que llamó "Anónimos" eran un retrato del hombre contemporáneo: sólo y aislado en su cúpula de cristal.
El momento liminar de Víctor Grippo, que definiría un compromiso ético con el arte, fue cuando presentó "Construcción de un horno popular para hacer pan"; en la intención retomaba la lección de Marcel Duchamp, con sus "ready mades". Era la resignificación del objeto dado el punto de partida del conceptualismo.
Pero será su obra realizada a partir de las papas la que abrirá para Grippo las puertas de la escena internacional y el reconocimiento de las voces de la crítica más respetada.
Víctor Grippo vivió el lugar del artista como un espacio de reflexión y respeto, al margen de las lisonjas y el elogio fácil.
Su primer contacto con el arte fue gracias a un humilde escultor de su Junín natal. En los años sesenta integró el Grupo Sí, con Paternostro, Puente, Antonio Trotta y Edgardo Vigo, y poco tiempo después inauguró su primera muestra individual, en la galería Lirolay. Integró el Grupo Cayc, con el que se adjudicó el Gran Premio en la Bienal de San Pablo de 1977.
En plena era tecnológica, regida por los procesos virtuales, Grippo reclamaba volver a las fuentes. Reivindicaba el trabajo con las manos y el amor por los oficios. En el fondo, reclamaba recuperar una alianza entre el arte y el trabajo.
Sus restos serán cremados hoy en el cementerio de la Chacarita.
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