Ezequiel Martínez: “Si hay polémicas en la Feria del Libro es porque es una feria plural”
El periodista y gestor se prepara para su debut como director en el mayor encuentro cultural de la ciudad; la expectativa por el acto inaugural, donde suele haber polémicas
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La primera vez que Ezequiel Martínez fue a cubrir a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el editor de la revista para la que trabajaba lo mandó a “investigar” la oferta gastronómica alrededor del ex Centro Municipal de Exposiciones. Nada de buscar libros raros ni hacer entrevistas con autores. Más de treinta años después, el periodista dirige la feria más convocante de la región. A menos de un mes del regreso al predio de La Rural, después de la suspensión de dos años consecutivos a causa de la pandemia, Martínez está listo para encarar el desafío.
Hay nervios, reconoce, porque son muchas las cuestiones de las que se ocupa en el puesto que dejó vacante Oche Califa, luego de seis años de gestión. Pero está preparado. Sabe que todo es posible en esas tres semanas. “Es mejor una feria con polémicas que una donde no pasa nada porque eso habla de que es plural”, dice convencido.
-¿Cómo te sentís del otro lado del mostrador después de tanto tiempo de ir a la feria como periodista?
-Es raro, es como una aventura. Aun yendo a trabajar como periodista, la disfrutaba de una manera especial. Como visita, uno ve que todo funciona, que todo está bárbaro, se alegra porque viene tal escritor que uno siempre quiso escuchar o porque descubre títulos que no se consiguen fácilmente: son cosas que uno vive de una manera. Del otro lado ves el detrás de escena, el trabajo que hay detrás para que todo eso funcione. Siempre hay cosas que resolver, imprevistos.
-¿Cuántas ferias cubriste en tus años de redacción?
-La primera habrá sido hacia la segunda mitad de los años 80. Me acuerdo que lo que me mandó a hacer el editor me daba mucha vergüenza: ver cuántos puestos de comida había alrededor del predio de Municipal de Exposiciones. Después cubrí muchas, incluso algunas con redacción adentro de la feria. Terminabas molido, pero la disfrutabas igual. Ahora es más estresante, pero se disfruta cuando las cosas empiezan a salir, cuando se concreta lo que venís tratando de atar de la programación. Yo asumí el cargo en octubre y empezamos a organizar en noviembre: estaba todo muy cambiante todavía por la pandemia. Empecé un raid por editoriales, embajadas, centros culturales extranjeros, para barajar nombres, hacer propuestas. Y hasta último minuto ves que se siguen cerrando cosas y ves que lograste mucho de lo que venías tejiendo. Eso te da una satisfacción enorme. Siento que va a ser una gran feria, como las que estábamos acostumbrados antes de la pandemia. No porque esté yo sino porque hay un gran equipo detrás que tiene una experiencia de muchos años.
-La feria siempre fue un espacio para el debate político, la polémica e, incluso, para escándalos. ¿Cómo te preparás para la posibilidad de una protesta en el acto inaugural, como sucedió en los últimos años previos a la pandemia?
-Es parte del folklore de la feria. ¿Sabés por qué pasa eso? Porque es una feria plural. Como hay pluralidad y todo el mundo puede presentarse y participar, pasan esas cosas. Preferimos una feria plural con escándalo que una feria que ponga trabas a la participación.
-Es un escenario posible, en este contexto crítico: las editoriales no consiguen papel para imprimir, los precios de los insumos están por las nubes, la inflación licúa el sueldo y son muchos los que no llegan a fin de mes y dejaron de comprar libros.
-Ya hubo en diciembre un encuentro público cuando se hizo el lanzamiento de la feria en el CCK. Estaban los ministros de Cultura de Nación, Tristán Bauer, y de la ciudad, Enrique Avogadro, y los dos hablaron frente a unas 400 personas del sector editorial. Fue un acto absolutamente cordial, armónico.
-En general, el clima cordial desaparece en la inauguración de la feria porque es el momento en el que los representantes del sector tienen el micrófono y aprovechan.
-Mirá, después de dos años sin feria, todos tenemos tantas ganas de que vuelva que creo que ese ya va a ser un motivo como para mantener el clima. Obviamente, los reclamos del sector van a estar porque existen siempre, también es parte de la tradición. Estamos acostumbrados: es parte de la feria. Reitero la idea de la feria plural: todos pueden hablar y transmitir lo que sienten y opinan. Y eso está bueno.
-¿Sentís que el cargo te expone y que también tiene una responsabilidad política?
-Y sí porque soy la cara visible de una fundación. Mi opinión personal tiene un límite que es mi responsabilidad institucional. Tengo que tener muy en cuenta eso y obvio que lo haré.
-¿El proceso de selección fue tan estricto como se comentaba en aquellos días de 2021?
-Sí, fue tremendo. En un momento pensé que estaban buscando el secretario general de las Naciones Unidas. Fueron tres meses de pruebas, entrevistas, redacción de monografías, test psicotécnicos, reuniones con el Consejo, muchas charlas con la consultora, referencias nacionales e internacionales. Cada vez que me llamaban de la consultora pensaba que no había pasado a la siguiente instancia. Fue un proceso largo, intenso y exigido. Lo primero que hice cuando me avisaron que había quedado entre los tres finalistas fue llamar a los otros dos para decirles que había sido una pelea dura. En el momento en que me confirman que había quedado, yo estaba en la Fundación Tomás Eloy Martínez, sentado en el escritorio que fue de mi papá. Tengo un retrato suyo dibujado por Hermenegildo Sábat, que me lo regaló cuando mi viejo murió. Lo miré y le agradecí porque sentí que me había ayudado. Estoy muy contento porque lo que significa este puesto: es un reconocimiento a todo lo que uno viene haciendo. Pero no estuve seguro hasta ese llamado. Y acá estamos.
-¿Qué cambios los obligó a hacer la pandemia? La feria, justamente, es un lugar de encuentro puertas adentro.
-Hay cosas que tuvimos que pensar, prever, reorganizar. Por un lado, pensamos un formato híbrido, como hicieron otras ferias y festivales. Haremos transmisiones vía streaming y vía las redes de la fundación: así, los que no puedan estar en vivo podrán seguir algunas charlas de manera virtual. Estoy convencido de que eso no quita para nada nivel de asistencia: al contrario, creo que eso suma público. Eso también permite tener invitados que, por la razón que sea, no pueden viajar. Lo vamos a hacer, por ejemplo, con Rodrigo García, hijo de Gabriel García Márquez, en una mesa en homenaje. Hay expositores que también lo van a implementar con algunos de sus autores.
-Entonces, si no aparece una nueva ola de coronavirus, no habrá cupo para el ingreso de público.
-No. Nos vamos a regir con los protocolos vigentes al momento de la feria, que abre el 28 de abril. Pensamos tener la feria masiva a la que estamos acostumbrados. Redimensionamos algunos pasillos para que haya una mejor circulación. Pero, por ejemplo, para la firma de autores muy convocantes vamos a inaugurar un “firmódromo”, un espacio especial en el exterior para que el público haga fila sin amontonarse en los pasillos de los pabellones, como solía suceder antes.
-¿Qué autores creés que van a ser los hits de convocatoria?
-Hablando del firmódromo, sabemos que el best seller estadounidense John Katzenbach convocará mucho público. En alguna de sus visitas estuvo firmando libros durante horas y horas hasta la madrugada. La actividad que hará será temprano justamente para que haya tiempo para las firmas de ejemplares. Mario Vargas Llosa viene a hacer varias cosas: por un lado, va a presentar su libro nuevo, un ensayo sobre Benito Pérez Galdós; también tiene una actividad organizada por la Fundación El Libro, en un acuerdo con la cátedra Vargas Llosa.
En el eje “premios Nobel” tenemos, también, un homenaje a García Márquez, en conjunto con la Fundación Gabo: un taller de periodismo en la feria, dictado por Jorge Carrión. Por los 40 años del Nobel de Gabo haremos una charla con Jaime Abello Banfi , director de la fundación, y estamos casi cerrando la participación del hijo de Gabo, Rodrigo García, vía streaming desde Los Ángeles.
El otro Nobel muy querido por los argentinos es José Saramago: la fundación organizó muchas actividades por el centenario de su nacimiento. Vamos a dedicar la maratón de lectura de la feria a Saramago, el lunes 2 de mayo en la sala José Hernández. Son textos seleccionados por Pilar del Río, con personajes femeninos, que serán leídos por actrices. También vamos a hacer una exposición sobre su obra y trayectoria, con materiales que nos aporta la Fundación Saramago. El 1° de mayo será el día de Portugal en la feria y se va a presentar la biografía gráfica de Saramago.
De España vienen varios autores por diferentes rutas: Javier Cercas; los autores detrás del “fenómeno” de Carmen Mola; Luis García Montero, el director del Instituto Cervantes. Vamos a hacer también un homenaje a Almudena Grandes. Viene el catalán Albert Pijuán, que no es tan conocido, pero suponemos que a partir de ahora sí, que ganó el premio Finestres con Camila Sosa Villada y los vamos a juntar en un diálogo. La junta de Galicia trae una comitiva muy grande, que incluye traductores que vienen a las jornadas profesionales.
-¿Los encuentros tradicionales de la feria, como el diálogo de escritores y el festival de poesía, vuelven en su formato habitual?
-Vuelven todos, pero algunos con cambios. Por ejemplo, el encuentro internacional que antes se hacía en tres días consecutivos ahora los repartimos en las tres semanas: habrá una conferencia magistral por semana con el lema “Pensar el futuro”. Participan la socióloga francesa Caroline Fourest, Jorge Carrión y el uruguayo Pablo Casacuberta, que es escritor, artista y cineasta. La delegación uruguaya va a ser muy importante, va a participar del Festival internacional de poesía y en el Diálogo de escritores y escritoras de Latinoamérica, donde participan también autores de Perú, Colombia, Chile. El otro encuentro importante, el Diálogo de escritores y escritoras argentinos, lo inaugurará Mariana Enríquez y el latinoamericano, la chilena Diamela Eltit. Además, este año sumamos unas jornadas dedicadas a Malvinas, el 5 de mayo, con charlas sobre dramaturgia, crónica y narrativa alrededor del tema por los 40 años de la guerra. En el pabellón ocre habrá una muestra fotográfica de Rubén Digilio sobre la vida cotidiana en las islas.
-¿Vuelve, también, el encuentro de booktubers?
-Sí, ahora se llama Encuentro internacional de bookfluencers. Vienen dos autoras estadounidenses con muchísimos seguidores entre los jóvenes: Shelby Mahurin y Stephanie Garber. Y el booktuber Sebastián García Mouret, que es un hitazo. Hay que aggionarse.