Exabruptos y tormenta mediática: denunciaron a Michel Houellebecq por “incitación al odio racial”
Entre otras declaraciones polémicas, el escritor enojó a la Gran Mezquita de París con sus dichos: “Que los musulmanes dejen de robar y de agredir a los franceses de origen”
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PARIS.– La virulencia de sus afirmaciones no solo le valió esta semana una denuncia por racismo calificado de parte de la Gran Mezquita de París, también marcó una etapa suplementaria en la radicalización de extrema derecha de Michel Houellebecq. “Que los musulmanes dejen de robar y de agredir a los franceses de origen”, afirmó entre otros exabruptos el celebrado escritor francés en una reciente entrevista, desencadenando una nueva —y voluntaria— tormenta mediática.
El nuevo escándalo partió de las páginas de un número especial de la revista Front Populaire, durante una conversación sin tapujos con su fundador, el filósofo libertario Michel Onfray, igualmente obsesionado por “la desaparición del cristianismo” y la idea de que los franceses, que cultivan “la detestación de sí mismos”, son cómplices de la pérdida de su identidad.
Librando sus observaciones sobre la situación social y política de Francia, el autor de Sumisión y Aniquilación insiste en que Francia está perdida y su declive es inevitable. La culpa la tiene una modernidad “que genera su propia destrucción”. Lo que él —entre otros autores de extrema derecha— califica de “gran remplazo”, “no es una teoría, es un hecho”. Es verdad —reconoce— no hay ningún complot en las altas esferas, pero existe “una transferencia” de población proveniente de África, donde los nacimientos son numerosos. Ese pretendido “demasiado” se vuelca sin problemas en Europa pues “en materia de inmigración, nadie controla nada”. No obstante, “lo que ya se puede constatar es que la gente se arma”.
“Actos de resistencia se producirán”, “Bataclanes al revés”, dice, en referencia al ataque islamista contra ese teatro parisino el 13 de noviembre de 2015. Esos ataques tendrán como blanco “las mezquitas”, así como los “cafés frecuentados por musulmanes”. Por el momento, agrega, los franceses quieren que “los musulmanes dejen de robarles y agredirlos”.
Para Houellebecq, la reacción a nivel nacional sigue obstaculizada por el hecho de que Francia “persiste en tomar como ejemplo a Estados Unidos”, contentándose de importar códigos “woke”. Frente a ese servilismo, y a los numerosos “colabos” —término estigmatizante que hace referencia a los franceses que colaboraban con los nazis en la guerra—, que ocupan las universidades, el escritor llega a la conclusión de que “nuestra única posibilidad de sobrevivir sería que la supremacía blanca se convierta en ‘trendy’ (a la moda) en Estados Unidos”.
No es la primera vez que Michel Houellebecq predice que Francia se hundirá en la guerra civil. Pero la dureza de sus propósitos es inédita. Como si supiera que, para causar reacción, fuera necesario aumentar una y otra vez la apuesta. En una entrevista publicada en 2014, ya decía que Francia avanzaba hacia el caos. Allí proponía responder a las inquietudes del país mediante una reforma de la democracia, sometiendo al voto popular el presupuesto y el nombramiento de los jueces y suprimiendo al mismo tiempo el Parlamento. Esta vez relanza la idea, aunque sin convicción, ya que el país resultaría “profundamente desnaturalizado”.
“Houellebecq defiende una forma de national-populismo de derecha: el ‘pueblo’ se compone solo de nacionales de origen, excluyendo inmigrantes y extranjeros, que no deberían tener derechos sociales o asistencia médica y, sobre todo, deberían ser expulsados”, analiza el sociólogo Jerôme Forquet. A su juicio, tiene una visión culturalista del mundo, cercana al “choque de civilizaciones” de Samuel Huntington, que encierra a las poblaciones en una identidad religiosa inmóvil, a fin de “eufemizar” el contenido racista. “Cuando dice ‘defensa de la civilización’ se refiere a esa única civilización, que unía a la derecha conservadora y a la extrema derecha entre las dos guerras”, agrega.
Durante la extensa entrevista, Michel Houllebecq también dedica espacio a consideraciones filosóficas y literarias, marcadas por la nostalgia del catolicismo de antes del Concilio Vaticano II, transmitiendo una y otra vez con placer sus sentimientos reaccionarios.
Después de días de debate, las autoridades de la Gran Mezquita de París anunciaron anteayer la decisión de presentar una denuncia por “incitación al odio racial” contra el escritor debido a “sus muy graves propósitos contra los musulmanes”. Declaraciones juzgadas “inaceptables” y “de una brutalidad alucinante”, “que no buscan echar luz sobre el debate público, sino a atizar los discursos discriminatorios. Y los actos”, afirma el comunicado. Y agrega: “Se trata de un llamado al rechazo y a la exclusión del componente musulmán en su conjunto”.
En 2019, el Observatorio del Laicismo estimó que el número de musulmanes en Francia era de 4,1 millones, sobre un total de poco más de 67 millones de habitantes.
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