Estrellita Brodsky: "El mundo está tan globalizado que asusta"
Curadora y coleccionista, es embajadora del arte latinoamericano en Nueva York; inauguró su galería con una obra de Marta Minujin
Historiadora del Arte, curadora independiente, mecenas y coleccionista, Estrellita Brodsky es una apasionada del arte latinoamericano y con su labor se ha convertido en una especie de embajadora en Nueva York. Su nuevo logro es la apertura de un espacio propio en Chelsea, Another Space, que se inauguró oficialmente con una performance de Marta Minujín de 1977. Brodsky la adquirió en la galería Henrique Faría y Minujín viajó para reconstruirla al detalle en pleno bullicio de la feria Frieze. La performance Arte agrícola en acción-toronjas (así se les dice a las naranjas en México, donde se presentó originalmente la pieza), hace exactamente un mes, tomó la calle y la sala de exhibición. Una irrupción algo delirante de personas con mamelucos y baldes en la cabeza, como acostumbra Minujín, marcó el debut público del espacio, donde ya se había realizado una muestra anterior dedicada al artista brasileño Paulo Bruscky a puertas cerradas, en julio pasado, y donde también proyecta tener charlas y publicaciones para difundir el arte de estas latitudes.
Brodsky trabaja en la curaduría de una exposición de otro argentino, Julio Le Parc, que se verá en noviembre en Pérez Art Museum Miami (PAMM). "Será una retrospectiva bastante grande, que incluirá grandes instalaciones y pinturas", cuenta. Es asesora del consejo internacional del MoMA y miembro de la Junta de Fondos de Adquisición de Arte Latinoamericano y del Caribe, y entre sus mayores orgullos está la creación de cargos de curadores latinoamericanos en tres importantes museos, junto con su marido, Daniel Brodsky, presidente del directorio del Metropolitan Museum de Nueva York. Hay Estrellita Brodsky Curator of Latin American Art en el MoMA tanto como en el Met y la Tate Modern de Londres, que actualmente desempeñan el venezolano Luis Pérez Oramas, la española Iria Candela y el colombiano Inti Guerrero, respectivamente.
-¿Another Space es "otro espacio" para qué?
-Lo abrí el año pasado con la idea de tener un lugar alternativo para mostrar las obras más grandes de mi colección. Algunas son demasiado grandes para mi casa, pero inaugurar un lugar sólo para parquearmis obras me parecía demasiado personal y egocéntrico. Con la fundación familiar tratamos de apoyar instituciones que se enfoquen en el arte moderno y contemporáneo de América latina, en diálogo con otros países. Queremos incorporar el continente dentro de otros discursos. No es una galería a la calle ni hay nada comercial, y funciona por cita, aunque hay inauguraciones públicas, como la que hicimos con Marta Minujín. Puertas adentro, estarán las toronjas de esa performance [en realidad, fueron 5460 pomelos, por lo que se denominó Grapefruit] y otras instalaciones de mi colección, hasta mediados de julio.
-¿Qué dimensiones tiene su colección?
-Bueno, digamos algunas obras. Tengo esculturas un poco complicadas para mostrar, e integran la muestra Trabajos de la Colección I, de artistas como Abraham Cruzvillegas, Gabriel Kuri, Eugenio Dittborn, Nicolás Guagnini, William Cordova, Oscar Murillo (en diálogo con Carmelo Arden Quin), Lygia Clark y Gego. ¡No son para un departamento! Tengo otra obra que todavía no he logrado mostrar de Tomás Saraceno, que me fascina: una constelación de dos metros de ancho. En el living de mi casa, donde hemos vivido los últimos 25 años, tengo obras mucho más tradicionales: maestros como Torres García, algunos artistas Madí, Jesús Soto. Hay que tener de las dos cosas, y una continuidad desde principios de siglo XX hasta hoy para construir un sentido.
-¿Cómo está posicionado hoy el arte latinoamericano en la Gran Manzana?
-Está muy fuerte y eso me pone muy contenta. Institucionalmente se lo conoce mucho mejor. Hay aún trabajo por hacer, aunque los artistas hoy tienen más posibilidades. Pero el público americano todavía lo tiene que conocer mejor.
-¿Sigue siendo determinante el lugar de residencia de los artistas?
-Hoy el mundo está tan globalizado que asusta. Se ha hecho mucho más grande y mucho más pequeño. Los artistas hoy no sé si tienen que viajar por las mismas razones. La invasión de estas ferias provoca un intercambio muy fluido. Las instituciones están viajando: los curadores del MoMA recorrieron América latina, lo mismo que Iria Candela -curadora en el Met-, que está organizando exposiciones con artistas brasileños. Hay más movimiento en general. A veces hay artistas que se aprecian más afuera que en su propio país.
-¿Qué barreras debe vencer el arte de nuestros países?
-Creo que hay mucha presión a los artistas para producir, y que deben quedarse en ellos mismos, no globalizarse sino mantenerse enraizados en su obra. No deben dejarse tironear por el sistema comercial. Ni correr detrás de nuevas corrientes ni de demandas de sus galeristas. Para los artistas jóvenes, es más difícil. Pero hay mejoras en las instituciones de América latina. Y también ayuda el éxito comercial a través de galerías. Y las bienales de Venecia, Documenta, San Pablo y las ferias como arteBA, que da vista a los artistas. Cada uno tiene un papel en esto.
-¿Y cómo se reescribe la historia del arte?
-Ahí los cambios son más lentos. Las exposiciones en museos clave como las de Torres García, Lygia Clark o León Ferrari contribuyen mucho a que sean conocidos, aunque eso no implica que los comprendan en profundidad. Todos son extranjeros acá, pero los artistas latinoamericanos son siempre un poco más extranjeros.
-Como miembro de la junta de adquisición del MoMA, ¿qué está mirando?
-Los curadores son fundamentales en esto. Ellos dicen quién tiene una posición dentro de narrativas más grandes. En la junta podemos opinar como coleccionistas internacionales, y aprendemos unos de otros: el coleccionista brasileño puede decir si una obra es o no la mejor de tal artista, o si es muy cara. Los museos tienen una responsabilidad: entrar en su acervo es consagrarlos.
-¿Cuándo se enamoró del arte?
-Cuando estaba en la escuela traté de ser artista. Y me di cuenta temprano de que no era suficientemente buena. Después de tener a mis hijos volví a estudiar. Hice mi maestría y estaba coleccionando. Trabajé con el Museo del Barrio, ayudando a hacerlo un museo latinoamericano más internacional. Y cuando volví a estudiar para mi doctorado fui aprendiendo más de arte latinoamericano y me sentí más cómoda en coleccionar por algo más que porque me gustan los colores. Me interesa la historia, saber de dónde viene y adónde va.
-¿Cuál es su origen?
¡Newyorker! Mi mamá era del Uruguay y tenemos familia ahí. Mi papá era de Europa, pero se fue para Venezuela en los años 20; para él era su país. Pero como mis padres no se ponían de acuerdo en dónde vivir, vinieron a Nueva York. Nosotras [con sus hermanas] nacimos aquí, pero viajamos mucho a Venezuela y Uruguay. Esa cultura es parte de nuestra crianza, pero soy americana. Estados Unidos es así: todo el mundo se siente de otro lugar.
Estrellita Brodsky
Historiadora del arte
Edad: 64 años
Origen: Nueva York
Nacida como Estrellita Bograd, está casada con Daniel Brodsky, presidente del directorio del Metropolitan Museum de Nueva York
- Es asesora del consejo internacional del MoMA y miembro de la Junta de Fondos de Adquisición de Arte Latinoamericano y del Caribe
- Creó cargos de curadores en arte latinoamericano en el MoMA, en el Met y en la Tate Modern de Londres
- Por parte materna, es nieta del presidente uruguayo Juan Idiarte Borda, víctima del único magnicidio de ese país, en 1897
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