Estados Unidos: Penguin Random House y otros grupos demandan a Florida por la censura de libros
Desde la sanción de una ley en 2023, cientos de títulos fueron prohibidos en escuelas y bibliotecas del estado gobernado por el republicano Ron DeSantis; los querellantes remarcan que es inconstitucional y que atenta contra la libertad de expresión
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Este jueves, el megagrupo editorial Penguin Random House (PRH), el Grupo Hachette, HarperCollins, Macmillan, Simon & Schuster y Sourcebooks recogieron el guante y, por la prohibición de libros centrados en la desigualdad racial y de temática LGBT (aunque no exclusivamente) en bibliotecas escolares, iniciaron una demanda judicial en contra del estado de Florida, que gobierna el republicano Ron DeSantis. Las prohibiciones de libros siguen aumentando en Estados Unidos, donde se detecta un “efecto contagio” en otros estados gobernados por republicanos.
La ley habilita que cualquier persona con residencia legal en Florida puede impugnar títulos de las bibliotecas escolares si las considera pornográficas, obscenas o inadecuadas respecto de contenidos vinculados con la sexualidad.
Los querellantes remarcaron que las disposiciones de la norma son inconstitucionales y que atentan contra la libertad de expresión. Con esta acción judicial, señalaron, pretenden restablecer la capacidad de docentes, bibliotecarios y mediadores de lectura para evaluar los libros.
La demanda se presentó en contra de funcionarios públicos de Florida, el estado que batió récords en materia de censura de libros desde 2023, según informó PEN America. Se unieron a los grandes grupos editoriales el Sindicato de Escritores de Estados Unidos, los best seller Julia Alvarez, Laurie Halse Anderson, John Green, Jodi Picoult y Angie Thomas, dos estudiantes y dos padres.
Desde la sanción de la ley en 2023, cientos de títulos fueron prohibidos en Florida. La lista incluye clásicos como (irónicamente) Un mundo feliz de Aldous Huxley, Historia de dos ciudades de Charles Dickens, Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway, Anna Karenina de Leon Tolstoi, Beloved de Toni Morrison y Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain, además de novelas de autores contemporáneos como Margaret Atwood, Judy Blume, Nora Roberts, Sarah J. Maas (prácticamente, toda su obra), Joyce Carol Oates, Rupi Kaur y Stephen King.
La norma establece que -una vez hecha la denuncia- los bibliotecarios escolares deben retirar los libros que contengan escenas de “conducta sexual”, sin tener en cuenta el valor educativo de la obra en su conjunto. Si “un padre o un residente del condado” se opone a un libro, este debe eliminarse en un plazo de cinco días y permanecer no disponible hasta que se resuelva la objeción. No existe ningún requisito de revisar un libro en un plazo razonable, ni de devolverlo a la biblioteca si se ha determinado que no infringe la ley. Si un libro reingresa a la biblioteca, un objetor puede solicitar una revisión por parte de un magistrado especial designado por el estado de Florida a expensas del distrito escolar.
“Como editores dedicados a proteger la libertad de expresión y el derecho a leer, el aumento de las prohibiciones de libros en todo el país continúa exigiendo nuestra acción colectiva -se lee en el comunicado conjunto de las editoriales-. Luchar contra la legislación inconstitucional en Florida y en todo el país es una prioridad urgente. Somos inquebrantables en nuestro apoyo a los docentes, bibliotecarios, estudiantes, autores, lectores: todos merecen acceso a libros e historias que muestren diferentes perspectivas y puntos de vista”.
Dan Novack, vicepresidente de PRH, afirmó que las disposiciones “complejas y excesivamente amplias de la ley” habían creado “caos y agitación en todo el estado, lo que ha provocado que miles de clásicos históricos y modernos, obras que estamos orgullosos de publicar, hayan sido etiquetados ilegalmente como obscenos y retirados de los estantes”. Para Novack, los estudiantes “necesitan tener acceso a libros que reflejen una amplia gama de experiencias humanas para aprender y crecer”. En 2023, PRH y PEN America habían demandado a un distrito escolar de Florida.
”No hay mayor regalo que escuchar que tus palabras han impactado profundamente en la vida de alguien. Compartimos nuestras historias con la esperanza de que resuenen en los lectores, los ayuden a sentirse comprendidos y les presenten nuevas perspectivas. Leyes como la HB 1069 en Florida privan a los estudiantes de esta oportunidad y deben detenerse”, expresaron los autores demandantes en una declaración conjunta.
”Las prohibiciones de libros censuran las voces de los autores, negando y silenciando su experiencia y sus historias vividas -dijo Mary Rasenberger, directora ejecutiva del Sindicato de Escritores-. Estas prohibiciones tienen un efecto paralizante sobre lo que escriben los autores y dañan su reputación al crear la falsa noción de que hay algo indecoroso en sus libros. Sin embargo, estos mismos libros han educado a los jóvenes durante décadas, expandiendo mundos y fomentando la autoestima y la empatía por los demás. Todos perdemos cuando se censuran las verdades de los autores”.
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