Escuchar, el primer paso de arteBA para superar la crisis
Pausa, escucha, diálogo y reflexión. Esas son las palabras claves del “proceso de transformación profunda” iniciado esta semana por arteBA Fundación, en medio de una de las peores crisis de sus tres décadas de historia.
Las últimas horas trajeron un poco de esperanza sobre el futuro de la organización sin fines de lucro, que impulsa una de las ferias de arte más importantes de la región. A las manifestaciones de apoyo de galeristas y coleccionistas en redes sociales se sumaron gestos conciliadores por parte de la institución, que dijo haber iniciado un largo proceso de evaluación para elegir a sus nuevas autoridades.
Los puestos de presidente y vicepresidente quedaron vacantes el lunes, luego de la renuncia de Juan Carlos Lynch y Matilde Grobocopatel, apenas tres días después de que ambos asumieran los respectivos cargos. Al día siguiente Jacobo Fiterman, uno de los fundadores de arteBA, decidió presentar su renuncia a la presidencia del Consejo Consultivo. "No hay que ensuciar a nadie. No hay un interés económico, lo hacen por el honor, pero están tomando un camino que se aleja del interés inicial de la feria, que fue ayudar a crecer la escena local", dijo a LA NACION el ingeniero que también creó la Fundación Alón, dirigió la colectividad judía y ejerció como secretario de Obras Públicas de la Ciudad de Buenos Aires. A los 90 años, el mes pasado perdió a una de sus hijas, Adriana, víctima de un cáncer.
A todo esto se sumó el martes una nota firmada por Amalia Amoedo en la revista Jennifer, que amplió las razones que la llevaron a presentar este mes su renuncia como primera mujer presidenta de arteBA, a un año de haber asumido el cargo. "La resistencia a los cambios que creía necesario realizar y mi nuevo domicilio en Uruguay fueron los principales motivos que me llevaron a tomar esa decisión -escribió en la revista Jennifer-. En su momento consideré que era hora de realizar una transformación profunda que no podía llevar adelante a la distancia y con una estructura organizacional que no respetaba la cadena de mandos. Ahora, la visibilidad pública que está teniendo este debate —gracias al compromiso de todos los miembros de la escena— hacen que la transformación sea una necesidad urgente".
En eso se está trabajando, dijeron a LA NACION varias fuentes de arteBA, que aseguraron haber iniciado un proceso de diálogo que incluye consultores externos. El primer paso es escuchar lo que todos los sectores tienen para decir sobre lo que esperan de la Fundación, y evaluar después los criterios para elegir a quienes ocupen los puestos vacantes. "Sin apuro, con humildad y conciencia" de que la era pospandemia impondrá "trabajar en red y crear alianzas".
Una de las primeras medidas fue acercarse a Fiterman y a otros que apoyaron la feria desde sus primeros años, entre los cuales se cuenta el abogado y coleccionista Juan Cambiaso. "Si entonces se pudo ahora también se puede -escribió este último hoy en su cuenta de Instagram, @juanernestocambiaso, junto a una foto con Fiterman en la edición de arteBA de 1999-. La fórmula es fácil: pasión, sudor, tiempo, poner a los artistas por delante de todo y a la Fundación por delante de todo ego".
“En los momentos más difíciles hace falta sacar lo mejor: hablar con los que hicieron la historia y mirar al futuro”, dijo a LA NACION el coleccionista cordobés José Luis Lorenzo, uno de los nuevos integrantes del Consejo de Administración de arteBA. “Para mí, arteBA fue una revelación. Desde la primera vez que visité la feria, en 2006, cambió mi mirada”, agregó, antes de ratificar su compromiso con la tarea de “generar consenso por amor a la fundación, al arte y a los artistas”.