Escritores, artistas y lectores recordaron a Leopoldo Brizuela
A casi siete meses de su prematura muerte, que tuvo lugar en La Plata el 14 de mayo pasado, escritores, artistas, editores y lectores rindieron homenaje al escritor Leopoldo Brizuela (1963-2019). De qué manera sino leyendo en voz alta pasajes de sus libros y recordando sus hábitos de lector y narrador incansable, que rastreaba en los pliegues de la historia argentina e internacional, como pasa en las novelas Lisboa. Un melodrama y Una misma noche (premio Alfaguara de Novela 2012), y en voces íntimas de familiares y amigos elaboradas en clave literaria, como hizo en su última novela publicada, Ensenada. Una memoria.
El encuentro estuvo organizado por el cineasta y escritor Santiago Giralt, que contó que había conocido a Brizuela luego de leer Lisboa, la monumental novela del escritor platense publicada en 2010. "Mi abuela siempre me regalaba libros y, a la hora de elegirlos, yo optaba por los más largos, para que duraran más", contó Giralt esta tarde en el teatro bar Nün, en Villa Crespo.
"Cuando terminé de leer la novela, quise conocer a ese escritor tan talentoso, que además de ser mi contemporáneo vivía en la Argentina", agregó el organizador del encuentro, que dividió el homenaje en dos actos. En el primero, las actrices Malena Solda y Umbra Colombo, el director teatral Rubén Szuchmacher, el actor Emanuel Miño y Giralt leyeron fragmentos de novelas de Brizuela, como Inglaterra. Una fábula (premio Clarín de Novela 1999) y La locura de Onelli, relato tejido con recortes, textos breves y noticias sobre el científico italiano Clemente Onelli, que fue director del zoológico porteño.
Cuando Szuchmacher reveló que Brizuela destinaba parte de sus charlas con él para ajustar datos del pasado (que luego se convertirían en materiales novelescos), la audiencia respondió con carcajadas. Varios de los asistentes recordaron anécdotas similares.
Entre la concurrencia, estaban los escritores Claudia Piñeiro, Mariano Quirós y Gustavo Nielsen; el sociólogo e investigador Ariel Sánchez, que fue pareja de Brizuela, y las editoras Julieta Obedman y Carolina Kenigstein, ambas de Alfaguara, que colaboraron con el autor en la edición de Ensenada. Había amigos, lectores e incluso algunas personas que habían servido de "modelos" para sus personajes literarios. La vida y la literatura formaban un continuo indivisible para el escritor de Tolosa, amigo desde su adolescencia de leyendas de las letras argentinas como María Elena Walsh, Elvira Orphée y Luisa Valenzuela. Los editores de la revista El Ansia preparan un número dedicado a la obra de Brizuela.
"Ensenada es un libro concentrado y complejo en su estructura –dijo Obedman-. Con él trabajamos muchísimo la puntuación de la novela, que en su primera versión tenía una cantidad de signos de puntuación que nunca vi en mi vida en un manuscrito, seis u ocho por línea. Confiamos en que se iban a entender las voces a medida que el lector fuera avanzando en la trama. Estaba encantado con el resultado, feliz y agradecido". Esa imagen del escritor apasionado por la literatura, y que fue en busca de los archivos de sus colegas para enriquecer el acervo de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, es la que perdurará.
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