Escenarios universales
Cuando escuchamos hablar de El tiempo del arte, nuestros pensamientos no pueden sino remontarse a la Exposición Universal, aquellas grandes ferias que comenzaron a tener lugar a principios del siglo XIX y en las que varios países competían exponiendo las últimas maravillas de la vida moderna. Éstas se presentaban con estilos ligados al pasado, para que los productos industriales fueran digeribles para la sociedad. Nuestra exposición no es una feria de ejemplares de los últimos productos del mundo, sino que plantea temas universales a través de obras de arte que van desde el siglo XVI hasta nuestros días.
¿Cómo puede algo parcial representar lo universal? Hablamos de aquello que indaga, con las formas y las imágenes, el poder, lo cotidiano, la mente, el cuerpo, el odio, el amor, la vida y la muerte. Sobre todo porque buscamos estabilidad en un momento en el que lo incierto, la precariedad y la crisis se han apoderado del mundo. En las últimas décadas hemos echado mano a sistemas y códigos fundados en el relativismo de Einstein, en lo indeterminado de Heisenberg, en la filosofía de lo efímero de Nietzsche y de Louis Aragon y la movilidad veloz de Paul Virilio como puntos de referencia constructivos de nuestra existencia, en la que cabe todo: filosofía débil, economía creativa, ciencia relativa, revisión histórica, arte y vida. Eso se ha revelado insuficiente para organizar el caos crítico en el que hemos sido arrojados.
Es necesario reencontrar valores compartidos que permitan conformar una comunidad. Por eso, quisimos representar escenarios universales y exhibir obras que los abordaran de diferentes maneras. Interrogamos a mucha gente acerca de estos temas por medio de las nuevas tecnologías -el correo electrónico, el chat, Facebook, SMS-, porque queríamos testear sus posibilidades. Los mensajes recibidos contribuyen al intento de crear un hipertexto verbal y visual, que relaciona el patrimonio de la pinacoteca de la Accademia Carrara de Bérgamo con obras modernas y contemporáneas.
Usamos técnicas hipertextuales para producir sentido -decimos nosotros- o -dirán otros- para banalizar. Preferimos la palabra "vulgarizar", porque creemos en la utilidad de interrelacionar diferentes niveles de la cultura y de la vida. Intentamos cruzar los saberes de una sociedad que ya no es sólo del espectáculo sino también de la escritura hipertextual, en la cual una multitud está reformulando el lenguaje y que muchas veces se parece más a una poesía futurista que a la escritura escolar en la que nos educamos.
Vale la pena introducir ahora el término "escuela", central para el arte antiguo y en parte para el moderno, que vuelve a surgir con el arte contemporáneo. Para el pasado antiguo, las escuelas presentes en esta muestra fueron decisivas en lo que se refiere a la forma, el estilo, las características y los contenidos, desde el ejemplo más amplio de la escuela toscana del dibujo y la escuela veneciana del color hasta las más localizadas. Los artistas dialogan hoy con el pasado pero no desde un punto de vista de pertenencia geocultural, sino transcultural. La modernidad nos ha dado algunas escuelas memorables -basta pensar en la Bauhaus o en las vanguardias-, que han sido escuelas sui generis, y hoy hay otras, como la del Goldsmith College de Londres, que sólo tienen como característica saliente la transculturalidad, ya que prácticamente carecen de un estilo reconocible.
Esta relación entre lo antiguo, lo moderno y lo contemporáneo, desde la modernidad en adelante, ha generado un enriquecimiento interdisciplinario que podemos encontrar en todas las obras. Se ha dicho que, después de Duchamp, todo el arte, o casi todo, es conceptual, y termina siéndolo incluso cuando se trata de una "simple" pintura, ya que se construye como un ready-made, o un think-made, o una shape-made... Esto es cada vez más evidente, especialmente a partir de la posmodernidad, o incluso de la neomodernidad, en la que partes de imágenes, de cosas y formas, aunque reconstruidas a partir de lo ya dado o referidas a lo ya hecho, asumen el aspecto de ready-made, con una especificación: que no se está copiando, sino que se está haciendo. Pero ¿haciendo qué cosa? Se presentan y representan las cuestiones cruciales del mundo, en cuya universalidad focaliza esta exposición.
El autor es director de la Gamec y curador de la muestra El tiempo del arte
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