Escaneado, intervenido, deformado: el cuerpo, en todas sus formas, ocupa el centro de la escena
Cuatro días en Contemporary Istanbul, una feria de arte que marca tendencias entre Oriente y Occidente
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ESTAMBUL.- Es una de las ciudades más antiguas del mundo y latió con más fuerza que nunca: con participación de artistas y galerías de tres continentes, Contemporary Istanbul lució el último fin de semana como un encuentro imperdibles del arte en esta polis histórica, con mayoría de población musulmana. Este año el cuerpo humano en todas sus dimensiones fue eje de esta reconocida feria que en ahora apunta, dice Ali Güreli, su presidente, a “revitalizar el poder blando que otorga el arte y la cultura”. Con una cifra récord de 54.500 visitantes, la 18ª edición de la feria celebró, además, el centenario de la República de Turquía.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por su arquitectura magnificente, Estambul es la ciudad más grande del país. Situada entre Oriente y Occidente, está dividida por el Estrecho del Bósforo en dos partes: una en Asia y otra en Europa. Los turcos entran y salen de un continente a otro sin moverse de esta urbe impactante. Hasta el año 330 se la denominó Bizancio y posteriormente, hasta 1453, Constantinopla. Estambul fue, además, la capital del Imperio Romano de Oriente y del Imperio Otomano. Su actual denominación le fue otorgada en 1930.
Durante cuatro días, Contemporary Istanbul se realizó en el histórico distrito de Tersane, en los terrenos de un antiguo astillero de la época otomana a orillas del estuario Cuerno de Oro, y mostró iniciativas y espacios de museos de 22 países. A un nutrido elenco de galerías de Europa y Oriente se sumaron destacadas stands de espacios de América, África, Asia Oriental y Estados Unidos. Participaron 591 artistas con más de 1500 obras.
Desde la ironía y el sarcasmo hasta el realismo puro y duro, el cuerpo, en sus múltiples dimensiones, se impuso con fuerza en el menú cosmopolita. Por ejemplo, en las galerías locales Koli Art Space (que trabaja sólo con artistas queer), Difo (exhibe el trabajo del fotógrafo de moda Tamer Yilmaz), Red Art (Ilkem Güneri, con criaturas cargadas de ingenuidad, con estilo de cómic).
Las esculturas de brazos y manos que sostienen flores y elementos letales, de Ali Elmaci, atraviesan los muros del espacio Pilevneli (Estambul). En el mismo stand, inquietantes figuras masculinas y femeninas en cristal exhiben sus sexos ensangrentados.
La hipnótica figura de Gözde Can Köroglu alude a la necesidad de unir cuerpos y voluntades para lograr objetivos comunes. En el espacio Akbank Sanat, Ardan Özmenoglu presentó una serie de espejos que trastocan la imagen del espectador: el cuerpo se afina y alarga hasta volverse irreconocible, otras veces se duplica o se transforma en una especie de humanoide bicéfalo. La ilusión óptica resultó tan poderosa que el público, cámara en mano, se paseó filmando y fotografiando todo.
Con el cuerpo de una mujer yacente que cuelga del marco de un cuadro, la artista Sude Nur Atmaca (de Piramid Sanat Center, de Estambul) representa el dolor inenarrable de una mujer. El coreano Wee Jae Hwan (de la galería ab de ese país) crea personajes anónimos carentes de expresión, sus cuerpos y sus rostros parecen haberse degradado hasta un punto sin retorno. Y el reconocido artista español Samuel Salcedo presenta una cabeza monumental y otras cabezas con ojos cerrados que evaden la mirada del espectador.
Animaciones en el agua
La artista multidisciplinaria argentina Cecilia Bengolea, que vive entre París, Buenos Aires y Los Ángeles, presentó una serie de videos en un solo show. “La exposición se llama Animaciones en el agua y es una exposición que había hecho en el Guggenheim de Bilbao; acá agregamos un último video, Neutrinos ensamble, en colaboración con un astrofísico. Todo está vinculado con la liquidez e inspirado en El libro de los seres imaginarios, de Borges, y en La ética, de Spinoza, donde dice que si no nos componemos con otros nos descomponemos”, señala en diálogo con LA NACION. También en su trabajo el cuerpo ocupa un lugar clave. Bengolea señala: “Escaneé mi propio cuerpo y compuse un catálogo con composiciones de quimeras de diferencias culturales”.
Además, la artista cuenta que en Lighting Dance observó las influencias de la humedad y del clima del Caribe “en la imaginación coreográfica de los bailarines”. “Es un video filmado durante una tormenta eléctrica en Jamaica. Escribí un texto sobre el agua que transmite la electricidad y las neuronas que necesitan conexiones eléctricas. Para mí, el cuerpo deviene muy inteligente en este contexto de humedad y energía eléctrica en el aire. Los bailarines improvisan en esta tormenta, en la que filmé toda la noche, bajo la lluvia”, señala.
Tersane Estambul, sede de esta edición, es un espectacular hito arquitectónico y una joya histórica cuyo emplazamiento se remonta al siglo XV; alojó veintiún galerías, entre las que se encuentran los espacios de Arma Gallery, de Madrid; Callirrhoë, de Atenas; FURIOSA de Ciudad de México; INLOCO Gallery de Dubai; Kalashnikovv Gallery de Johannesburgo; y stands de Praga, Moscú y Bogotá, entre otros.
La plataforma CI Photo Focus reunió a artistas, galerías y publicaciones para explorar el creciente interés por la fotografía con la supervisión de Simone Klein, quien fue directora del Departamento de Fotografía Europea de la casa de subastas Sotheby’s Londres y París, y antigua asesora de Photo London.
En el patio exterior de la feria, la exposición The Yard, al cuidado de Marc-Oliver Wahler, director del Museo de Arte e Historia (MAH) de Ginebra y exdirector de Contemporary Istanbul, incluyó esculturas, videos e instalaciones con foco en el diseño industrial y su interacción con el exterior.
Imposible no volver a conmoverse hasta las lágrimas en las imponente Mezquita Azul, construida en el siglo XVII durante el reinado del sultán Ahmet I, que contiene 21 mil azulejos de cerámica de ese color destellante. O sentirse empequeñecido ante la mezquita de Santa Sofía, que conjuga elementos cristianos e islámicos que evidencian la historia de esta ciudad que no descansa jamás. El cuerpo, en estos sitios, como en Contemporary Istanbul, adquiere otro sentido: deviene diferente.
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