Es urgente crear una carrera docente
Por Juan Carlos Tedesco Para LA NACION
Los datos de las encuestas efectuadas por el IIPE-Unesco en varios países de América latina indican que un porcentaje muy alto de los maestros y profesores están satisfechos con su tarea y desean permanecer en el sistema educativo, pero aspiran a dejar el puesto que ocupan actualmente. Este dato es importante para justificar la necesidad de incorporar el tema de la carrera docente al debate sobre las políticas educacionales.
Que la gran mayoría de los docentes desee abandonar el puesto que ocupa para pasar a un puesto de mayor jerarquía es absolutamente normal. En cualquier ámbito profesional, todos queremos progresar y asumir nuevas y más complejas responsabilidades. El problema radica en que los sistemas actuales ofrecen sólo una alternativa al maestro o profesor que desea ascender: postularse al cargo de director de escuela.
Dado que nunca habrá tantos puestos de dirección como de docentes con deseos de ascender, este sistema provoca dos graves problemas: genera frustración entre los que no pueden ascender y estimula el abandono de la docencia de muchos excelentes maestros o profesores que tal vez no dispongan de las competencias necesarias para desempeñarse como directores de establecimientos.
La estrategia para solucionar este problema radica en la definición de algún sistema que permita progresar sin dejar de desempeñarse a cargo de un grado o de una clase.
La Universidad resolvió hace tiempo este dilema a través de una modalidad en la cual el docente ingresa como ayudante de trabajos prácticos, puede seguir como jefe de trabajos prácticos, profesor adjunto y profesor titular. En la escuela básica, en cambio, no existe ningún sistema parecido.
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Las modalidades que puede tomar la carrera docente en la Argentina deben ser objeto de discusión y de acuerdo. Existen numerosos ejemplos en otros países que pueden servir de información y referencia para apreciar ventajas, desventajas y problemas.
Definir la carrera docente no puede ser una política separada del resto de las políticas destinadas a mejorar la calidad de la educación. Una idea interesante es la que instala una modalidad de residencia para los nuevos docentes, que obtendrían su título al final de un período de prueba, durante el cual estarían asistidos por docentes experimentados. Así, el último escalón de la carrera puede ser el de guía o tutor de los nuevos docentes.
Este sistema tendría la ventaja de permitir una transferencia de aprendizajes y saberes adquiridos durante el desempeño profesional en servicio hacia la formación inicial de los nuevos maestros y profesores.
Más allá de este u otro sistema, lo urgente y necesario es abrir el diálogo y la concertación hacia una modalidad de carrera docente que satisfaga las legítimas aspiraciones de maestros y profesores para progresar a partir de la calidad de su desempeño profesional.
El Ministerio de Educación impulsa la sanción de una ley de financiamiento educacional que garantice más recursos en forma sostenida. Uno de los objetivos que el proyecto de ley establece para el destino de los fondos es mejorar las condiciones de trabajo y la profesionalización de la carrera docente.
Disponer de mayores recursos es una condición necesaria para cualquier proceso de transformación. Una vez sancionada esa ley, sería muy oportuno comenzar a discutir la carrera docente.