Eróticas ‘70: las fotografías inéditas de Oscar Bony que se adelantaron a su tiempo
Después de medio siglo, 150 imágenes nunca antes exhibidas se ven en la galería Walden
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Oscar Bony anhelaba exhibir las fotografías de su serie erótica, pero revelar y seleccionar imágenes de entre 750 negativos demandaban un trabajo y una inversión descomunal. Por los inconvenientes con la justicia que le ocasionó en 1976 este corpus de obras -una herencia artística invaluable-, Bony, artista clave en la escena del arte latinoamericano contemporáneo y creador de la mítica Familia obrera, decidió abandonar el país.
Después de casi medio siglo, 150 fotografías nunca antes exhibidas de esta histórica serie se presentan en Eróticas 70′s, en galería Walden, gracias al trabajo conjunto del reconocido crítico de arte Marcelo Pacheco y Carola Bony, hija del artista que murió en 2002.
“Cuando se exhibieron algunas fotos de esta serie en la galería Arte Múltiple, en 1976, no hubo censura, pero en las ventas que hizo Bony en su casa cayó la policía y le secuestró parte del material porque consideró que era pornográfico”, señala el curador de la exhibición. Las imágenes -que Pacheco define como “objetos fotográficos”, ya que el artista intervino muchos de los negativos con emulsión química o trabajó los revelados en el taller- se adelantaron a su tiempo al preanunciar en plena dictadura militar la fotografía de los ochenta. “La serie exhibe la vitalidad y la vigencia de la obra de Bony. No había nada que se le pareciera e incluso tiene vigencia internacional porque coincide con los inicios de la nueva fotografía de Robert Mapplethorpe y Cindy Sherman, a fines de los setenta y principios de la década siguiente”, señala Pacheco.
Al ver las fotos resulta inevitable preguntarse quiénes son los personajes que posan. Un hombre caracterizado como vampiro, un travesti con velo y labios pintados de negro junto a una mujer en un espacio escenográfico. Hay primeros planos de genitales, cuerpos desnudos, algunos pintados a brocha. Por el encuadre, algunas imágenes que se vuelven abstracciones recuerdan a la serie Frozen Erotisme (incluye pinturas, dibujos y serigrafías) que Marta Minujín hizo cuando vivía en Washington y expuso por primera vez en 1974 en la galería Hard Art de esa ciudad.
Formas de la sensualidad
En Buenos Aires, en 1973, las obras de Minujín apenas pudieron verse por tres días en la galería Arte Nuevo: la policía la clausuró. Hubo que esperar hasta 2018 para ver estas pinturas, de colores tenues, aterciopelados y síntesis formal, en la galería Henrique Faria. Cuando aún se hablaba de “peste rosa” -no había medicamentos disponibles para el SIDA y sus efectos eran devastadores- la artista vio morir a muchos amigos. Con estas pinturas se propuso “dignificar los órganos sexuales que habían sido demonizados”.
Pablo Suárez -gran amigo de Bony, con quien hizo una foto performance en la que ambos posaban desnudos-, cultivó en sus obras un erotismo popular. Sus “chongos” -como denominó a sus modelos— escapan a la estética apolínea, con cuerpos formados por el trabajo proletario y la lucha en el ring. Por su conocimiento de boxeo, Suárez sabía representar con destreza las tensiones musculares. También hay erotismo en sus Muñecas bravas, en las escenas de parejas y en las fotografías que le tomó a Horacio Campillo, quien fue su pareja.
Con collages, en su serie Brailles, León Ferrari conjuga -y tensa contenidos conceptuales doctrinarios- estampas eróticas orientales y textos bíblicos sobreimpresos en braille. El artista comenzó la serie a partir de las fotografías de mujeres desnudas que hacía su padre. “Les puse encima una poesía o diferentes textos en braille: uno acariciaba a la mujer mientras leía”, dijo Ferrari sobre esta serie en la que interpela sobre religión, goce, sexo y poder. El artista señaló además que “en Oriente no hay nada pecaminoso en el erotismo y el sexo”, sino que “el sexo es un homenaje a Dios”.
Identidad, erotismo y pornografía
De los modelos de las fotografías que se exhiben en galería Walden sólo se conocía la identidad de Nora, con la que Bony luego contrajo matrimonio. Durante la exhibición se logró revelar la identidad de otra de las modelos: una mujer se comunicó con Carola Bony para decirle que una de las retratadas era ella, quien había sido novia de su padre.
“De las 18 series de Eróticas la mayoría corresponden a desnudos explícitos, marcados, fragmentados, alucinantes, amplificados, deformados, representaciones rotas y márgenes suculentos en sus mezclas y visiones. Son claros casos, en parte, de pornografía. Arte erótico y pornografía no son opuestos, sino que, por el contrario, forman parte de un mismo continuo entre lo visible y lo invisible, el arte y lo sucio, lo sexual y la sexualidad, lo central y lo periférico, lo blando y lo duro, lo estético y lo profano, lo público y lo privado. Y entre ellos se encuentra la categoría de lo obsceno”, escribe Marcelo Pacheco en el libro que reúne una 370 fotografías y que se presentará el 4 de septiembre en la galería (en redes se anunciará dónde inscribirse para asistir).
Los travestis, gays y prostitutas que posan eran conocidos de Bony: estaban vinculados a su vida, a la noche porteña y al universo del rock -Bony fue el fotógrafo de rock de la época, hizo la portada de álbumes y afiches para Almendra, Manal, Arco Iris, Los Gatos y La Joven Guardia—. “Esos personajes son parte del mundo natural en el que se movía. Frecuentaba el ambiente nocturno marginal de la noche, en el que circulaba con Pablo (Suárez), como también lo hacían músicos, escritores y gente de la cultura de esa generación”, señala Pacheco. Y agrega: “Le interesaba ese submundo por esa manera del erotismo lindante con la pornografía o de la pornografía lindante directamente con el erotismo”.
En la serie de autorretratos baleados también se evidencia un límite difuso, en este caso, entre fusilamiento y suicidio. En esas fotografías acribilladas a balazos, Bony deviene verdugo y fusilado; víctima y victimario. El creador de esas fotografías de frontera borrosa tenía una certeza: “El artista asume una responsabilidad: la de redefinir cada vez la naturaleza del arte teniendo en cuenta su tiempo”.
Para agendar
Eróticas 70′s, en Waldengallery. Viamonte 452.
De lunes a viernes, de 13 a 17, visita con cita previa cita@waldengallery.com ; 3448 0452.
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