Entre José Hernández y los memes. La lingüista Hilda Albano ingresó a la Academia Argentina de Letras
Profesora e investigadora, integra la comisión dedicada al “habla de los argentinos”; señala que es un error grave considerar que la enseñanza de la gramática en las escuelas es “una pérdida de tiempo”
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Una apasionada investigadora de la gramática ingresó a la Academia Argentina de Letras (AAL). La lingüista y doctora en Letras Hilda Rosa Albano de Vázquez (Buenos Aires, 1941) había sido elegida académica de número por los miembros de la AAL en marzo de 2019. Desde ese día ocupa el sillón “José Hernández”, en el que la precedieron Eleuterio F. Tiscornia, Enrique Larreta, Pedro Miguel Obligado, Osvaldo Loudet, Marco Denevi, Isidoro Blaisten y Rodolfo Godino. Luego de la pausa impuesta por las restricciones sanitarias se llevó a cabo la recepción pública en la sede la AAL a finales de abril. En diálogo con LA NACION, Albano contó que el texto completo de su discurso se publicará en el Boletín de la AAL próximamente. “Hoy, cuando estamos asombrados por la información acerca de los resultados de las evaluaciones de Lengua en los niveles primario y secundario del sistema educativo de la ciudad de Buenos Aires, más estoy convencida de la necesidad de enseñar gramática -dice-. Esperemos que no nos sigamos desbarrancando desde el punto de vista educativo”.
Las oradoras del acto fueron Alicia María Zorrilla, presidenta de la Academia; Norma Carricaburo y Albano, que brindó una entretenida conferencia titulada “La importancia de la reflexión gramatical en la interacción humana”. La presidenta de la AAL ponderó el trabajo lingüístico de la nueva académica, doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde es profesora honoraria. “El que advierte el valor de la gramática y se entrega con pasión a su estudio emprende un viaje de iniciación hacia una realidad superior -dijo Zorrilla-. Cada palabra es una obra de arte, una muestra de belleza”. Y agregó que Albano había logrado una consagración docente e investigativa en el ámbito lingüístico nacional e internacional.
“El estudio de la gramática ha sido su eje rector”, indicó la doctora Carricaburo, que hizo un repaso por la carrera profesional de Albano, que fue docente de diversas materias y seminarios de grado en la UBA, en la Universidad Argentina “John F. Kennedy”, en la Universidad del Salvador, en el Colegio de Traductores de Buenos Aires y en el Instituto Nacional Superior del Profesorado “Dr. Joaquín V. González”, entre otras casas de altos estudios. Es autora de varios trabajos y artículos publicados en libros y revistas de distintos países.
Al inicio de su conferencia, Albano recordó a “dos ilustres gramáticas” y académicas del país: Ofelia Kovacci y Ángela Di Tullio, para luego encomendarse a José Hernández, al citar estos versos del Martín Fierro: “Pido a los Santos del Cielo / Que ayuden mi pensamiento / Les pido en este momento / Que voy a cantar mi historia / Me refresquen la memoria / Y aclaren mi entendimiento”.
Su lectura incluyó un irónico análisis léxico, semántico y sintáctico de memes. “Un meme circula rápidamente a través de las redes sociales, y evoluciona a medida que se difunde -señaló-. Es un fenómeno similar al de la transmisión en la antigua tradición oral, que se transformaba de boca en boca. Con los memes, los usuarios van añadiendo su propio texto y la viralización se amplifica de forma exponencial”. En los memes, los enunciados solo pueden alcanzar su significación en relación con las imágenes; sin ellas, muchos son irrelevantes. También son campo fértil para la creación de palabras. Según Albano, los memes “evidencian un aspecto del estado de la lengua” que no es óptimo.
-¿Cuál es su actividad en la Academia?
-Integro la comisión titulada “El habla de los argentinos”. Nuestra tarea es registrar, en medios escritos como obras literarias, periódicos y revistas, palabras que van apareciendo y que no están incluidas ni en el Diccionario de la Lengua Española, ni en el Diccionario del habla de los argentinos. El objetivo es evaluar, a partir de su conformación morfológica y su significado, si deben incluirse en el segundo diccionario mencionado, como palabras pertenecientes al habla del español de la Argentina, pues está en ejecución una nueva edición de ese Diccionario.
-¿Por qué debe enseñarse gramática?
-En primer término, hay que comenzar por explicarles a los estudiantes que, al hablar de lengua de cualquier idioma, en nuestro caso, la lengua española, debe distinguirse entre lengua oral, la que se realiza articulando sonidos mediante el aparato fonatorio, o sea, el conjunto de órganos del cuerpo humano que se encarga de generar y articular los sonidos, y lengua escrita, que es la representación de la lengua oral por medio de un sistema de escritura inventado por el hombre. Desde hace largo tiempo, prácticamente no se enseña gramática en las clases de lengua de los niveles primario y secundario del sistema educativo argentino. Se aduce que es “una pérdida de tiempo” pues no mejora la capacidad del estudiante para comprender lo que lee ni la de redactar. ¡Grave error! Justamente, la falta que tiene el estudiante acerca de cómo es el sistema gramatical de su lengua y la carencia léxica le dificultan la posibilidad de comprensión y producción textual. Parafraseando a Juana Manso, para quien “el único camino para ser un gran país es la educación”, creo que la reflexión gramatical es el único camino para desarrollar una sólida actitud empática y la única vía para vincularnos con los demás, condición necesaria para crecer como personas y hacer de este un mundo mejor.
-¿Cuál es el diagnóstico actual?
-El desconocimiento del lenguaje es de tal dimensión que un estudiante de los últimos años del nivel primario no puede descubrir el valor de una vocal en un contexto determinado. Por otra parte, en lo que se refiere a la conformación interna de una palabra, no se conduce al estudiante a descubrir las partes constitutivas y el significado que cada una conlleva en el interior de una palabra. Por ejemplo, una palabra como “inutilidades” está formada por cuatro cadenas de sonidos, cada una transmisora de un significado: in- (que transmite el significado de “contrario”), -útil- (que significa “útil”), -idad, que refiere el significado de “cualidad de útil” y -es, que manifiesta el valor de “plural”. Respecto de la estructura de una palabra, por ejemplo, en un posgrado, se analizó la conformación de la palabra “fuente” como fuent-: base y la /-e/, “la terminación del lenguaje inclusivo que se viene imponiendo”. Se confundió la vocal e que forma parte de esa palabra con el pronombre para referenciar a una persona.
-¿Pasa lo mismo con las clases de palabras del español? ¿Los estudiantes saben qué palabra es un verbo o un sustantivo?
-Si no se conocen las clases de palabras (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición, conjunción, etc.) se dificulta la comprensión de un texto. Por ejemplo, en la oración “Margarita tiene una hermosa margarita entre sus manos”, estudiantes de nivel medio no pudieron distinguir entre el sustantivo propio Margarita y el sustantivo común, el nombre de la flor, ni discernir acerca del valor de la palabra “flor” en el siguiente par de oraciones: “Irene tiene una flor de papel” e “Irene tiene una flor de casa”, o el valor del verbo “peinar” en “La madre le peinó el cabello a su hija” y “Peinó la pelota en el momento justo”. Otro problema crucial que se registra en el uso de la lengua es el que atañe a los tiempos verbales o a la correlación de modos y tiempos verbales como se observa en la siguiente oración recogida en una entrevista televisiva: “Si no se mostrarían los datos, la gente no se enteraría”, donde se usa el condicional simple del modo Indicativo (mostrarían) en lugar del pretérito imperfecto del modo subjuntivo (mostraran), error que está generalizado no solo entre los estudiantes, sino también en los medios de comunicación masiva.
-¿Qué pueden hacer los docentes de lengua?
-Quienes nos dedicamos a la enseñanza de la lengua española debemos naturalizar el estudio de la gramática como una reflexión a partir de la interacción con el entorno y no como la enseñanza de una estructura de forma pura, vacía de contenido. La clase de lengua, en cualquiera de los niveles de la enseñanza, tiene que brindarle al estudiante un aparato teórico-conceptual que le permita dar cuenta de cómo operan las reglas que subyacen al funcionamiento de la lengua y que los hablantes conocen de manera implícita, pero también llevarlo a regocijarse en la belleza que encierra su lengua sin dejar a un lado los principios normativos inherentes.