Enrique Avogadro: "La frontera que nos falta traspasar es que haya el mismo acceso a la cultura, vivas donde vivas"
El ministro de Cultura de Larreta recibe en el Larreta, como lo ha hecho antes en un espacio de La Boca, o bien podría ser en una biblioteca del Abasto. Se mueve con soltura por el museo de arte español, como en su casa. Con un dejo orgulloso invita reiteradamente a pasar al jardín andaluz, maravilloso oasis en el corazón de Belgrano: "¿Ya viste los minijardines?", pregunta el "mini-mini", como le dice cariñosamente su padre por "miniministro", un apodo que le sigue causando gracia. Hace calor en Buenos Aires, pero Enrique Avogadro (porteño, 43 años) posa al aire libre para la foto luego de conversar con su característico buen ánimo de los temas de su área. Vuelve recurrentemente sobre dos asuntos: la idea de que el Estado es un actor más del ecosistema cultural y de que su responsabilidad es articular todo el entramado (público, independiente, comercial, comunitario); lo segundo es el objetivo principal de la gestión que ahora inicia en continuidad con los 24 meses pasados: ampliar el acceso a la cultura.
En un sentido político, Avogadro ya no es "mini": si en diciembre de 2017 llegó al ministerio porteño para resolver un problema importante –Cambiemos necesitaba un funcionario que, sobre todo, diera estabilidad a una cartera que iba por el tercer nombramiento en dos años –, ahora fue reelegido casi como un premio. "Es un trabajo en equipo notable el que estamos haciendo y estoy muy contento y entusiasmado con la nueva etapa. Siento que tengo el mejor trabajo que tuve nunca, porque esta es una ciudad con una dimensión cultural comparable a muy pocas en términos de producción y de demanda".
–También son muchas las demandas que te hacen.
–Bueno, es mi responsabilidad. Tengo un ejercicio de diálogo constante y no es casualidad que nos veamos acá como hace dos años nos vimos en el Museo Moderno. A mi oficina voy en promedio una vez por semana. Estoy en la calle todos los días. Me cargan porque en las redes inventé el saludo a los edificios; digo, por ejemplo: "Hola, Centro Cultural Recoleta", y en un rato estaré saludando a este museo. Una forma cariñosa de mostrar nuestros espacios, pero además casi todos los días visito espacios independientes, y me reúno con artistas y gestores en bares o incluso en sus casas.
–La cercanía es algo que te caracteriza. Más allá de no ser un ministro de escritorio, se te encuentra en el teatro, en un show.
–Trato de estar donde está la cultura y además es una marca de la gestión de Horacio [Rodríguez Larreta]. Las reuniones con él muchas veces son caminando. Para entender en qué está la cultura de la ciudad tenés que conocerla y vivirla. Nosotros tenemos una mirada muy sistémica: lo relevante no es lo que hace solamente el propio gobierno, sino la cultura independiente, la comunitaria, la comercial, todas son valiosas en términos de que haya más cultura al alcance de las personas. De hecho nuestro gran objetivo es ampliar el acceso a la cultura, el alcance, porque es claramente una herramienta para el desarrollo, no solamente una cuestión estética. Los desafíos de los próximos cuatro años tienen que ver con profundizar esos ejes.
–Te iba a preguntar justamente si lo ves como una continuidad o como una gestión nueva.
–Más allá de quién esté al frente, el ministerio tiene un equipo muy profesional en el que destacaría más las continuidades que los cambios, que serán menores.
–¿Qué creés que hiciste bien para que te confirmaran?
–Lo más importante fue haber consolidado ese trabajo en equipo en un ministerio que tiene un impacto fenomenal; todos los días nos levantamos para promover la cultura en unos 50 espacios culturales entre museos, bibliotecas, teatros. También invertimos muchísimo en infraestructura cultural pública (renovamos el Centro Cultural Recoleta, duplicamos el tamaño del Museo de Arte Moderno, renovamos bibliotecas y creamos una nueva, la del Parque de la Estación). Además, la puesta en valor de la relación con la cultura independiente no solo tiene que ver con el vínculo, sino con gestos muy concretos: aprobamos la ley de espacios culturales independientes. Sacamos la cultura al espacio público: en el FIBA, con la puesta en valor del Carnaval. Y otro eje es el impulso a la creatividad a través de las distintas herramientas: no solo las habituales, a las que les aumentamos el presupuesto, sino la nueva ley de participación cultural (mecenazgo) nos permitió un aumento significativo (más de mil proyectos) y en términos de presupuesto un salto de un 80 por ciento. Podés ver los números en impulsocultural.com.ar
–Cuando llegaste dijiste: "No sé nada de fútbol, pero tengo un muy buen equipo mal parado en la cancha". ¿Fuiste un buen director técnico?
–Tengo la teoría de que a medida que uno tiene más responsabilidad, no es que más gente trabaja para vos, sino que vos trabajás para más gente. El buen trabajo mío es fijar claramente hacia dónde estamos yendo y remover los obstáculos para que las cosas se hagan. Fue todo un aprendizaje que tuvo que ver con encontrar lo mejor de cada uno y establecer un vínculo personal. Con un objetivo común que es ampliar el acceso de la cultura en la ciudad.
–En la lógica ebullición del cambio de gobierno estaba latente qué pasaría con los funcionarios de Cultura que quedaban sin cargos en Nación y Provincia.
–Horacio nos planteó desde el principio que valoraba muchísimo la gestión de este equipo y finalmente el resultado de la elección también lo demostró. Fue récord histórico desde la autonomía de la ciudad con casi 56 % de los votos.
–Tras la denuncia y salida de Diego Pimentel, ¿llega un nuevo director al Cultural San Martín?
–Sí, va Diego Berardo [director de El Sabato, espacio cultural de Económicas UBA], un especialista en gestión de muchos años. Él tiene un respeto muy grande por el San Martín y ganas de inyectarle renovados bríos. Ayer hicimos una presentación informal y él destacaba cómo ese lugar es uno de los faros de la cultura contemporánea de la ciudad.
–A propósito de centros culturales y bibliotecas, ¿hay fusión? ¿Qué es la nueva Dirección de Promoción del Libro y la Cultura?
–A partir de la enorme cantidad de espacios culturales que tenemos buscamos integrar saberes de equipos y lugares distribuidos en los barrios para llegar al territorio con más fuerza. La frontera que nos falta traspasar en términos de ampliación de acceso a la cultura es que uno viva donde vida tenga las mismas oportunidades de participación. En las bibliotecas y los centros culturales hay gente que sabe mucho de la interacción.
–¿Pero las bibliotecas van a seguir siendo bibliotecas? ¿Es un cambio de organigrama o afecta su presupuesto?
–Sí, es de organigrama, no afecta al presupuesto. En una biblioteca, sobre todo las que han sido puestas en valor (la Casa de la Lectura, la Lugones, la Cané o la del Parque de la Estación), el fin principal es ir a leer o retirar un libro o estudiar, vincularse al libro como eje. Pero desde el libro proponer otra serie de actividades que lo trascienden: películas, obras de teatro, charlas. Más allá de si es pública o no, lo que quiero es que la gente sepa es que a tres cuadras de su casa tiene una biblioteca pública, un centro cultural, tres teatros independientes, una sala de música.
–Siendo concretos con la larga historia de las obras en el Alvear, que lleva un lustro cerrado. ¿Qué pasó? El lunes dijeron otra vez que el año que viene abre.
–La inversión en infraestructura cultural pública es muy elevada: no podíamos terminar el Alvear si no terminábamos el San Martín (reabierto y puesto en valor, este año es récord en cantidad de público). No voy a enumerar uno por uno, pero el Moderno, el Recoleta, este mismo museo o el Sívori… Le van tocando a diferentes espacios. En concreto: si vas al presupuesto 2020 ahí está el Teatro Alvear.
–¿Una fecha de apertura?
–Es una cuestión técnica, ahora entra la sala, la parte más compleja. Te diría que va a estar en obra todo el año que viene para que podamos disfrutar del Teatro Alvear en 2021. Antes vamos a reinaugurar en 2020 el cine El Plata de Mataderos, a abrir la Biblioteca Carriego en Palermo.
–Hacés foco en ampliar el acceso a la cultura. Cuesta $6500 una semana de colonia de vacaciones en el Teatro Colón. ¿Qué opinás?
–Buscamos una oferta muy pero muy amplia para toda la familia en la ciudad. Acabamos de presentar la programación de verano, que es la más potente de todos estos años con actividades que te diría que en un 95% son gratuitas: en plazas, maratones, una fiesta en el casco histórico, el FIBA. Y hay espacios como el Colón o el San Martín, donde se paga entrada.
–Claro, eso con referencia a un espectáculo, donde hay variedad de precios: quien puede paga la platea y el que no, cazuela o paraíso. Pero la colonia es exclusiva.
–Creo que es parte de una oferta muy diversa que tiene la ciudad, para todos los gustos y todas las edades, gratuitas en su mayoría.
–¿Estás al tanto del reclamo de "salario digno" que hicieron la Orquesta y el Ballet del Colón en el estreno de El lago de los cisnes?
–Sí y tenemos siempre un canal de diálogo abierto, con lo cual nuestra expectativa es que se pueda solucionar prontamente.
–¿En qué medida el presupuesto de Cultura 2020 es superior al del año pasado?
–El presupuesto es un proceso largo que arranca en agosto, pasa por planificación, gobierno, la Legistaltura. Está absolutamente en línea con la pauta general del gobierno (pasó de algo más de 6 mil millones en 2019 a casi 9 mil millones, en 2020).
–¿Entraste en contacto con tus flamantes pares en la Nación y la Provincia de Buenos Aires?
–Con provincia no, pero con Bauer el mismo día que lo anunciaron como ministro lo felicité y me respondió enseguida muy cordialmente. Quedamos en encontrarnos dentro de poco.
–¿Qué expectativas tenés? En tu afán de trabajar sobre una trama hay cuestiones que cruzan el límite de la General Paz, y ahora el signo político cambió.
–Más allá de las diferencias políticas la expectativa es que todos trabajemos para que haya cada vez más participación cultural. Nuestros deseos a nivel nacional es que hagan una buena gestión. Horacio lo dijo ya: si al presidente Fernández le va bien, a todos nos va a ir bien. Hago mías esas palabras: Si a Tristán le va bien, a todos nos va a ir bien. Con un canal de diálogo permanente, creo que va a ser absolutamente posible.
Los elegidos del ministro de Cultura en 2019
Un libro:El nadador en el mar secreto (China Editora), de William Kotzwinkle.
Una obra de teatro:Para partir, con dirección de Ignacio Sánchez Mestre, en el Teatro Sarmiento.
En cine: La odisea de los giles, de Sebastián Borensztein.
Arte: la muestra de Flavia Da Rin en el Museo Moderno.
Una obra de danza:Mi fiesta, de Mayra Bonard y Carlos Casella, en el Cultural San Martín.
Un recital: Louta en la maratón del Abasto en FIBA.