Enigma: ¿Qué significan los códigos que vemos pintados en los vértices de las obras de arte?
El Museo del Prado, una de las mayores pinacotecas del mundo, resolvió una intriga que inquietaba a muchos visitantes: el significado de los números que aparecen en los vértices de las obras de arte que exhibe. ¿Qué significa la cifra 155 sobreimpresa en Las Meninas? ¿Por qué algunas piezas tienen incluso dos anotaciones? ¿Qué revelan aquellos códigos?
Los museos son espacios que atesoran el pasado y no meros depósitos de objetos. Hay dinamismo y constante movimiento en aquel espacio –tangible y en algunos caso también virtual– y si bien existen estándares internacionales de catalogación, estos son relativamente recientes, posteriores a las fechas de inauguración de los grandes templos para las musas de la memoria. En el madrileño museo del Prado se exhibe, por ejemplo, El cardenal, de Rafael, que lleva dos anotaciones: 286, el número de inventario de las obras que pertenecían a la colección de Fernando VII, a principios del siglo XIX; y 905, código que se asignó a esta pieza cuando ingresó en museo en 1857. El propio museo explicó a través de sus redes sociales esta doble catalogación.
Cada institución posee su propio sistema de ordenación y cuanto más antigua sea la institución más cambios habrá experimentado. Por ejemplo, La Venus de Milo, en el Museo del Louvre, lleva el código “MA 399” que adquirió poco después de haber sido hallada en 1820 en la isla de Melos (hoy llamada Milo), objeto que el Marques de la Riviera le diera al rey Luis XVIII, quien la donó al Louvre. Pero este código pronto se modificó por “LL 299” y luego otro curador lo modificó por “MA 399”. Esta información era explicitada también esta semana por la institución parisina.
Los tesoros de estos centros del saber que custodian el patrimonio de una o varias cultura y el acervo de una sociedad crecen con donaciones. También su orden sufre alteraciones cuando se organizan exposiciones que exhiben obras, con determinado eje temático, que no estaban anteriormente expuestas en las salas de sus colecciones permanente. El Museo del Prado anunció que durante 2021 reordenará su colección permanente, en particular a su patrimonio pictórico del siglo XVIII donde se aplicarán “los nuevos criterios utilizados en las salas de Goya y pintura española en la que se incorporaron algunos ejemplos europeos; la pintura del siglo XIX presentará un discurso totalmente nuevo”. En este nuevo orden también se incorporarán artistas mujeres a la muestra permanente.
¿Qué significan los números pintados en la parte inferior de las obras? #TikTok https://t.co/xeKrJRYraY pic.twitter.com/LjLV3CSzqH
— Museo del Prado (@museodelprado) February 4, 2021
Realizar inventarios precisos resulta tan necesario como conflictivo. En 2014 la Justicia española realizó un inventario de obras del Museo del Prado y advirtió que se desconocía el paradero de 885 piezas. La institución atribuyó este hecho a la reordenación necesaria que surgió con la creación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, inaugurado en 1992, cuya colección está destinada al arte moderno, y donde se trasladó El Guernica, de Picasso.
La Biblioteca Nacional Española cuenta con un imponente edificio en Colón, en pleno corazón de Madrid, donde se realizan exposiciones temporales y conferencias. Pero este no es su único edificio, ya que cuenta con un depósito en la cervantina ciudad de Alcalá de Henares que desempeña la función de depósito ya que no dispone de suficiente espacio para albergar tanto material.
El concepto de archivo se ha convertido, progresivamente, en un objeto de estudio cada vez más relevante. Pero más allá del universo de la historia, de la bibliotecología o de la museística, distintos autores se preguntan por el modo de documentar una actualidad vertiginosa donde los soportes de objetos relevantes no son solo físicos. Jacques Derrida y más recientemente Maurizio Ferradis, a través de Documentality. Why Is It Necesary to Leave Traces, aportaron su visión a este estudio.
Los museos tienen su propio orden y dentro de este océano bucean sus curadores constantemente para salpicar a los visitantes con propuestas que refresquen sus colecciones y para invitarlos a zambullirse en estos tesoros.
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