En un tráiler, una muestra itinerante recorre las playas bonaerenses contando la historia de Ana Frank
El museo móvil tiene previstas varias escalas esta temporada en la Costa Atlántica: ahora está en Miramar y regresará a Mar del Plata, previo paso por localidades del Partido de la Costa
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MIRAMAR.- “Una pregunta más”, reclama la mujer que ya había hecho otras dos y que, en el final de la recorrida, no quiere irse sin saber qué suerte corrieron quienes encontraron aquel minucioso diario que marcó parte de la historia del Holocausto y las vivencias de sus víctimas. Esa y otras respuestas asoman en el Museo Móvil de Ana Frank, la muestra itinerante que tiene previstas varias escalas en la costa y suma día a día cientos de visitantes.
Es la versión resumida de la propuesta amplia que dispone en la ciudad de Buenos Aires el Centro Ana Frank, desde donde se gestó -con apoyo de la Universidad Atlántida Argentina- esta gira que acerca varios documentos, réplicas y alguna sorpresa más a los principales centros de veraneo.
Lo que supo ser una de las aulas móviles para cursos de oficios dictados bajo la órbita del Instituto Nacional de Educación Tecnológica se transformó en esta síntesis didáctica para contar la vida y padecimientos de quien, durante dos años, permaneció en un escondite hasta que fue descubierta y trasladada a un centro de concentración nazi, donde murió cuando tenía apenas 15 años. Antes dejó, manuscrito, el testimonio de esos días sufridos en el refugio que trascendería luego como “la casa de atrás”.
Hasta fin de este mes el Museo Móvil Ana Frank permanecerá en la Plaza de la Bienal, en el acceso a la ciudad de Miramar por ruta 11. Ya tuvo su primer paso por Mar del Plata, a donde volverá a fines de febrero próximo.
Es la primera vez que el Centro Ana Frank Argentina apela a este móvil para llegar al interior del país, por lo que la propuesta es inédita y por cierto atractiva. “Fue un proceso complejo de diseño porque debimos recrear en un espacio muy reducido lo que en Buenos Aires tenemos en una casona de generosas dimensiones”, explicó a LA NACION la coordinadora del museo de la institución, Wanda Holsman.
La Universidad Atlántica Argentina y la Defensoría del Pueblo bonaerense colaboran en el tour desde el apoyo logístico. “Tenemos un convenio de colaboración con el Centro Ana Frank, hemos tenido una muestra similar en nuestra sede y aportamos también en difusión porque nos interesa que la comunidad y en particular los jóvenes se acerquen y desde esta propuesta valoricen sus derechos para que no vuelvan los períodos más oscuros”, dijo a La Nación el rector de la casa de estudios, Amado Zogbi.
El Museo Móvil tiene una pared destinada a graficar una línea de tiempo con la vida de Ana Frank y su familia, el escenario internacional, la dinámica del nazismo en los países europeos, la protección que reciben sus víctimas y el desenlace.
En la otra se busca articular aquello que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial con otros escenarios de dictaduras y gobiernos autoritarios que se repitieron durante las últimas décadas, incluso en Argentina. Se exponen coincidencias en el modo de operar a pesar de las distintas etapas y la importancia del Estado de derecho y los procesos de justicia, temas que sobre el final de la charla suelen habilitar un intercambio y breve debate con los visitantes.
Hay también algunas recreaciones de ambientes y una maqueta de la casa donde vivieron Ana Frank y otras siete personas, entre ellas Otto, Edith y Margot, padres y hermana de ella. Solo el primero pudo sobrevivir.
Holsman, que es una de varios guías que acompañan durante el recorrido y cuentan a los visitantes un minucioso paso a paso de la vida de la joven, reconoce que el público se muestra muy interesado y que la pregunta más recurrente es “quién los delató”.
En este sentido se conoció hace pocos días una investigación que señala a un abogado judío como el responsable de dar esa información a autoridades nazis. “Frente al planteo hay dos comunicados de la Casa de Ana Frank central que remarca que se trata de una hipótesis y no una confirmación, así como hay otra que aún se sigue investigando”, explicó Holsman a LA NACION.
Entre el público que visita la muestra están los que tienen muy presente esta historia como los que llegan sin saber demasiado y se interesan mucho más durante la visita. Con los primeros la directora del museo reconoce que se advierten situaciones muy particulares, a veces cargadas de sentimiento. Recordó el caso de una familia de Mendoza que finalizaba sus vacaciones y, ya con las valijas en el baúl y sobre el techo, se tomó últimos minutos en Miramar para recorrer esta muestra. “No querían irse sin visitar el museo, fue muy emotivo”, reconoció.
A poco de ingresar, el guía indaga qué saben de Ana Frank. “Si bien se trata de la historia de una joven judía, en el planteo del museo tratamos de transmitir un desafío humanista más universal”, indica sobre una propuesta que va más allá de colectividades y miradas desde concepciones o creencias religiosas.
Sí rescatan en particular la participación familiar que hay en los grupos que visitan el museo móvil y el interés de los niños y adolescentes, que si no saben preguntan. “Los más pequeños son los más receptivos, casi siempre con sus reflexiones en vivo”, cuentan.
Siempre con apoyo y colaboración de cada uno de los municipios en los que hace escala, la muestra permaneció en Mar del Plata desde el inicio hasta el 16 de enero. Desde allí partió hasta Miramar, donde permanecerá hasta fin de mes. Cuando comience febrero estará en el Partido de la Costa y las últimas dos semanas, según está previsto, cerrará en Mar del Plata su gira por la costa atlántica.
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