En memoria del poeta
NERUDA POR SKARMETA Por Antonio Skármeta-(Planeta/Seix Barral)-194 páginas-($ 24)
En la película El cartero, basada en la novela de Antonio Skármeta Ardiente paciencia, reeditada con el título El cartero de Neruda, hay un momento en que el personaje interpretado por Massimo Troisi expresa: "La poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita". En este ameno libro de Skármeta, publicado en adhesión a los actos por el reciente centenario de Pablo Neruda, su autor, como aquel sencillo cartero y "discípulo" del poeta chileno, cuenta cómo los Veinte poemas lo ayudaron en sus primeros escarceos eróticos, lo que le dio "la prueba fehaciente del poder de las palabras".
La simpatía, la sonrisa que juguetea casi constantemente en el rostro del escritor, como lo hemos visto en su programa televisivo sobre autores y libros, están presentes en estas páginas salpicadas de confidencias y confesiones que representan, al mismo tiempo, el testimonio de una devoción.
Neruda, a quien el joven escritor visitó en Isla Negra para llevarle su primer libro, llegaría a ser padrino de alguna experiencia entre sentimental y picaresca y lo distinguió con su amistad hasta el fin de sus días. Este volumen nos habla de cómo esa relación y la lectura de su poesía suscitaron en Skármeta el interés por conocer detalles biográficos del poeta. Es así cómo en las páginas de Neruda por Skármeta se refiere a las dos primeras esposas del autor de Residencia en la tierra, María Antonieta Hagenar y Delia Del Carril, que no ocuparon mucho sitio en su obra poética, desplazadas por la última, Matilde Urrutia, y alude a una bravía amante birmana, Josie Bliss, a la que el poeta hizo referencia en su "Tango del viudo". Cuenta anécdotas de las que fue testigo, como el encuentro en 1969 entre un Neruda extravertido y locuaz y un Juan Rulfo prácticamente mudo. Destaca el amor de Neruda por las palabras y los objetos que acumuló con pasión durante toda su existencia, y relata cómo la personalidad del poeta, ya un mito en vida, inspiró su novela, que antes de la adaptación cinematográfica de Michael Radford, el mismo Skármeta filmó en una versión modesta. Asimismo, narra detalles de la filmación de El cartero, donde los dos actores principales encarnaron con calidad una historia en que la poesía se entrevera con la amistad y el amor.
La prosa va adquiriendo un tono grave, melancólico, cuando el relato llega a los días en que la voracidad del cáncer y la angustia por el drama de Chile, tras el golpe de Pinochet, terminaron con la vida del gran poeta chileno.
Lo que sigue, hasta las últimas páginas, es la transcripción de algunos poemas de Neruda y el correspondiente comentario de Skármeta, con notorios aciertos de valoración. En ese sentido, cabe señalar el bien fundado elogio que hace de Jardín de invierno, libro póstumo en cuyos versos se habla de la caducidad y la ausencia, lo cual no encontró demasiado eco entre críticos y expertos nerudianos ni entre los intérpretes comunistas del poeta.