En exclusiva: Gabriel Eligio Torres García, sobrino de García Márquez, cuenta “la verdad de la familia”
En su rol de vocero confirmó a LA NACION que sabían que la noticia de la hija extramatrimonial del Nobel podía revelarse públicamente, pero que esperaban que fuera la propia Indira Cato quien lo contara
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CIUDAD DE MÉXICO.- “Es el momento de hablar de la realidad y de contar la verdad de la familia”, dice Gabriel Eligio Torres García, sobrino de Gabriel García Márquez, que se convirtió en vocero familiar inesperado tras la noticia de una hija oculta que el Premio Nobel de Literatura tuvo por fuera de su matrimonio de 57 años con Mercedes Barcha.
Esa hija, Indira Cato -que cumplió 31 años el día en que salió a la luz su identidad-, es fruto de la relación del autor de Cien Años de Soledad con la periodista mexicana Susana Cato. Al igual que Rodrigo García, uno de los hijos del escritor, la joven también es cineasta.
Después de la revelación hecha por el periodista Gustavo Tatis Guerra en el periódico El Universal de Cartagena de Indias, Gabriel Eligio Torres García tiene una tarea, que le ha sido conferida por sus tías mayores, hermanas de Gabo: “Contar la verdad de la familia”.
Esa verdad es la que acaba de compartir en diálogo exclusivo con LA NACION, con la autorización de sus primos -los hijos de Gabo-, Rodrigo y Gonzalo García. Las cosas no se dieron como la familia hubiera querido porque el deseo familiar, dice, era que la misma Indira revelara su propia identidad, en lugar de terceros. Pero “ahora ya está”, declara con resignación y también determinación.
“Esto se iba a saber. Es una noticia que nadie en la familia se hubiera atrevido a dar -dice Gabriel Eligio-. El tiempo está dado y es el momento, porque no están Mercedes ni Gabo”.
Para el sobrino de Gabo, de 55 años -hijo Rita del Carmen, hermana del escritor- existe una sola preocupación después del trascendido. Se llama Indira. “No sabemos de qué manera lo ha tomado. Es el único interés que tenemos en la familia. Sin embargo, si ya salió, es mi deber, en consenso con los primos, dar esta entrevista para decir la verdad. Y no esperar a que alguien de afuera venga a especular y decir algo que no es de la realidad”.
Con los brazos abiertos
Nacido en Cartagena de Indias, contador público de profesión, y dedicado a la escritura desde hace una década, Gabriel Eligio decidió compartir la intimidad del lento vínculo que se ha forjado entre Indira Cato y su familia paterna.
“La relación de ella con el resto de la familia está bien y se fue dando muy paulatinamente. Todavía es lento. Tanto Susana como Indira tienen un carácter un poco tímido. De las pocas personas que tuvo noticia fui yo, no la conozco personalmente, pero tengo relación por redes sociales y conversamos”, cuenta.
La nota del periodista Tatis Guerra se anticipó, opina Gabriel Eligio, que se llama igual que el padre de Gabo. “La nota se adelantó. Se presionó para que se hiciera. Era ella quien debía decirlo. No nosotros”, asevera. Por eso, preocupado por un posible morbo en el tratamiento periodístico de la novedad, es que habló con su primo Rodrigo. El hijo de Gabo, asegura, lo autorizó a hablar. “Así que yo contaré la verdad hasta donde me sea posible”, explica.
La comunicación con Indira, comparte, “es muy corta”. Pero “contradictoriamente muy buena. Hablamos cuando hay algo especial. Ella hace un mes conversó con mi tía Aída Rosa García Márquez, de 90 años. Fue por videollamada y le hizo saber el cariño que le tenemos en la familia, que la esperamos con los brazos abiertos para que nos visite”.
Gabriel Eligio admite que los García Márquez siempre supieron que la noticia de Indira en algún momento se iba a conocer. “Si se guardó cierta distancia fue por respeto a Mercedes, por petición de la familia y sobre todo de Indira y de Susana. Tratamos de que se mantuviera así por razones obvias, y para hacer que la niña pudiera crecer tranquila. Fue un deseo de su madre. Por eso no le pusieron el apellido García Márquez. Así pudo tranquila hacer su estudios, trabajar, seguir su vida ajena a la sombra o imagen que representaba Gabo.
La trama del secreto y la revelación
Cuando el domingo salió la nota en el diario de Cartagena, Gabriel Eligio consultó instrucciones con sus primos, hijos del escritor. “Ellos me dijeron ‘pues di lo que sabes’. Rodrigo me dijo: ¡ya se sabe, di lo que tengas que decir’. Antes no me habría atrevido a hacerlo”. En la entrevista telefónica con LA NACION, cuenta que aún no ha podido hablar con su Indira. “No quiero ahondar en algo que no sé cómo lo habrá tomado porque ha sido una sorpresa para todos. Sabíamos que el periodista Gustavo Tatis lo iba a revelar. Hace cuatro años tuvo contacto con el biógrafo Dasso Saldívar, fue al periódico El Universal y ahí lo vi. Él me preguntó por el tema y yo le pedí que callara, que no era momento de divulgarlo. Todos en la familia guardábamos distancia”, confirma.
En los últimos días, Gabriel Eligio Torres García tuvo sospechas de que pronto llegaría la hora, cuando el periodista le hizo “unas preguntas sueltas por WhatsApp”. Tatis Guerra venía preparando su nota, lo que no se sabía exactamente es cuándo la iba a publicar. Antes de que saliera, los hermanos de Indira -Rodrigo y Gonzalo García- “le habían propuesto que se lanzara, que ya era hora, que si quería decir quién era, pues que lo hiciera. Estaba en toda la libertad de hacerlo”. Y agrega Gabriel Eligio: “Pienso, hago conjeturas, y para ella tiene que haber sido una sorpresa muy grande. No creo que haya tenido la idea de hacerlo. Pero ya salió, ya se supo. Le mandé una nota el día de su cumpleaños, el mismo día que salió la nota, y le puse: ‘bienvenida a la familia’”.
El portavoz de la verdad del pasado
La noticia de la existencia de Indira, a ocho años de la muerte de García Márquez y dos del fallecimiento de su viuda, le da una nueva perspectiva a la tarea de Gabriel Eligio en torno al pasado familiar. Una tarea que cobró forma meses atrás, con la publicación de su libro La casa de los García Márquez, de publicación independiente, y para el que se encuentra trabajando en su edición en México y en España. Ironías del destino, el prólogo de ese volumen lo escribió el periodista Gustavo Tatis Guerra, quien destapó el gran secreto familiar, y el único al que la madre del escritor, Luisa Santiaga Márquez, abrió las puertas de su casa (“Gabo tenía avisada a la familia que se cuidara de la prensa”, confía su sobrino).
“Una de las metas de mi libro era aclarar esas cosas”, dice, aunque decidió omitir en el texto toda mención a la existencia de Indira. “Preferí mantenerme al margen”, aclara. Pero no descarta incluirla en futuras ediciones y correcciones. Mientras tanto ha decidido hablar, explica. “Voy a decir quién es, el aprecio que tenemos por ella y la comunicación que mantenemos. Si ahora doy declaraciones es porque una de mis tareas, dadas por las tías mayores, es contar la verdad de la familia”.
El secretismo que ordenó Gabo en torno a la existencia de Indira tuvo varias motivaciones, sigue Gabriel Eligio. Por un lado, fue un pedido expreso de Susana, madre de Indira, de que la niña no llevara el apellido de Gabo para que pudiera crecer, estudiar y trabajar “sin la sombra e imagen” del escritor, dice el sobrino del autor. También por respeto a Mercedes Barcha, esposa de García Márquez. Y un poco también por el “secretismo” propio que eligió el autor de Cien años de soledad durante toda su vida. “El adoraba a su hija, siempre estuvo pendiente de ella. Se veían. Mantuvo la relación muy secretamente. Estuvo al pendiente de ella hasta que su memoria se lo permitió. Lo que pasó entre Gabo y Mercedes, no lo sé. Nadie preguntaba ni hablaba del tema. Gabo era muy celoso de su vida secreta”, dice Gabriel Eligio.
Además, la palabra del director de Llévate mis amores
El entorno de Indira Cato también acuerda con su primo Gabriel Eligio en respetar el silencio de la hija del escritor. El cineasta Artur Gonzáléz Villaseñor, director de la película Llévate mis amores, producida por Indira Cato, llamó a “respetar su silencio y tranquilidad”.
“Me parece una noticia estupefacta y arcaica que, para la gente que se dedica especialmente a la cultura, no tiene trascendencia alguna. Ya aparecerá Indira, pero siempre a través de su trabajo, el cual brilla y crece con luz propia”, dijo a LA NACION.