En el último año del gobierno de Alberto Fernández, cayó la producción de libros y se redujeron las tiradas
Las autoridades de la Cámara Argentina del Libro dicen que los ejemplares no son caros y denuncian que el precio del papel duplicó la inflación; expectativas moderadas ante la inminente feria internacional, que comienza el jueves 25 en La Rural
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Según el informe anual de la Cámara Argentina del Libro (CAL), durante el último año del gobierno del Frente de Todos, en 2023, la producción de novedades registró una caída del 5% respecto de 2022 y las tiradas continuaron en la tendencia de achicarse: se redujeron, en promedio, a 1700 ejemplares. De los 34.002 títulos nuevos registradas, 24.690 fueron en papel y 9312 en digital. La caída en la producción fue mucho mayor: sobre el total de las 24.690 publicaciones impresas se declaró una tirada de 47.988.761 de ejemplares, lo que representa un descenso del 24% respecto del año anterior cuando se habían publicado 63 millones. Esto retrotrae las cifras de producción de libros a 2018.
Las cifras de producción de ejemplares de 2023 incluyen los trece millones de libros escolares que el gobierno de Alberto Fernández compró el año pasado (en 2022 se habían comprado once millones). Ayer, desde el Ministerio de Capital Humano, se informó que el Gobierno no compraría los catorce millones de ejemplares que estaban previstos para distribuir entre alumnos de escuelas públicas. Serán las provincias las encargadas de adquirirlos y luego pedir un “reembolso” a la Nación.
Las autoridades de la CAL atribuyen las caídas en producción y tiradas a la retracción o “falta de respuesta” del mercado. “Si bien la cantidad de novedades se mantuvo, es lógico que en un mercado retraído las tiradas se redujeran”, dice a LA NACION el presidente de la CAL, Juan Manuel Pampín. Hoy, la “tirada de moda” (la que más se repite) es de apenas mil ejemplares, lo que no permite cubrir un ejemplar por cada una de las más de mil librerías que hay en el país. Otros libros se imprimen “bajo demanda” (por ejemplo, cuando un autor extranjero de escaso impacto comercial visita el país).
Consultado sobre si esta retracción en las compras se debe al precio de los libros, Pampín señala que el precio del principal insumo, el papel, que representaba habitualmente el 30% del costo de producción, pasó a representar el 55% en años recientes. “Durante 2022-2023 el precio del papel duplicó la inflación de ese periodo -dice-. Eso produce un impacto en el precio de producción; si nosotros pensamos que una novedad de un grupo editorial grande puede rondar los $ 29.000 o $ 32.000, y la de una editorial más chica, entre $ 20.000 y $ 25.000, y lo comparamos con el precio de una camisa o un pantalón, no nos parece que el libro sea caro”.
Las publicaciones digitales, que son más económicas que las de papel, aumentaron respecto de los años previos: las versiones digitales de los libros en papel tuvieron un pico del 22%. Sin embargo, solo un 18% de los libros son “nativos digitales”, es decir, ediciones concebidas exclusivamente en formato digital.
La tirada promedio pasó de 2900 ejemplares en 2016 a 1700 en 2023. La mayoría de las novedades salieron al mercado con una tirada de apenas mil ejemplares. En 2023 el 40% de las novedades editadas por el SEC tuvo una tirada de apenas 600 ejemplares. La mayor parte de las editoriales comerciales está radicada en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires.
En promedio, los grandes grupos editoriales mantienen tiradas cercanas a los 3500 ejemplares y las editoriales medianas y chicas, 1300. Los grandes grupos editoriales -Penguin Random House, Planeta, Thomson Reuters y el grupo que nuclea a McMillan, Estrada y Puerto de Palos (que producen libros escolares)- concentran el 40% de los ejemplares producidos por el SEC. Pero el 75% de las novedades provienen de las editoriales chicas y medianas, y solo 25% de los grandes grupos editoriales, lo que indica que los “grandes grupos” son conservadores en materia de apuestas y prefieren que el test de aprobación de un autor o temática lo hagan las editoriales independientes.
Otra novedad del informe presentado días atrás -que fue preparado con la colaboración del Núcleo de Innovación Social del Colegio de Sociólogos y Sociólogas de la Provincia de Buenos Aires basándose en los registros de la Agencia Argentina de ISBN- es el aumento de las traducciones del japonés, que quedó tercero en la lista detrás del inglés y el francés, alcanzando un 6%. Este incremento se atribuye fundamentalmente al fenómeno del manga (que curiosamente no se refleja en las listas de best sellers).
La literatura infantil y juvenil es la temática más editada del SEC, con un 24% del total de publicaciones, seguida por ficción y temas afines (18%), derecho (11%), ciencias sociales (11%) y biografías y estudios literarios (9%). Con el 24% de las nuevas publicaciones, se expande el fenómeno de la autoedición a través de empresas que ofrecen servicios editoriales (caracterizado por tiradas reducidas). En 2023, dado que la Agencia Argentina de ISBN incorporó la posibilidad de registrar audiolibros, se hicieron 111 publicaciones en ese formato (63 del sector comercial).
Las exportaciones de libros siguen en caída desde 2020 y perdieron cuatro puntos respecto de 2022, pasando del 17,7 al 21,7. Las importaciones cayeron del 46,9 al 45,7. El saldo del comercio exterior sigue siendo negativo desde hace más de una década. Desde la CAL indicaron que el sector editorial argentino era poco competitivo por el “tamaño del mercado”. “Las editoriales españolas entienden el nuestro como segundo o tercer mercado, y envían rezagos de otras ediciones, hacen tiradas globales mucho más grandes, compran derechos de autor por región y pueden ofrecer mejores anticipos que una pyme argentina”, indica Pampín.
Acerca de las expectativas ante la 48.ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que abre al público el próximo 25, Pampín dice que las editoriales chicas y medianas (agrupadas en la CAL) están “obligadas a resistir y trabajar”. “Somos resilientes, y estamos todo el tiempo intentando crear una mejor Feria -responde-. Entendemos que la Feria no va a ser una isla dentro de lo que hoy es el mercado, pero para nosotros representa un punto de arranque en el año, para el que preparamos novedades y reimpresiones. La atención de los lectores y la prensa estará centrada en la Feria por tres semanas”.
El Gobierno confirmó que suspendería las compras de libros escolares. “Siempre funcionó como un dinamizador para el resto de la industria, al tener una venta importante en el Estado -dice Pampín-. Nosotros no estamos acostumbrados a especular sino a presentar más trabajos”. Desde la CAL comunicaron que las cámaras del sector no habían recibido comunicación alguna por parte de la Secretaría de Educación y entendían que la compra no estaba “caída” de forma oficial.
El diálogo con las autoridades nacionales, sin embargo, se mantiene. “A inicios de la gestión nos citaron de la Secretaría de Educación por el tema de la compra de textos que aún no se cerró, lamentablemente -concluye-. El gobierno anterior no llegó a terminar los pliegos y ahora no tenemos novedades. Lo único que nos dijeron fue ‘No hay plata’. En cuanto a Cancillería, que coordina el Programa Sur de apoyo a las traducciones, nos informaron que se redujo un 90%. Esperamos que esto mejore”.
El informe completo se puede consultar en este enlace.
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