En acción, aquí y ahora
Un artista describe sus impresiones como observador de la Performatón, el nuevo ciclo de verano que continuará hasta marzo en San Telmo con propuestas de varios invitados
Se acercan niños hasta donde usted está y le dicen cosas. Algunos con recelo, cual contactos de espionaje, otros sin disimulo hablan como si supieran quién es usted. En otro contexto, un hombre y una mujer, desnudos, se apoyan a la izquierda y a la derecha de una pequeña abertura a través de la cual se puede ingresar a la muestra. ¿Ya empezó la performance ?
El que se atrevió a confiar en los niños fue Tino Sehgal en el Guggenheim de Nueva York. La segunda pieza es un clásico de 1977 donde Marina Abramovic, una verdadera diva del género, da la bienvenida a un museo junto con su pareja. Estas dos obras inquietantes que ponen a la performance en el ojo de las tendencias mundiales sirven como introducción a un territorio nuevo.
De repente se escucha un disparo, o un fusible quemado. Algo imprevisto sucede miles de kilómetros al sur: en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires arranca el Performatón, un ciclo dedicado a la performance .
El que habla ahora en el edificio de San Telmo tiene un teclado con botones enormes y acciona notas embadurnadas con eco. Se amplifica en la sala la duda de un público curioso que permanece expectante. Lux Lindner, el elegante caballero, se dirige a la audiencia con un tono solemne aunque apresurado, rebosante de mucho dato sabihondo; se mira en un espejito de moto y se descubre un tanto ridículo. Detrás de él, un PowerPoint pasa imágenes; una de ellas corresponde a un Alberto Greco joven que se escabulle y nos desafía a seguirlo? ¿Hacia dónde vamos?
Irrumpe una mujer en la sala con un parlante atado a la cintura que amplifica su voz, aunque hay que estar cerca de ella y no fiarse de la amplificación, ya que la joya de una gran narradora es, siempre, su voz. En el relato se mezclan texturas, una larga lista de drogas legales antecede las similitudes que percibe la performer cuando mira TV por cable por la noche. Por ejemplo, Michael Douglas aparece en tres canales al mismo tiempo; Will Smith, en dos. Acto seguido, se pone a narrar la historia de un tal Covensky, un conocido couch , un motivador que organiza sesiones en una consultora top. Liv Schulman -nacida en París en 1985- logra sacar a la gente de sus opacas vidas, al mostrar cómo las majestuosas formas neoclásicas se encuentran sin saberlo debajo de capas y capas de tedio. Así, la performer lectora empuja las palabras fuera de su boca, habla mientras su personaje inspira a su equipo una relectura de la vida, donde el arte misteriosamente ha triunfado.
Cerraremos este tríptico de degustación con Diego Melero, sociólogo y artista. Aferrado a un escobillón discute -sin perder gracia- el atribulado presente. Un trabajador, un representante de su gremio se pregunta cuánto aumento corresponde reclamarle al patrón y, sin lograr poner el tema sobre la mesa, sumerge al público en un repaso histórico que va de la primera FORA hasta el luchador incansable Agustín Tosco o al fortalecimiento actual de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa. Un torrente de datos imposibles de asimilar a no ser por la calidez de sus gestos y por la sensación de que todo eso de verdad está pasando. En su mirada, la posibilidad de superar conflictos queda por fortuna en el espacio del entendimiento común y es así como sus performances vienen generando un bagaje efervescente. En 2012, Melero interpretó a un Sergio Massa que, corrido de los carriles estipulados por su partido, decidió de pronto acelerar por colectora.