Emmanuel Carrère, envuelto en una disputa con su exmujer por la novela Yoga
PARIS – Es el infaltable culebrón de las "rentrées" literarias en Francia. Esa vez se trata de la disputa que enfrenta a Emmanuel Carrère y a su exmujer, la periodista Hélène Devynck. ¿La causa? Yoga, el último libro del escritor, por el cual la madre de su hija lo acusa de violar un acuerdo judicial firmado en el momento del divorcio.
Es la historia de un libro sobre el yoga y la depresión. La meditación y el terrorismo. La aspiración a la unidad y el trastorno bipolar del autor, que lo llevó al hospital. El último libro de Carrère trata de temas que no parecen poder cohabitar y que, sin embargo, pueden hacerlo.
Best seller de la temporada literaria con 171.000 ejemplares vendidos hasta ahora, Yoga (editado por P.O.L. y que todavía no salió en Argentina) es también objeto de una virulenta batalla que ambos esposos se libran a través de los medios de comunicación. Devynck dio los detalles de esa disputa el viernes pasado en el sitio Vanity.fr. Ayer, Emmanuel Carrère le contestó mediante una tribuna en el periódico Libération.
La joven mujer reprocha a su exmarido haberla incluido en su última novela después de que aceptó firmar una cláusula "que lo obliga a obtener (su) consentimiento para utilizar(la) en su obra" en el contrato de divorcio establecido en marzo pasado.
"La aplicación de nuestro acuerdo fue ferozmente resistido por el autor", afirma Devynck en su alegato. "Mis ofrecimientos de diálogo fueron vanos. El editor no dudó en mentir, asegurándome que ni nuestra hija ni yo figurábamos en la versión definitiva —lo que es falso—, amenazando con hacerme un juicio si recurría a la justicia", agrega.
Para Devynck, mientras eran pareja, Carrère era libre de escribir sobre ella: "Emmanuel podía utilizar mis palabras, mis ideas, navegar en mis duelos, mis tristezas y mi sexualidad: todo formaba parte del amor". Pero el divorcio "cambió todo". Para ella, el autor habría seguido escribiendo sobre ella en secreto: "Mientras negociaba, me ocultaba que seguía haciendo mi retrato", deploró.
Hélène Devynck lamenta que Yoga se sirva de "una voluntaria ambigüedad en la frontera entre ficción y mentiras", y denuncia la hipocresía de su exmarido cuando escribe que "la literatura es el sitio donde uno no miente". El relato, "presentado como autobiográfico", sería "falso". El autor se permitiría violaciones a la verdad "en beneficio de su imagen". Por ejemplo, cuando escribe extensamente sobre dos meses pasados "entre jóvenes refugiados atrapados en la isla griega de Leros". Ese periodo, en realidad, habría durado escasos días.
Para Devynck, el escritor también hace una "descripción complaciente" de su bipolaridad. Los "desbordes de agresividad" y las "violencias de un ego despótico" fueron totalmente silenciados. Mediante el ardid, el autor habría introducido en su relato "elementos de ficción" destinados a "transformar una obligación jurídica en autoglorificación".
Emmanuel Carrère dio este viernes su versión a través de las páginas de Libération. Allí afirma haber respetado las exigencias de su ex mujer: "Fui mucho más lejos de lo que me había comprometido, pues no solo le mostré los pasajes que la concernían, sino la totalidad del libro. Ella lo pudo corregir no una, sino dos veces, subrayando con iluminador amarillo todos los párrafos que quería que cortara". Carrère agrega que Yoga no habla de la pareja sino de su depresión, aun cuando, por extensión, esta última estaba "parcialmente ligada a la crisis conyugal que concluyó en el divorcio".
Para el autor, evocar a Hélène Devynck en su libro también es una forma de agradecerle haber permanecido a su lado durante su internación en el hospital psiquiátrico parisino de Sainte-Anne. Y, porque las rescrituras que intentó para responder a las exigencias de su exmujer no lo satisfacían, escogió finalmente una elipsis: "Una mentira por omisión", anota en Libération.
En otras palabras, la doble ruptura amorosa, con su mujer y con su amante, que originó su hospitalización, está ausente de la narración. El texto pasa sin transición del fin del adulterio a la depresión de Carrère.
"Lo que queda en el libro es el rastro de esa desaparición. (…) Es, al fin de cuentas, la manera más justa de contar el duelo de un amor que creí que duraría para siempre", concluye.
Carrère explica ese "agujero negro" en un capítulo de Yoga titulado "el sitio donde uno no miente". Allí reafirma su credo: la literatura, al menos la que practica desde "El Adversario", es el lugar de la verdad. Se trata de "un imperativo absoluto", pero al que se vio obligado a renunciar en este último libro.
"Cada libro impone sus reglas, que uno no se fija de antemano sino que descubre a medida que avanza. No puedo decir de éste lo que pude decir con orgullo de los anteriores: "Todo es verdad". Escribiéndolo, debo desnaturalizarlo un poco, cambiar, eliminar, sobre todo eliminar. Porque puedo decir sobre mi lo que quiero, incluidas verdades poco gloriosas. Pero no sobre los demás", anota.
En todo caso, el escándalo jurídico, denunciado hace un tiempo por publicaciones especializadas, podría terminar descalificando a Carrère para el premio Goncourt. Yoga figura en la primera lista del premio literario más prestigioso de Francia. Si los jueces tuvieran en cuenta la denuncia de Hélène Devync, el libro podría verse en una delicada posición.
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