Emilio Komar
El fallecimiento
Falleció en San Isidro Emilio Komar, catedrático esloveno, un apasionado maestro de la filosofía, que enseñó en nuestro medio durante medio siglo.
En sus clases, Komar era mucho más que un docente de filosofía, y de por sí no era un repetidor de los textos de otros: era un hombre que pensaba y hacía pensar, que incitaba a reflexionar, que animaba a buscar la verdad, el bien, la belleza.
"Las lecciones de Komar jamás son aburridas: están llenas de entusiasmo, de alegría, de enojos, de ternura, de ironía, de buen humor y de oportunidad y de fulgurantes improperios", escribió el psiquiatra Carlos Velasco Suárez en el prólogo de "Orden y misterio", libro de Komar editado por Fundación Fraternitas (Rosario) y Emecé en 1996. En esos cursos, especialistas de varias disciplinas se unían con gente del común buscando recrearse en la sabiduría, a partir de la reflexión de ese viejo maestro. Porque Komar siempre sorprendía, enseñaba a vincular el pensamiento con la vida, las ideas con el corazón, apuntando a una ética de la persona.
Komar nació en Ljubljana, Eslovenia, en 1921. Estudió Derecho en esa ciudad y se doctoró en Turín en 1943. Al mismo tiempo, hacía estudios de filosofía. En 1948, llegó al país y trabajó en una fábrica de vidrios mientras completaba sus estudios para habilitarse como profesor de filosofía y pedagogía. Enseñó filosofía y lenguas clásicas en distintos institutos (Grafotécnico, de Cultura Hispánica, de Cultura Religiosa Superior) y filosofía para psiquiatras en la UBA. Fue profesor de Filosofía Moderna desde 1960 y de Etica desde 1971, hasta su retiro en 1998, en la Universidad Católica Argentina (UCA), donde fue decano de Filosofía en 1981 y 1982.
Con gran conocimiento de los clásicos, especialmente latinos, como Horacio y Cicerón; de la filosofía griega y la patrística, y con una visión amplia de los filósofos modernos, se centró en el realismo tomista, con aportes originales. En los años 50 introdujo en el país a pensadores católicos europeos, como Edith Stein, Romano Guardini, Josef Pieper y Etienne Gilson.
Casado, tenía seis hijos. Sus restos fueron cremados en Boulogne y serán inhumados en Eslovenia.