Elogio de la intersección
Plantó la bandera en la frontera entre arte y moda: Martín Churba convocó a Clorindo Testa para crear juntos una intalación en la vidriera de Tramando y una colección de 60 prendas únicas; ahora sueña con trabajar junto a León Ferrari y Luis Felipe Noé
Martín Churba se ríe mientras Clorindo Testa mira fijo a la cámara. "¿Y si lanzamos una línea de corbatas?", pregunta el diseñador a uno de los arquitectos y artistas más importantes de la Argentina, que acaba de enganchar al cuello de su camisa, para la foto, una tira de papel pintada por él mismo con marcadores de color.
Así como la formalidad no significa nada para este flamante equipo -Churba trata de "vos" a Testa, 47 años mayor, al que considera un maestro-, el trabajo es un juego que los dos se toman muy en serio. En apenas semanas, los dibujos que nacieron en un par de tiras de papel dieron origen a una instalación, exhibida en la vidriera de la Casa Matriz de Tramando, y a una colección de 60 prendas únicas, firmadas por ambos.
"Al principio estábamos pensando en un trabajo con cintas blancas y negras. Pero de repente Clorindo aparece con esto -dice Churba, y desenrolla las tiras de papel pintado- y nos invadió el color. No había vuelta atrás, fue magnífico."
"Las cosas que no estaban previstas son las más interesantes", opina el creador de la Biblioteca Nacional, que aún diseña obras monumentales con marcadores y planchas similares a las que usaba hace ochenta años, en una escuela Montessori. Llegó a las prensas de Tramando, que le permitieron dibujar con cintas sobre tela, después de entusiasmarse con una gigantografía de una obra suya realizada para la última edición de arteBA, donde fue homenajeado junto con Gyula Kosice y Enio Iommi.
"Cuando se amplía el dibujo te sorprendés -observa-, porque el trazo que antes era nítido se hace borroso, tiene unos contornos rarísimos."
"Cambio" es una palabra clave para estos dos creativos que se conocieron hace un año y no piensan, por ahora, compartir otro proyecto similar. "Estamos comprometidos con la producción; no tratamos de crear fórmulas. El disfrute está en descubrir y en ser redescubiertos", dice Churba, mientras relaciona la unión entre arte y moda con la teoría de conjuntos: dibuja dos círculos superpuestos en un papel y llena de puntos el espacio en común. "Esto es lo que hago todo el tiempo; las intersecciones me parecen fabulosas -explica-. Lo que sucede hoy es único, distinto de lo que podría suceder mañana si nos volvemos a juntar. Hay que celebrar esa diferencia."
Está demostrado. Hace años que Churba juega a cruzar los círculos, y siempre surge algo nuevo: a las vidreras de la casona de Rodríguez Peña intervenidas por artistas cada tres meses, desde 2005, sumó en septiembre último una colección completa diseñada con Pablo Reinoso. La espectacular presentación en el Palacio de Correos sentó las bases para la performance con la que dio a conocer la colección actual en Ciudad Cultural Konex. Ahora sueña con hacer proyectos junto a León Ferrari y Luis Felipe Noé.
La idea, insiste, es continuar un proceso creativo que nunca se detiene. Y que encuentra un símbolo en las cintas infinitas y las telas que parecen estar urdiendo algo, ahora mismo, en la vidriera de Tramando.
FICHA.