El último Sasturain antes de convertirse en funcionario: "El presupuesto de la Biblioteca Nacional apenas alcanza para pagar los sueldos"
BARCELONA.– Polifacético como pocos, Juan Sasturain tiene más caras que animales en la clasificación de cierta enciclopedia china que soñara Borges. Narrador de cuentos y novelista de género, profesor de literatura y director de la carrera de Letras en Rosario en su juventud, guionista de historietas, autor de la premiada saga Perramus junto a Alberto Breccia y responsable de la revista Fierro, periodista en distintos medios, analista de fútbol y director de un suplemento deportivo, conductor de populares programas de libros en la televisión y otras. La pregunta que surge es si la nueva cara que añade ahora, la de funcionario público y gestor cultural trassu nombramiento en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, eclipsará o relegará su faceta original de escritor.
"Espero que no. Quiero definirme como escritor o como lector que también escribe. Todo lo demás se dio por añadidura", dice Sasturain a LA NACION desde Barcelona, invitado al festival de género BCNegra, que en su edición 2020 bajo el lema "Ciudad escondida" cuenta también con las escritoras argentinas Mariana Enriquez y Dolores Reyes, junto a los internacionales Petros Márkaris, Dominique Manotti y Yasmina Khadra, cabezas de cartel. Sasturain participó ayer en una mesa junto al argentino Nicolás Ferraro y el colombiano Santiago Gamboa y aprovecha su estadía para presentar mañana en la librería Lata Peinada El último Hammett (Alfaguara/Editorial Navona), novela ganadora del prestigioso premio Dashiell Hammett en la pasada Semana Negra de Gijón.
Pero le guste o no esta es su postrera aparición pública como escritor a secas, antes de convertirse en director la Biblioteca Nacional, por designación del ministro Tristán Bauer, cuando asuma el cargo en los próximos días, y el último Sasturain lo reconoce. "Me da miedo postergar al escritor por falta de tiempo y energía porque lo que viene es muy complicado, pero, como diría el compañero Corleone, era una oferta que no podía rechazar", bromea. "Cuento con el aval mínimo, no tengo bastante currículum, pero las suficientes medallitas", añade el autor, convencido de que en su nombramiento pesó su "particular relación con los libros y la lectura". Y sigue: "Creo que fue determinante la idea de la literatura como un disfrute que puede ser accesible a las mayorías y no como una ciencia abstrusa".
Recibido con vítores en su primera visita a la Biblioteca, Sasturain cuenta que una vez conocido su nombramiento continuó yendo al edificio de la calle Agüero cada tarde, de manera extraoficial, hasta su vuelo a Barcelona, "para conversar con la gente". El escritor explica el consenso que genera entre los trabajadores y buena parte del sector cultural "por un rasgo más temperamental que ideológico: tiendo siempre a la convivencia, a escuchar y a llevarme bien con la gente". Sin embargo lo segundo también pesa, porque hay quien lo ve como el reverso de Alberto Manguel, pero el escritor desplaza esa oposición entre "la desdibujada gestión" de aquel y "la larga y saludable gestión de Horacio González, que marcó un antes y un después".
"La concepción que tuvo el macrismo del área cultural era negadora y desinteresada. Como un territorio ajeno que en el fondo no comprendía y por eso ninguneaba. Era una conducción empresarial, pero la cultura no es una cuenta de resultados y un país tampoco", zanja.
Lo cierto es que Sasturain aún no leyó el informe de gestión de la directora saliente Elsa Barber ni tomó contacto con ella, aunque recibió un correo de buenos deseos de la exfuncionaria y de Manguel también. Queda por definir quien será su vicedirector en la Biblioteca Nacional y muchos reclaman un perfil más técnico para el puesto, como el de Barber. "La decisión ya está tomada, será una mujer del ámbito de la bibliotecología, con muchos años de experiencia", anticipa Sasturain, que hará público el nombre a partir del 10 de febrero, con sus primeras medidas. Entre ellas avanza que "lo prioritario es reajustar el presupuesto, que apenas alcanza para pagar los sueldos".
"Lo primero es hacer que la Biblioteca funcione desde un punto de vista material, que funcionen los ascensores y la caldera, y recuperar las actividades culturales que están reducidas al mínimo", señala.
La otra medida que anunciará es sobre el Museo del Libro y de la Lengua, "prácticamente congelado en la anterior gestión", con la nueva dirección de María Moreno, nombramiento de Bauer casi simultáneo al suyo, "con el que estuve absolutamente de acuerdo", aclara. "Estamos recuperando el edificio adyacente de la calle Las Heras. Vamos a devolver el Museo al emplazamiento para el que fue concebido y donde se merece estar".
Una decisión de peso que también anticipa es "volver a poner en marcha la editorial de la Biblioteca, que tenía más de 400 títulos". "Fue la mejor editorial del estado durante décadas, sin competir con Eudeba [de la Universidad de Buenos Aires]. González hizo cosas extraordinaras, como la colección 'Los Raros' que era una verdadera maravilla", explica. Y avanza una política más: regresar a la Feria del Libro. "La Biblioteca Nacional había dejado de estar presente en la Feria los últimos años y eso es algo inconcebible".
Para todo ello, Sasturain cuenta con el apoyo de los funcionarios, dice, "amigos y compañeros muy valiosos y con mucha experiencia".
"Esperamos diferenciarnos en la gestión, no en la gente que la lleve a cabo, porque prácticamente los únicos nuevos en la Biblioteca seremos María y yo", añade.
Y de pasada el escritor también se refiere con diplomacia al silencio de Página/12, el diario en el que trabajó muchos años, que no dio noticia de su nombramiento. "Agradezco mucho el apoyo solidario de mis compañeros que lo denunciaron, pero no he querido entrar. La decisión del director del diario es un equívoco, fruto de un desencuentro político y cultural que tuvimos en los años 90 que, si quiere, algún día explicará. Y el resultado es un hecho de censura", señala.
Pero borrado o no su nombre de algún medio, lo que no quiere dejar de ser el nuevo director de la Biblioteca Nacional es escritor. En ese sentido vive un momento dulce con el reconocimiento de la ambiciosa y voluminosa El último Hammett. Una "novela erudita", reconoce, a medio camino entre el homenaje, la biografía y la ficción noir sobre los últimos años del clásico americano, derrotado por la persecución macartista y el bloqueo narrativo. La idea le venía de lejos, desde la lectura en 1984 del último texto inconcluso de Hammett, Tulip. "La escritura es tensión entre el deseo, la posibilidad y la duda. Y Hammett la había perdido, por eso Tulip es una reflexión sobre las motivaciones, cómo escribir y desde dónde", explica.
Y esa tensión es la que Sasturain promete no perder jamás, porque su faceta de escritor no acabará aquí. "Ya tengo una novela terminada, en primera persona, que es la envoltura de ésta. Es la historia ficcional de este manuscrito. Pero no sé cómo la voy a titular, si a la manera de Onetti o de Borges, como El improbable Pierce o Pierce el improbable", concluye el director de la Biblioteca Nacional, para quien "la literatura es, entre muchas cosas, una manera de leer".
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