El último adiós a María Kodama en Pilar y la “continuidad” del legado borgeano
Como era su voluntad, sólo unas treinta personas participaron de una sobria despedida a la escritora y albacea, que murió ayer a los 86 años; su abogado anticipó que una institución argentina compartiría el cuidado de la obra con una universidad japonesa y otra estadounidense
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Con una íntima y austera ceremonia que reunió al círculo de sus amigos más cercanos, los restos de María Kodama -que murió ayer a los 86 años- fueron inhumados en el cementerio parque Memorial de la localidad de Pilar en la soleada mañana de hoy. El carácter estrictamente privado de la celebración respetó la voluntad de la viuda de Jorge Luis Borges, de que el rito se cumpliera con naturalidad y modestia, lejos de los honores de los que siempre rehuyó.
Alrededor de una treintena de personas se congregaron en el funeral religioso que tuvo lugar en la capilla del Memorial. Luego acompañaron el cortejo fúnebre y, finalmente, después de pronunciar una plegaria en su recuerdo y encomendar su alma a Dios, los asistentes esparcieron pétalos de rosas sobre el féretro durante su descenso, mientras se escuchaban unas Invenciones de Bach interpretadas en la voz de un corno inglés y otras piezas en guitarra y oboe como el tema de La Misión de Ennio Morricone.
Asistieron al funeral la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, amiga de Kodama y admiradora de Borges; el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer; sus amigos, la abogada Claudia Farías Gómez, Laura Bertone, Horacio Marcó, María Adela Renard y Ana María Cabrera; el Embajador Max Gregorio-Cernadas y su esposa, la periodista Cecilia Scalisi; el director editorial del grupo Penguin Random House, Juan Ignacio Boido; el editor y director literario de Sudamericana, Roberto Montes; miembros de la Fundación Borges; la curadora del Museo Judío de Buenos Aires, Liliana Olmeda de Flugelman y el periodista Pablo De Vita entre otros allegados. Su amiga de la juventud, la escritora y poeta Alina Diaconú, no pudo asistir por la conmoción que le produjo la noticia, pero un puñado de pétalos fue esparcido en su nombre como último adiós.
Luego de despedir los restos de Kodama, el abogado de la escritora y viuda de Borges, Fernando Soto, anticipó que se ocuparían de la “continuidad” del legado borgeano, respetando las decisiones de Kodama. “María era muy discreta y vamos a mantener esa discreción para anunciar cómo continuaremos trabajando con el legado de Borges, no solo sus libros sino también la biblioteca y la Fundación [Internacional Jorge Luis Borges, que presidía Kodama]”, dijo Soto, y agregó que se pensaba en una “organización nueva”. Como Kodama no tiene herederos forzosos, circularon en el ambiente cultural varias conjeturas, entre otras, las anunciadas por Kodama a LA NACION en 2022, referidas a que dos universidades extranjeras administrarían la obra del escritor.
Soto adelantó que una institución de la Argentina compartiría el cuidado del legado con una universidad japonesa (“donde están los ancestros de María”, dijo) y otra estadounidense. Las escuetas declaraciones del actual presidente de la Fundación, el licenciado Fernando Flores Maio, también fueron en esa dirección, al anunciar que se informaría debidamente el destino del legado de Borges y Kodama. “Hoy lloramos a María, el entierro fue muy duro, despedimos a una amiga”, sostuvo Soto. La abogada y escritora Claudia Farías Gómez contó que la despedida había sido tal como su amiga lo había imaginado, “privada y tranquila”. Desde la Fundación se informó, además, que habían recibido cientos de “hermosos mensajes” de todas partes del país y del mundo para despedir con afecto a Kodama.
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