El sociólogo y editor Diego F. Barros es el nuevo director del Museo Histórico Sarmiento
Reemplaza a la museóloga Virginia González; en la institución, que preserva el archivo del autor de “Facundo” y fue sede del gobierno nacional a finales del siglo XIX, “confluyen varias capas significativas de nuestro pasado”
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El Museo Histórico Sarmiento, ubicado en el barrio de Belgrano, en Cuba 2079, tiene nuevo director: el sociólogo egresado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, docente y editor Diego Fernando Barros (Buenos Aires, 1964) que ocupa el cargo vacante desde que la museóloga Virginia González fuera designada directora del Museo Casa Rosada. Su designación se publicó este lunes en el Boletín Oficial.
Barros publica artículos sobre música clásica en el portal Infobae; sobre música, historia y mercado editorial en Perfil y sobre historia e historia de la edición en la revista Todo es Historia. Colabora como editor independiente y asesor en Santillana, Aique, AZ, Edelvives, Planeta y Aique, entre otros sellos que publican textos escolares y literatura infantil y juvenil. Su tesis de doctorado para la Universidad Nacional de San Martín aborda el universo de la divulgación científica.
Barros depende de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural, a cargo de la historiadora Liliana Barela, que a su vez depende de la Secretaría de Cultura, que coordina el empresario teatral Leonardo Cifelli. La Secretaría de Cultura forma parte del Ministerio de Capital Humano, a cargo de la licenciada en Ciencias para la Familia Sandra Pettovello.
“El de Barros nos pareció el mejor perfil -dice Barela a LA NACION-. Es una persona conocedora de Sarmiento, que viene del mundo de la docencia y de la historia; es el autor de los cuadernos didácticos de la revista Todo es Historia y, desde que trabaja en el museo, ha generado algunos cambios al conectarse más con las escuelas y hacer que las visitas escolares sean más productivas para docentes y estudiantes. Además, está trabajando en el nuevo guion del museo, que tiene uno de los mejores archivos de Sarmiento. Varias exposiciones del museo van a circular en 2025 por nuestros museos nacionales. La figura de Sarmiento, a la par que polémica, es infinita. Barros es conocedor del personaje histórico y, además, de cómo llegar al público, que es uno de nuestros grandes desafíos para seguir problematizando temas, haciendo docencia y ayudar en este momento crítico de la educación en todos los aspectos posibles con el plan nacional de alfabetización”.
“En el Museo Histórico Sarmiento confluyen varias capas significativas de nuestro pasado -dice el flamante director a LA NACION- Por un lado, todo el enorme y valioso material como objetos, cartas y desde ya sus libros, que el nieto de Sarmiento donó para crearlo, lo que se efectivizó finalmente en 1938. Pero también es custodio de buena parte del patrimonio de Nicolás Avellaneda donado por sus herederos ya que a este edificio, que en su momento era la Municipalidad de Belgrano, se trasladó en 1880 el gobierno nacional de entonces en plena revolución, y fue aquí donde se sancionó la ley que convirtió a Buenos Aires en capital de la República. Más tarde esa ley haría que Belgrano dejara de ser un pueblo para convertirse en un barrio, tan querido por cierto, de la ciudad. De allí que entonces el Museo reúna un conjunto de significativas identidades donde la figura de Sarmiento, el artífice de la educación argentina y uno de los más grandes escritores nacionales, ocupa el centro de la atención”.
Según anticipa, seguirá los lineamientos fijados por la Dirección de Museos y la Subsecretaría de Patrimonio. “La gestión apuntará a recuperar, en toda su enorme proyección y sin excluir la polémica y el debate que él mismo siempre promovió, la enorme trascendencia de Sarmiento, algo vapuleada en los últimos tiempos y de la que tanto tenemos que seguir aprendiendo los argentinos. Sepamos, con Borges, que ‘Sarmiento es el soñador sigue soñándonos’”.
“Me he encontrado con un equipo con mucho potencial y dispuesto a seguir queriendo a la institución como la quiere -revela Barros-. Es algo indispensable para el trabajo cotidiano en una institución de cultura. Tenemos mucho por hacer juntos por delante. Nuestra idea es imprimirle al Museo Histórico Sarmiento el mayor dinamismo posible, abriendo sus puertas a los públicos más variados posibles, con propuestas de los más diversos tipos, no olvidando la fuerza identitaria que lo define”.
¿Qué relación hay entre el trabajo editorial y la dirección de un museo? “Como editor desde hace tantos años y preocupado siempre por la divulgación, siento que este es un nuevo desafío en esa senda -concluye-. Gestionar proyectos editoriales y un museo, aun con sus diferencias, entre las que el cuidado del patrimonio nacional es una de las más importantes, son prácticas culturales análogas: ambas buscan hacer llegar su mensaje a los públicos mediante operaciones comunicativas lo más sólidas, potentes, ricas y también creativas y atractivas. Las editoriales y los museos nos debemos a los públicos. Y nuestra responsabilidad como gestores es que la gente al mismo tiempo, disfrute y crezca con nuestras propuestas”.