El silencio de la soledad
La escritora y periodista italiana Lorenza Foschini, muy conocida por los televidentes de la RAI, elige como tema de sus libros circunstancias y personajes novelescos, que investiga con rigor de detective británico y un estilo que delata a la muy buena traductora de Proust que es. Precisamente su libro de mayor éxito es El abrigo de Proust (Impedimenta), sobre la compleja relación que se había establecido tras la muerte del autor francés entre el coleccionista Jacques Guérin, el hermano de Marcel Proust, Robert, y Marthe, la esposa de éste.
Las indagaciones biográficas de Lorenza son, a la vez, ensayos históricos, políticos y psicológicos apasionantes. Su último libro es L’Attrito della vita (El desgaste de la vida) El subtítulo: “Indagación sobre Renato Caccioppoli matemático napolitano”. Éste fue uno de los grandes genios de las ciencias exactas de la primera mitad del siglo XX. Era rebelde, de espíritu anarquista y sufrió la persecución fascista. Se hizo popular en Nápoles por su conducta muy poco convencional en la calle y en las aulas universitarias donde tenía alumnos que lo veneraban. El director Mario Martone, en 1992, rodó una gran película, premiada en Venecia, sobre ese hombre singular: Muerte de un matemático napolitano. Las provocaciones antifascistas y antinazis de Cacciopoli, de temeraria comicidad, lo llevarían a ser encerrado en un manicomio. Lo liberaron, pero se suicidó años después de un disparo en la nuca.
"Era rebelde, de espíritu anarquista y sufrió la persecución fascista. Se hizo popular en Nápoles por su conducta muy poco convencional en la calle y en las aulas universitarias donde tenía alumnos que lo veneraban"
Lorenza, nacida en Nápoles, se interesó en Renato de un modo íntimo porque era un lejano pariente suyo. La madre de éste era Sofia Bakunin, hija reconocida del célebre intelectual y político anarquista Mijail Bakunin. Éste pasó una buena parte de su vida en Italia y en Suiza. Se casó con una joven muy hermosa, que tuvo dos hijas y un varón, pero ninguno de los tres era hijo del filósofo. El investigador Carmine Colella descubrió hace poco una carta de Mijail Bakunin a su amigo, el poeta Ugarov, donde le decía que su esposa, Antonia, se había enamorado en Ischia de un joven anarquista con el que tuvo sus hijos, Carluccio, Sofia y Maruschka, que Mijail reconoció para protegerlos. Por lo tanto, Renato Caccioppoli, hijo de Sofia y el destacado cirujano Giuseppe Caccioppoli (“Peppino”), no descendía de Bakunin.
El bisabuelo de Lorenza, Francesco, fue un astrónomo y murió joven. Su viuda quedó en la miseria, sin dinero, a cargo de cinco hijos. Confió en que su primo “Peppino” Cacciopoli se ocuparía de sostener a Lorenzo, el hijo mayor del fallecido astrónomo; antes de morir, Francesco le pidió a Peppino que le costeara la carrera de médico a Lorenzo. El tío Peppino aceptó. Se llevó al muchacho a su casa. Allí, había un niño muy curioso: Renato, el futuro genio. “Peppino” inscribió a su sobrino nieto en Medicina. Pero éste se desmayó en la clase de Anatomía en cuanto abrieron un cuerpo y se negó a seguir esa profesión. Peppino, indignado, lo echó. Con el tiempo, Lorenzo sería un ingeniero de éxito. Entre los Caccioppoli y los Foschini hubo un distanciamiento que, ahora, el libro de Lorenza mitigó.
La investigación de Foschini, fresco de una época y de una urbe, se ocupa de probar con documentos y testimonios cuáles de las leyendas urbanas sobre Caccioppoli son fantasías y cuáles son ciertas. Uno de los méritos de su biografía en estampas es la agudeza y vivacidad con que describe el espíritu rebelde, imaginativo, barroco de Nápoles, tan poco convencional como el del matemático. Sin embargo, lo más probable es que éste se haya suicidado en su ciudad-espejo porque, como muchos genios, no tenía interlocutores válidos. Vivía casi en clausura, atormentado por una soledad terrible que, en silencio, clamaba por compañía.