El siglo XIX inglés en una biografía
DISRAELI Por Jacques de Langlade (Javier Vergara)
P ERSONAJE de decisiva gravitación en la historia de Inglaterra, Disraeli merece ser considerado como el forjador del Commonwealth, o comunidad de naciones, dentro de la cual encumbró a la reina Victoria hasta el sitial de emperatriz de la India.
Condiciones morales e intelectuales de hombre de excepción hicieron del héroe de esta biografía un triunfador nato. Judío por sus orígenes, Disraeli se convirtió, apenas entrado en la adolescencia, al protestantismo. En este libro, que relata su trayectoria ascensional, se concilia la constancia de los hechos con la seducción de un estilo de gran ductilidad. El protagonista aparece aquí como uno de los estadistas de mayor brillo entre los que actuaron a mediados del siglo pasado. Entre sus mayores méritos se cuentan la entereza y maestría con que supo afrontar los problemas de la Europa en crisis de aquellos años.
Líder del Partido Conservador a lo largo de tres décadas y primer ministro de la reina Victoria en dos ocasiones, Disraeli contribuyó con el peso de su poderosa influencia a la adquisición del Canal de Suez y al apaciguamiento de un conflicto aún no del todo resuelto en nuestros días: el de los Balcanes. Napoleón III, Luis Felipe de Orleans y Bismarck figuraron entre sus interlocutores en el debate sobre temas de trascendencia internacional.
Antes que el francés Jacques de Langlade, otro escritor de su misma nacionalidad, André Maurois, se ocupó en un libro inolvidable del ilustre político inglés. Como su antecesor y compatriota, Langlade revela detalles y entretelones de la vida privada de su biografiado, una vida signada por el refinamiento y la pasión. Porque Disraeli cultivó, como pocos de sus contemporáneos, la elegancia de un dandismo que, junto con el ingenio natural y las dotes de novelista, le abrió la puerta de los salones aristocráticos.
Entre las notas de interés novelesco de una crónica verídica, debe señalarse la prolijidad con que Langlade va recogiendo pruebas del sentimiento de mutua atracción que fue uniendo a la reina con este dos veces jefe de su gabinete. Celebrado y envidiado por su buena fortuna de seductor de mujeres, admiradas por su belleza y encanto, Disraeli, dice el autor, nunca renunció sin embargo al "sueño de amor" que le inspiró la soberana, por la que llegaría a ser distinguido con el título de Lord Beaconsfield.
A poco de abandonar para siempre el despacho del número 10 de Downing Street, Disraeli se despide así en una carta: "Que la providencia proteja a Vuestra Majestad en este penoso momento... [Mi] consuelo será el recuerdo de Vuestra Majestad y de su gran bondad para conmigo". La amargura de la reina por el alejamiento de "Dizzy" perdurará en ella hasta el fin de su vida.
Más de un lector se sentirá inclinado a sacar conclusiones sobre el contraste entre el discreto romanticismo de este idilio, propio de una Inglaterra por entonces aferrada al recato puritano, y los episodios que últimamente han echado sombras sobre la imagen de la realeza de ese país. (368 páginas).
Martín Alberto Noel
(c)
La Nacion
Más leídas de Cultura
Fundación Gabo. Un libro de descarga gratuita rinde tributo a Martín Caparrós como maestro de cronistas
Grandes artistas. Julio Le Parc y otras nueve personalidades de la cultura argentina recibirán el Premio Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes
“Amor contrariado pero triunfante”. El Malba revela cómo era el “Netflix” de los años 50