El retablo del Pilar, de 1730, restaurado, fue habilitado ayer
Una fundación española pagó la obra
El retablo de la basílica del Pilar, en Recoleta, construido en 1730, lucía espléndido ayer cuando se lo habilitó tras un esmerado proceso de restauración que demandó cinco meses a un equipo de 14 profesionales.
Sus colores originales cuidadosamente recuperados y su dorado a la hoja resplandecían bajo las potentes luces de la antigua iglesia.
Monseñor Horacio Benites Astoul, obispo auxiliar de Buenos Aires, presidió una misa ante una feligresía alegre por la celebración, que colmó el templo a más no poder.
Adelante, a ambos costados del altar mayor, había dos paneles de claveles pintados: uno del celeste y blanco de la Argentina, el otro del rojo y gualda (amarillo) de la bandera de España.
Es que había muchos lazos entre ambos países en la fiesta de ayer. En primera fila estaba don Rafael del Pino y Moreno, un ingeniero español de caminos, canales y puentes, de 84 años, dueño de empresas constructoras de autopistas, ferrocarriles y aeropuertos. La fundación que lleva su nombre pagó toda la obra.
Del Pino es descendiente directo del virrey Joaquín del Pino y Rozas, cuya segunda esposa, Rafaela Vera y Mugica (nacida en Santa Fe en 1753 y fallecida en Buenos Aires en 1816), está enterrada en un altar lateral del Pilar.
Ayer, al terminar la misa, don Rafael descubrió en el atrio del templo un busto de la virreina criolla, donado por su fundación. Ella tenía una quinta donde hoy se halla el bar La Biela. En el acto se hizo presente el escultor, Santiago de Santiago, un renombrado artista de la península ibérica. También estuvo Luis Moreno, alcalde de Baena, un pueblo de la provincia de Córdoba, España, donde nació Joaquín del Pino y Rozas, que vino en 1800 a Buenos Aires y murió en esta ciudad cuando ejercía el cargo de virrey, en 1804.
La celebración
Al comenzar la misa, el académico de Bellas Artes Héctor Schenone comentó la relación de la Iglesia con el desarrollo artístico en distintas épocas. Destacó el trabajo realizado en el retablo de casi tres siglos por el equipo que dirigió la restauradora Teresa Gowland de Frías. Schenone es diácono permanente y, ataviado con un alba blanca cruzada por una estola verde, hizo la lectura del Evangelio.
El coro del Socorro, con la soprano Marta Granero, entonó con vigor varios cánticos religiosos.
En la homilía, Benites Astoul invitó a cada uno a dar un lugar al prójimo en su corazón. Y antes de que todos se dieran la paz pidió un minuto de silencio para que cada cual pensara con quién debería reconciliarse. Al final, el párroco, Rómulo Puiggari, agradeció a todos los que habían colaborado.
Hoy, alas 19, la Fundación Rafael del Pino presentará en el Museo Larreta, Juramento 2291, un libro sobre el fundador de Córdoba, escrito por Alejandro Moyano Aliaga.
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