El placer de contar
TODAS LAS MASCARAS Por Natalia Kohen (Temas)
JUAN JOSÉ SEBRELI, en el acto de presentación de este libro, destacó las correspondencias existentes entre los cuadros de la dibujante y pintora Natalia Kohen -una visión metafísica de los típicos patios porteños con baldosas ajedrezadas y macetones con helechos- y los cuentos que la escritora Natalia Kohen acaba de dar a conocer. Dualidad de disciplinas que no constituye una sorpresa, pues la reconocida artista plástica, discípula de la gran Aída Carballo y egresada, a la vez, de la Facultad de Filosofía y Letras, publicó anteriormente poemas y relatos ilustrados por ella misma.
No obstante, quienes por primera vez tomen contacto con su paralela vocación creadora se sentirán impresionados por la capacidad imaginativa, el manejo de los resortes subjetivos que determinan los rasgos de los personajes, y lo que para nosotros representa uno de sus mayores méritos y define su legitimidad como escritora: una prosa sobria, pulcra y equilibrada, perfectamente ajustada a la naturaleza de cada relato.
Natalia Kohen siente el placer de contar y lo hace con destreza y naturalidad (o aparente naturalidad). La acción de sus cuentos fluye, sin tropezar ni dejar cabos sueltos, hacia un desenlace que puede ser patético, como en el admirable "El sueño de la cautiva", pero que se resuelve, por lo general, en ironía sutil, suave humor o delicada melancolía ("Los amigos", "El gran sueño", "El mismo lugar", "Serafina").
Domina en estos cuentos un tono intimista, de música de cámara, que no excluye la frecuente irrupción de lo fantástico e inquietante ("La sombra", "Danilo o los peligros de la amistad", "La casa de al lado"). Hay también juegos con el tiempo ("El huésped", "Los placeres de la buena mesa"), relatos breves que se deslizan hacia lo poemático ("El prócer"), y otros conmovedoramente humanos ("Werónika, la masajista polaca" y "Pechito").
La imaginación de la autora se apoya siempre en la realidad, por eso los personajes son creíbles, aunque se muevan en una atmósfera misteriosa o extraña, y, muchas veces, lo que sugieren cobra más fuerza que lo que dicen. Como en su serie pictórica de los patios, lo cotidiano y lo onírico conviven armoniosamente en estos cuentos de Natalia Kohen. Además, campea en ellos un amor a la vida y una mirada comprensiva y piadosa que enaltece su calidad literaria. (240 páginas).
Antonio Requeni
(c)
La Nacion