El perfecto cuentista
CUENTOS COMPLETOS Por Horacio Quiroga (Seix Barral)
LAS recientes ediciones y lecturas críticas de la obra de Horacio Quiroga muestran la tendencia a incorporar, junto con los textos más conocidos del escritor, otros de carácter episódico, no publicados en libro. Este criterio, que anticipó Angel Rama en Obras inéditas y desconocidas de Horacio Quiroga, en 1967, y que siguieron Napoleón Baccino Ponce de León y Jorge Lafforgue en Todos los cuentos (1993), se continúa ahora en estos Cuentos completos, cuya edición estuvo a cargo de Carlos Dámaso Martínez. En ella no solo se registran los textos canónicos de Horacio Quiroga, aquellos que lo consagraron como "perfecto cuentista", sino diferentes narraciones publicadas en revistas y diarios entre 1899 y 1935.
Esta lectura en extensión, que comienza con la primera prosa modernista de Quiroga y se prolonga en períodos reconocibles (el de la influencia de Poe y el manejo del horro;, el de los cuentos de amor, de locura y de muerte; el de su experiencia misionera; el de su instrumentación de lo fantástico en relación con el cine) señala, a la vez, los distintos cruces que, a lo largo de los años, se produjeron entre esas maneras de observar el mundo y reinventarlo en la escritura.
La intención significativa de esta edición de Dámaso Martínez es la de registrar cronológicamente esos textos para dar al lector una idea aproximada "del proceso de construcción de una obra". De ese modo, el lector puede observar la evolución de Horacio Quiroga desde un dandismo erótico decimonónico, que mimetiza lecturas, temas y personajes decadentes y "fronterizos", hasta la construcción ficcional de su experiencia misionera, donde estos elementos se enriquecen con tipologías enfrentadas en lo social, que comparten un campo lingüístico de frontera. Allí, también, la figura de Horacio Quiroga se proyecta como personaje arquetípico de su peripecia personal.
A esa lectura se incorporan ahora las Cartas de un cazador, una serie de historias publicadas en la revista Billiken en 1924, que tienen un previsible aire de familia con los "cuentos de la selva para niños" de Horacio Quiroga. De los cuentos no publicados en libro y que consigna esta edición, hay uno ejemplar, "Los precursores", publicado en La Nación el 14 de abril de 1929, que entronca con la línea de rigor narrativo de "Los desterrados". Dámaso Martínez incorpora en esta edición cerca de ochenta narraciones no recopiladas en libros, las que funcionan como lectura auxiliar de la obra quiroguiana. En ella coexisten y se reiteran los abordajes de lo real y lo fantástico característicos de este autor, que transformó en literatura las extremas tensiones de una vida difícil, a la que puso fin hace sesenta años.
La obra trae un extenso y documentado estudio preliminar de Martínez, titulado "Horacio Quiroga: la permanente vigencia de un clásico". (Tomos I y II, 544 y 528 páginas, respectivamente).
Pedro Orgambide
(c)
La Nacion
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