El Papa defendió el celibato y pidió santidad a los futuros sacerdotes
Lo hizo al hablar ante jóvenes seminaristas; multitudinaria vigilia para la misa de cierre de su visita
MADRID.- Benedicto XVI pidió ayer a los futuros sacerdotes de España y el mundo que sean "santos" y que sólo tomen el sacramento del Orden Sagrado si están "firmemente persuadidos de que Dios les llama a ser sus ministros y "plenamente decididos a ejercerlo obedeciendo las disposiciones de la Iglesia".
La enérgica exhortación del Papa no fue el único aspecto destacado del tercer día de su visita a España: por la noche, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) vivió su punto culminante con una multitudinaria concentración de peregrinos que colmó el aeródromo de Cuatro Vientos, donde la concurrencia superó holgadamente el millón de personas.
Con una temperatura agobiante, que llegó a superar los 40ºC, el Pontífice inició su jornada con una misa en la Catedral de la Almudena ante 4500 seminaristas. En su homilía, señaló que el sacerdocio "requiere valentía y autenticidad" para enfrentar los retos que propone un entorno social que "pretende excluir a Dios" y dentro del cual "el poder, el tener o el placer son, a menudo, los principales criterios por los que se rige la existencia".
"Nosotros debemos ser santos para no crear una contradicción entre el signo que somos y la realidad que queremos significar", les dijo Josef Ratzinger a los seminaristas.
El Papa recordó la necesidad de respetar a ultranza y ante todos los desafíos los votos de celibato, obediencia, desprendimiento de los bienes materiales y austeridad. Sobre estos preceptos que "llevan a identificarse cada vez más con Cristo" y "duran toda la vida", el Pontífice reconoció la dureza de llevar adelante esa tarea. "Ya sabemos que nos sobrepasa y no lograremos cumplirla plenamente, pero, como dice San Pablo, corremos hacia la meta esperando alcanzarla", señaló.
Benedicto XVI hizo especial en la importancia de descubrir la verdadera vocación sacerdotal, una afirmación que la prensa española relacionó con los esfuerzos realizados por el Vaticano en los últimos años para mejorar el proceso de selección de los futuros sacerdotes, para que no se repitan los casos de abuso sexual en las filas de la Iglesia. Una iniciativa que coincide con la denuncia y la persecución judicial de todos los religiosos que pudieran estar vinculados con casos de pederastia.
"Abrid vuestra alma a la luz del Señor para ver si este camino, que requiere valentía y autenticidad, es el vuestro, avanzando hacia el sacerdocio solamente si estáis firmemente persuadidos de que Dios os llama a ser sus ministros, y plenamente decididos a ejercerlo obedeciendo a las disposiciones de la Iglesia", destacó.
Eutanasia y aborto
Por la tarde, el Pontífice visitó la fundación Instituto San José de Madrid, destinada a asistir a personas con discapacidades físicas y psíquicas, donde volvió a criticar la eutanasia y el aborto. Tras reivindicar la "dignidad de la vida humana" que, según declaró, "se pone en la actualidad demasiado en duda", Ratzinger se dirigió en duros términos a un mundo que acepta cada vez con mayor naturalidad la muerte impuesta a embriones y ancianos.
"Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana", afirmó.
Cerca de las 21, el Papa arribó al aeródromo de Cuatro Vientos, donde en una superficie equivalente a 48 canchas de fútbol lo esperaba una multitudinaria concentración de peregrinos para celebrar la Vigilia, a la espera de la misa que se oficiará hoy allí. El calor asfixiante hizo necesaria la activa intervención de los servicios de salud pública, que atendieron a 808 peregrinos con casos de lipotimia, contusiones y hasta fracturas.
Las lesiones fueron provocadas por la voladura de carpas (a pesar de la advertencia que se había formulado para que no se instalaran) a raíz del intenso temporal que se desató en las últimas horas del día.
El cambio climático, sin embargo, no hizo mermar el estoicismo de los fieles, que intentaron guarecerse de la lluvia como pudieron. En medio de la inusitada tormenta estival, el Papa les dijo a los presentes: "Me quedo aquí". Y luego les agradeció por la "resistencia" demostrada a pesar del aguacero.
"Vuestra fuerza es mayor que la lluvia", les dijo.