El otro yo del comisario Montalbano
El canal de cable Europa Europa emite la serie basada en las exitosas novelas de Andrea Camilleri. Cada episodio de dos horas presenta un caso de homicidio que debe resolver el protagonista, Salvo Montalbano, un policía más cálido y seductor que el original literario
En el primer capítulo de La danza de la gaviota, novela de Andrea Camilleri publicada en Italia en 2009, Salvo Montalbano discute con su novia. Las peleas entre el comisario y Livia no son una sorpresa para los lectores de la serie policial, ya que las idas y vueltas de esa eterna relación amorosa alimentan la trama de los veinte títulos protagonizados por el impetuoso siciliano. Pero hay algo que llama la atención: Montalbano hace una referencia, casi al pasar, al exitoso programa de la RAI basado en los libros de Camilleri. Se niega a acompañar a su mujer a recorrer los pueblos de Sicilia porque allí se filman las historias ambientadas en el imaginario pueblo de Vigatá. El personaje literario no quiere encontrarse con Luca Zingaretti, el actor que lo representa en la televisión.
La primera temporada de El comisario Montalbano, estrenada en Italia en 1999, comenzó a emitirse en la Argentina el mes pasado por el canal de cable Europa Europa. Con guión de Camilleri, Francesco Bruni y Salvatore De Mola, cada episodio desarrolla en alrededor de dos horas la trama de una novela de, aproximadamente, doscientas páginas. Dirigidos por Alberto Sironi, ya se han emitido El ladrón de meriendas, La voz del violín y El perro de terracota. Para el domingo 28, a las 22, está programado La forma del agua, título del primer libro de Montalbano. Mientras investiga la muerte, en apariencia natural, de un reconocido político, el comisario descubre oscuros secretos que involucran a funcionarios públicos e integrantes de la mafia.
Antes de dedicarse a la literatura, Camilleri hizo teatro y escribió guiones de televisión. En una entrevista publicada por adncultura en octubre de 2012, realizada en su departamento de Roma frente a las oficinas de la RAI, donde trabajó durante más de veinticinco años, el escritor dio su opinión sobre el personaje televisivo. Cuando Elisabetta Piqué, corresponsal de LA NACION en Italia , le preguntó por el actor elegido para el rol protagónico, respondió: "Zingaretti ha sido y es un óptimo intérprete de Montalbano, me gusta mucho, aunque no corresponde físicamente a mi personaje, para nada. De todos modos, eso no importa porque funciona".
En los libros, Montalbano tiene cerca de sesenta años, un humor de perros y es un apasionado de la buena comida. El comisario de la pantalla es un cincuentón atractivo, con actitud de galán de telenovela. Camilleri lo imaginó con abundante pelo y bigote; en la televisión, tiene la cabeza rapada. No se sabe si por coquetería o porque se quedó pelado.
Más allá de las variaciones físicas y emotivas del personaje, el traspaso de las historias de asesinatos e intrigas escritas por Camilleri al formato de unitario no decepciona. Al igual que en las novelas, cada emisión presenta un caso que Montalbano se empeña en resolver, con la ayuda de sus subalternos, mientras se encuentra (o desencuentra) con Livia. Filmado en escenarios naturales, el programa capturó el interés de los televidentes europeos a tal punto que existen blogs y sitios web no oficiales donde se puede bajar en forma gratuita e intercambiar opiniones con fanáticos de la serie.
En la Argentina, El comisario Montalbano seguirá hasta fines de noviembre. Los domingos de agosto se podrán ver La excursión a Tindari y El toque del artista, de la tercera temporada. En septiembre, El gato y el canario y El sentido del tacto. Las adaptaciones de La Nochebuena de Montalbano y El olor de la noche se emitirán en octubre y las de La paciencia de la araña y El juego de las tres cartas, en noviembre. Para el año próximo están previstos catorce episodios más, que completan las nueve temporadas originales.
Al igual que con la serie Wallander, basada en las novelas negras de Henning Mankell, no es necesario haber leído los libros para comprender la trama. Claro que los lectores tendrán la ventaja de comparar los personajes y podrán tomar partido por el Montalbano literario o su otro yo, más romántico y pelado.