El optimista video de Le Parc: alcohol, máscaras y arte en el confinamiento del maestro, de 91 años
Sumergidos en la preocupación que provocan los estragos de la pandemia del coronavirus en el mundo, Julito confinado, el video que compartió ayer en las redes Julio Le Parc, maestro del arte cinético y lumínico, fue como un respiro de aire fresco. Un chispazo de felicidad extraño e imprevisto.
En su casa en Cachan, en las afueras de París, Le Parc, a sus 91 años, hizo este video que hace honor a su máxima: "optimismo siempre". Su hijo Gabriel, que vive en una casa adelante de la suya, se ocupó de la realización técnica. Ajustaron detalles del montaje juntos. Luego el artista, artífice de la idea, eligió la música.
Le Parc vive solo hace 20 años. "Mi compañera, muy cariñosa, me trae comida dos o tres veces por semana. Ella tiene un permiso especial para venir desde París, donde tiene su departamento. A veces cocinamos acá", cuenta Le Parc a LA NACION, pasada la medianoche en Francia, después de cenar con ella un risotto a la tinta negra. "No pongas muchas cuestiones sentimentales, si no las novias de Buenos Aires se van a poner celosas", bromea.
Dueño de una energía envidiable, sin perder el sentido del humor que lo caracteriza, en el video a Le Parc se lo ve desde que se despierta, con antifaz y barbijo, hasta que termina el día. A ritmo vertiginoso, saluda por la ventana (sólo se ve la ciudad desierta), hace ejercicio, se higieniza. Como un acto reflejo, a cada rato se lava las manos con fruición o se echa un chorrito de alcohol en gel.
En su mega estudio, activa un mecanismo que permite ver uno de sus fabulosos móviles, como el que se presenta en la versión online de arteBA (en la galería Del Infinito). Risueño, el maestro del arte cinético usa un lienzo con una obra suya para cubrirse la boca. Además, tiene un barbijo con diseño Le Parc –¿quién no querría usar uno así?–. Después de preparar una suculenta comida, no olvida la higiene de la casa. Se asoma por la ventana: vuelve a saludar sin respuesta.
Tras trabajar con taladros y máquinas que cortan maderas, se ven algunas piezas lumínicas con movimiento: son hipnóticas, invitan a jugar. Con mecanismos muy simples, Le Parc crea obras con efectos deslumbrantes que incluyen al espectador. Desde que fundó el Grupo de Investigación de Arte Visual (GRAV) –y se propuso un acercamiento al público sin pasar por el filtro de la crítica–, sacó el arte de los museos y del cubo blanco. Creó espacios lumínicos-lúdicos singulares, donde es posible tener una intensa experiencia vital. Jean De Loisy –presidente del Palais de Tokio hasta 2018– señaló que el juego en su trabajo tiene un "sentido político: una obra no está lograda en el universo Le Parc sin una implicación política del cuerpo".
Le Parc le hizo frente a los golpes. Durante el Mayo Francés fue expulsado de Francia por hacer afiches para apoyar las reivindicaciones de los obreros de Renault: estuvo seis meses sin poder ver a su familia. Y tras rechazar por cuestiones ideológicas la invitación del Museo de Arte Moderno de París para hacer una exposición individual, soportó una cuarentena forzada que le impidió exponer en los principales museos de Francia por décadas. Ya sobre el final del video, el artista se anima a enfrentar la pesadilla del coronavirus. Es posible comprender la dimensión filosófica que entraña su máxima de toda la vida: solo hay que ver este video.
En 2019, Le Parc vino a nuestro país, acompañado por su pareja y sus hijos, para ocuparse de todos los detalles de sus muestras en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el CCK, en la Sala del Centro de Experimentación del Teatro Colón y, luego, para hacer un mapping en el Obelisco durante la Noche de los Museos. Yamil, uno de sus tres hijos que viene impulsando desde hace años su obra, fue el director artístico del homenaje.
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